CAPÍTULO 22.

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Capítulo 22.

Sobrevivir.


ISAAC.

Amor.

¿Qué significa realmente eso?

Yo siempre lo creí algo subjetivo, ya que cada persona tiene una versión distinta de lo que es aquel sentimiento, cada uno ama de forma diferente. Por naturaleza, nosotros tendemos a amar, pero muchos lo llegamos a confundir, porque no sabemos con exactitud qué es lo que realmente sentimos cuando lo hacemos, ya que no existe una definición exacta.

Un psicópata puede decir que te ama y solo está obsesionado. Un niño con problemas parentales cree amarte, pero solo desarrolló una dependencia hacia ti porque no tenía quien lo amara. 

Y luego está el villano que te ama y te odia en partes iguales.

Cada quien lo percibe a su modo y relata su sentir bajo sus propias experiencias. 

También se dice que al amor se lo puede considerar un valor ya que tiene clara la diferencia entre el bien y el mal.

Pero yo no creo en esa. Porque en el amor y el mal no existe un punto de diferencia, ya que ambos se pueden igualar. Es eso lo que te enseña este mundo, con esa lección te despides de este complejo terrenal. 

Porque quien quiere, puede dañar.

Llevo mi vista a la pequeña cosa que se encuentra sobre mi escritorio, causando que el interior de mi cabeza se convierta en un bucle infinito.

No hay vuelta atrás. Se aproximan días demasiado densos.

Italia se vuelve eterna cada que vengo. Los gritos y las súplicas se intensifican y el poder se avecina. Aqui la suspicacia y el deseo arrebatan todo lo demás. Pero el sentimiento de añoranza también se hace presente. Me acostumbre a vivir en Australia, a veces extraño lo que se encuentra allí.

Quiero eso a mi lado para toda la vida.

—Señor, Romanessi— aparece en mi campo de visión la ama de llaves—, su padre lo requiere en su despacho.

¿Otra vez?

Asiento y me levanto de mi silla. Mi vida es jodida desde que nací, incluso antes. Pero no me quejo, disfruto de las oportunidades. Entro al despacho de mi padre, quien se encuentra sentado bastante cómodo fumándose uno de sus recurrentes habanos.

—¿Novedades?—me pregunta soltando todo el humo producido por el habano.

Niego.

—Todo correcto—lo único que digo.

Supongamos, aunque no se me olvida que fui interrumpido a media llamada con mi novia.

—¿Te deshiciste de los Cortez?

Asiento.

—¿Sabías que los fujto la organización de trata andan merodeando por estos lados?— me mira con atención dándole otra calada a su habano—Descubrí algo curioso.

—¿Qué?

—Están detrás del mayor.

—Dalo por sentado que lo mataran— se incorpora de su asiento para levantarse e ir hacia la mesa de los licores que yace en una esquina.

A veces lo subestima mucho, pero para nuestra mala suerte, él está por encima de todos.

—No lo sé — rasco mi barbilla—, es inteligente, a estas alturas ya debe de saberlo.

—Al igual que el capo, supongo—inquiere.

El capo siempre se encuentra un paso adelante. Pero curiosamente en esta retrocedió un paso. 

—Si él lo supiera, estaría aquí.

Miro absorto a cualquier dirección, sopesando todas las posibilidades que existen de que ese sea el fin de eso y un comienzo de algo mejor. Imagino el largo futuro que me espera junto a lo más valioso que tengo en mi poder.

Eso valioso que debo cuidar con toda mi alma, ahuyentando todo aquello que se le acerque.

En poco tiempo tomaré la decisión que nos cambiará la vida, para bien, claramente. Las posibilidades de que esto falle serán nulas. Sólo espero que nada lo arruine.

—Buen punto, pero...— es interrumpido por la inesperada entrada de Dante, el mano derecha del capo, quien se encarga de todo cuando el capo no está. 

—Romanessi— se dirige a mi—, te esperan en el sótano.

Respiro hondo y miro a mi padre, quien me hace un gesto que logró entender bien. Voy hacia el sótano y encuentro a alguien que reconozco rápidamente atado en la pared con ambas manos apretadas entre sí con una soga. 

—Te estaba esperando—digo y saco mi arma del bolsillo y le disparo sin esperar su réplica. 

Armas, sangre, muertes, drogas, sustancias, alcohol, guerras, trampas, secretos, traiciones. 

Sobrevivir y triunfar.

En eso se basa nuestras vidas.

Esto nos espera en la meta final y el amor nos llevará a eso juntos hasta la eternidad, sin importar que.

Porque el amor también puede herir.

En este cuento no habrá un final feliz para todos, de hecho, el destino de cada uno de nosotros ya se encuentra escrito y marcado, forjado por las consecuencias de toda acción que cometamos en el presente y futuro, sea buena o mala, sea con o sin intención. Con fines perversos sucumbidos por el deseo y el placer de obtener poder.

Aquí ganará el que tenga que ganar y yo sé con certeza quienes serán. 

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now