CAPÍTULO 55.

7.7K 545 122
                                    


Capítulo 55.

Felicidad.


KAELA.

—¿Ahora vas a olvidar lo de la otra noche o debo ponerme de rodillas para que sepas que estoy realmente arrepentido de haber sido tan idiota?

Sopeso sus palabras.

—Uhmm, eso de arrodillarse no vendría nada mal.

Me mira con una ceja levantada y una sonrisa divertida en sus labios.

Para no romper el momento lo atraigo hacia mi y le doy un corto beso.

—De repente perdí la memoria— susurro contra sus labios.

—De todos modos...— envuelve sus brazos en mi cintura y me mira con... ¿ternura?—, quiero que tengas en cuenta de que jamás tendré problema de arrodillarme en el suelo para estar a tus pies, Kaela— dice y creo que la alegría de mi corazón no podría tener límites—. De hecho, creo que lo he estado todo este tiempo.

Este idiota tiene que dejar de decir cosas asi porque se me va a explotar el estúpido corazón.

Cuando me confesé con Friedrich, llegué a arrepentirme por el hecho de que creí que él no me correspondía. Me sentí estúpida y dolida. También podría llegar a tener un poco de culpa porque no esperé su respuesta. Cuando llegué a creer que él se iba y no tenía pensado decírmelo, lo único que quise fue correr.

¿Pero cómo podría culparme?

El maldito no sabe ni siquiera como expresarse así mismo.

¿Qué iba a pensar yo?

—Me alegro que ahora estemos en este punto.

—Yo también.

—Es un gran alivio, porque llegue a un punto en el que casi ni disfrutaba el sexo contigo porque solo podia pensar en todo lo que sentia por ti y me conformaba con rebajarnos a "solo sexo"

—¿Cómo es eso de que no disfrutabas? — Me mira horrorizado.

Me encojo de hombros.

—Una vez hasta fingí un orgasmo.

—¡¿Qué?!

—Pero no te sientas mal, eso fue hace dos meses antes de ir a terapia.

—Kaela— Me mira seriamente—, ya no sé si sentirme mal por ti o mal por mi. No cumplí mi maldito rol, se supone que ambos debemos disfrutar — suelta enojado consigo mismo.

—Eran consecuencias del estrés. De igual modo, disfrutaba esos momentos contigo, pero no disfrutaba el sexo en si.

—¿Por qué no me lo dijiste antes?

—En ese momento no lo creí importante— murmuro recordando las últimas semanas. Ahora puedo decir que estoy bien, pero de vez en cuando, tengo algunos pequeños bajones emocionales. Pero como dije antes, estoy aprendiendo a controlarlos. Ahora son solo recuerdos.

Friedrich me aprieta contra él comprendiendo mis palabras.

—De ahora en más, no te guardes nada de mi, quiero escuchar todo, Kaela.

Verdaderamente no me queda de otra, por lo que asiento.


***


Anoche descansamos a pesar de que aún me quedaban dos horas de cumpleaños. Sin embargo, esas horas sin dormir que pasé durante semanas, me están pasando factura. En las noches me duermo muy temprano y en las mañanas me despierto pasada de mi hora habitual. No me quejo. Amo dormir.

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now