CAPÍTULO 32.

8.6K 490 469
                                    

Capítulo 32.

Decepción.

KAELA.

A lo lejos algo suena, creo que es un pájaro, un perro o un gato, no lo sé y no me importa. No quiero abrir mis ojos, solo quiero seguir durmiendo hasta que este dolor de cabeza desaparezca.

Ese infernal sonido aún resuena por toda la habitación y ya comienza a irritarme. Mis alertas se disparan cuando se repite muchas veces la misma musiquita.

Intento estirarme en mi cama, hasta que me doy cuenta de que no estoy en ella, de hecho, ni siquiera es mi cama y creo que tampoco estoy en una.

Siento algo caliente que se encuentra pegado a mi espalda y una brisa tibia resopla sobre mi cuello.

Ese fastidioso sonido aún se oye a lo lejos y me obligo a abrir los ojos.

¿Dónde estoy y qué es ese olor?

Intento incorporarme, pero una mano aprieta mi estómago empujándome hacía atrás impidiendo que me levante. Veo a mi alrededor y siento que la luz me quema. Escucho un murmullo sobre mi oído y giro mi cabeza, el rostro adormilado de Friedrich se encuentra acurrucado en la curva de mi cuello.

Cuando la razón viene a mi, comprendo que me está abrazando y me impide levantarme. Ese sonido que se escucha a lo lejos es mi celular que no para de sonar. Debo levantarme y contestar.

-¿Friedrich?

No me contesta.

-Fried...

No me habla y el celular sigue sonando.

-¡Friedrich!

-¿Qué?- murmura con la voz ronca.

-El celular está sonando, debo atender.

Otra vez no contesta, lo único que hace es abrazarme más y eso provoca que contenga mi respiración por su contacto en mi estómago.

<<Ahora no tengo tiempo de disfrutar su tacto. Necesito levantarme>>

De mala gana agarro su mano y la quito de su lugar para poder librarme. Él se queja cuando siente que ya no estoy.

Miro a mi alrededor, sé que estamos en su departamento y el suelo está repleto de botellas.

¿Qué pasó anoche? Mi mente se encuentra muy nublada.

El celular sigue sonando y no logro encontrarlo.

-¿Qué buscas?- miro hacia Friedrich que se incorpora en el sofá pasándose las manos por el rostro.

-¡El celular!- espeto un poco alterada.

-Shhh, siento que la cabeza se me parte.

-Si, a mi igual- digo. Ya no siento mi cabeza. Ademas también, una gran molestia se sitúa sobre mis costillas -. ¿Qué me...?- pregunto observando donde siento dolor- ¡AAAAHHHHH! ¿QUÉ DEMONIOS ME HICE?

Mis ojos prácticamente se salen de sus órbitas cuando diviso la tinta que marca mi piel ¿En qué momento?

Comienzo a caminar por toda la sala mientras Friedrich observa fijamente como me estoy volviendo loca.

No, no, no, no.

Esto no puede ser real, NO.

No recuerdo absolutamente nada. Bueno, tengo pequeños recuerdos, pero no el momento en el que decidí tatuarme.

Friedrich se acerca a mí con el ceño fruncido y cierta preocupación.

-¡TENGO. UN. MALDITO. TATUAJE!

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now