CAPÍTULO 43.

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Capítulo 43.

Me lo merezco.




KAELA.

Mark no tardo mucho tiempo en llegar a mi apartamento y llevarse a su primo. Friedrich iba a irse con él, pero no lo hizo hasta que Ludovica llegara a mi casa. No quería dejarme sola.

Yo solo quería que él esté a mi lado.

Pero solo se fue una vez que ella vino.

Han pasado algunas horas desde que lo hizo. Y nunca necesité tanto un abrazo suyo como lo hago ahora.

Soy patética.

Cuando Ludovica llegó no hable con ella, solo me seque las lagrimas y me fui a dar una larga y relajante ducha para borrar todo lo sucedido durante estos días.

Mientras lo hacía, desee que pudiera borrarme los pensamientos, pero fue imposible.

Que te toquen sin tu consentimiento no se lo merece nadie.

¿Pero sentir que tú tienes la culpa?

Es otro nivel.

"—¿Qué quiero?, lo mismo que le das a todos, lo mismo que le das a mi primo y al cornudo de tu novio."

"—No es obligar cuando la zorra lo quiere... Y a ti jodida zorra... no hace falta pedirte permiso para tomarte. Todas las que son como tú siempre quieren y están dispuestas a tomar todo."

¿Entonces me lo merezco por ser una puta?

Las palabras de él no dejan de repetirse en mi cabeza.

La insistencia del principio, las fotos, su manoseo. Todo se relaciona con el error de abrirme de piernas a otro hombre en más de una ocasión.

Y lo peor es que me enamore de ese hombre.

Y es irónico que yo espere que me ame cuando toda mi vida me mostré reacia al amor. Ni siquiera podía pronunciar la palabra "Te amo"

—Kaela, ¿cómo estás? No has hablado desde que llegué.

—No tengo mucho de que hablar. — Me encojo de hombros.

Me mira preocupada.

—¿Estás bien?

¿Lo estoy?

—Si— susurro.

No se lo traga, pero no me cuestiona.

—¿Él... él te...?

Niego rápidamente al comprender a que se refiere.

—No, solo me manoseo. Pero estoy bien.

Solo sentí náuseas al recordar sus manos en mi cuerpo y me duele la cabeza cuando repito esas palabras que usó conmigo.

Zorra.

Zorra.

Zorra.

Zorra.

Para lo único que sirvo es para follar, ¿no?, así es como nos llaman a quienes disfrutamos de nuestra sexualidad. Supongo que me convierto en una.

—Kaela...

—Estoy bien. — Sonrio— No te preocupes. ¿Qué quieres cenar?

Camino hacia el refrigerador y busco cualquier cosa que haya en él.

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now