CAPÍTULO 17.

14.3K 684 258
                                    

Capítulo 17.

Mi tumba.


KAELA.

Soy una maldita infiel.

—¿Que pasa, girasole? Te noto tensa ¿Necesitas hablar?—me dice Massimiliano mientras conduce mi auto de vuelta a casa.

Por suerte, desde la vez que discutimos, ya volvimos a la normalidad, volví a ser su Girasole.

—Hice algo malo—murmuro para él. 

—¿Qué tan malo?

No le respondo, en cambio, comienzo a recordar el momento de anoche y el beso de hoy. Comienzo a cuestionarme si realmente estoy loca, porque pienso que quiero revivir lo que ha pasado, y me quiero golpear por eso.

—¿Girasole...?

—Olvídalo—le digo, me pone mala cara y vuelve su vista hacia el camino.

Me mantengo en silencio mientras me dejo llevar por los ruidos nocturnos, miro hacia la ventanilla y me centro prácticamente en la nada.

Un rato después llegamos a la residencia. Cada quien se va a sus respectivos hogares, excepto la abuela, que se quedará con nosotros. Yo también estaré aquí, al menos hasta mañana. Cenamos todos en la mesa y luego cada uno se va a su cuarto. Yo uso el mío cada que me quedo.

Me acuesto en mi cama con la misma ropa con la que llegué y miro hacia el techo. Me siento extraña y no quiero sentirme así. En mi mente se repite una y otra vez el recuerdo de Friedrich dandome un oral y su sonrisa de suficiencia cuando acabé. 

O cuando me dijo que tengo los labios más excitantes que ha probado.

¿Qué me pasa?

¿Está mal querer repetir?

Me sobresaltó cuando escucho sonar mi teléfono. Estiro mi mano hacia la mesita de luz para agarrarlo. Miro la pantalla y ver el nombre que yace allí me paraliza por completo. 

Oh, no. Es Isaac.

—Hola, Isaac—contesto intentando mantener la calma.

—Hola, cariño, uh—sin poder evitarlo suelto un bostezo— ¿Te desperté?

—No, para nada. ¿Co-como estas?—mierda, estoy titubeando. 

—Yo me encuentro bien ¿y tú?

Bueno...

—Perfectamente.

Me quedo unos segundos en silencio y él también, siento como poco a poco la conversación se va tornando un tanto incómoda.

—Oye... tengo una sorpresa para ti—me dice tratando de aligerar la línea.

—¿Si? No... no deberías.

Lo escucho reír de fondo. Como si dijera la cosa más estúpida del mundo.

—Pero si ni siquiera sabes que tengo para ti, tranquila. Llegué a un arreglo con mi padre y mi madre, así que en un mes estaré allí y te daré mi sorpresa. 

Se me hiela todo el cuerpo ¿En un mes? Es poco tiempo y a la vez mucho. Demonios. No puedo verlo.

—Sé que la idea te va a gustar mucho—sigue—. Te extraño demasiado ¿Eres consciente de cuanto te amo?—me dice con ternura y su amor de siempre y yo no sé como sentirme.

—Yo igual...—le susurro.

—Kaela—su voz cambia drásticamente, lo cual me hace extraño—, ¿Por qué las palabras nunca salen primero de tu boca? Somos pareja desde hace tres años.

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now