CAPÍTULO 52.

6.8K 501 182
                                    


Capítulo 52.

Dueles, dueles, dueles.

FRIEDRICH.

—Friedrich, debes volver— escucho la voz de Arno del otro lado de la linea—. Con lo que pasó con El Sauce, estamos todos muy tensos. Necesitamos a nuestro jefe, y no quiero ser molesto, pero ¿pero no crees que ya has tenido suficientes vacaciones?

Sopeso la posibilidad.

Podría tener razón, no debería dejar en banda a la galería por tanto tiempo. Han pasado seis meses.

Pero aún no tengo ganas de volver.

Solo puedo pensar en Kaela, tengo cosas pendientes con ella, aunque ahora mismo me odia y no entiendo porque.

Bueno, quizás... Kaela ha mejorado mucho. Quizás pueda irme por algunas semanas y volver a visitarla. Puedo llamarla todos los días. Edik va a cuidarla.

Ella estará bien.

Y aún así no estoy listo para irme de Australia, además mi madre... Ella me invita todas las tardes a tomar el té.

—Voy a considerarlo— digo antes de colgar sin esperar una respuesta.

***

—Creo que tengo que volver a Alemania.

—¿Qué?

Edik me observa con una expresión en blanco.

—Arno me llamo, necesitan que vuelva a la galería.

—¿Y tú quieres volver?

Me encojo de hombros.

—Debería.

—¿Y cuándo tienes pensado volver?

—No lo tengo claro aún.

Él parece poco conforme con la respuesta.

—Minimo espera al cumpleaños de Kaela. No la dejaras antes. — Se cruza de brazos.

Kaela, maldita sea.

¿Qué hago?

—Mas te vale que no abras la boca— le digo duramente— . Aún no quiero que se entere.

—Bueno, apurate porque falta un día para su cumpleaños.


***


KAELA.

Friedrich me ha enviado cientos de mensajes durante toda la mañana.

El maldito tiene el tupé de no entender mi irracional molestia.

Dios mio.

Llamé a Antonia y le pedí un consejo. Lo único que dijo fue que sea sincera con él.

Así que creo que eso voy a hacer ahora.

Mierda, me siento en el instituto.

¿Es normal que me tiemblen las piernas?

Creo que voy a vomitar.

Cuando abre su puerta, su rostro se descompone un poco, lo cual me hace fruncir el ceño. Está sorprendido de que esté aquí. Sale del umbral para pararse justo frente a mi.

—¿Kaela?

—Hola.

—¿Dónde estabas?, ¿por qué me has ignorado toda la mañana?

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now