EPÍLOGO 2.

7.8K 534 145
                                    


Epílogo 2.

Meses después.

FRIEDRICH.

Entrar al consultorio de mi madre de la mano de Kaela se volvió un hábito.

Desde aquella vez hace tres años, cada cierto tiempo la traigo con mi madre para hacer los estudios más pertinentes y confirmar que su organismo se encuentra totalmente sano. Más que nada cuando en algún momento del año pasa por alguna situación de estrés fuera de lo habitual.

O el estrés que yo le causo.

—¿Y ustedes dos qué hacen aquí?— nos pregunta mi madre con una ceja levantada.

—Friedrich me obligó a venir porque dice que me encuentra muy casada— Kaela es la primera en hablar.

Es verdad. La he encontrado mas cansada de lo habitual, me recordaba a la Kaela de hace unos años.

Mientras la escucho yo apoyo mi mano sobre el escritorio de mi madre y mi vista cae en el brillante anillo que se aloja en mi dedo anular.

Una calidez se asienta en mi pecho al recordar aquel fascinante día.

—¿Solo cansada?

—Si, bueno. Un poco cansada, malestares, algunas náuseas... ya sabes, similar a lo que me pasó hace un tiempo.

—Nosotros lo relacionamos con otro episodio de estrés— digo, aún observando mi mano— Con todo lo de la boda hace unos poco meses, su segunda carrera, yo...— admito medio sonriendo. La boda fue hace poco y Kaela pasó por un estrés horrible. Además de que como ya lo mencione, se recibió de su segunda carrera y fue bastante agobiante llegar hasta el final.

Miro a mi madre para ver si comprendió la insinuación pero esta se encuentra totalmente seria, lo cual me hace fruncir el ceño.

—Entiendo— es lo único que dice.

Miro a Kaela aún manteniendo mi ceño fruncido. Ella se encoge de hombros y se levanta para que mi madre proceda a hacer los estudios habituales.

Mi madre se va por un tiempo para llevar los análisis al laboratorio.

Mientras tanto me la paso observando a mi esposa que se encuentra más inquieta de lo normal.

—¿Qué sucede?

—Es que me parece ridículo, creo que estamos exagerando un poco.

—Sabes que no nos podemos confiar con todo el nivel de estrés que sufrió tu cuerpo estos últimos meses. — además de que Kaela quizás tiende a agobiarse mucho más que el resto.

—¡Pero ya me he hecho los análisis hace cuatro meses! No me gusta que molestemos a tu madre— se cruza de brazos como una niña pequeña.

Si, por lo general venimos cada seis meses, tanto para ella como para mí. Y a mi esposa le molesta que le pidamos el favor a mi madre cuando nos podríamos hacer atender como cualquier persona normal lo haría.

Pero ella ya sabe la respuesta.

Odio esperar y siempre llegamos tarde.

Así que desde que mi madre se recuperó por completo venimos a ella por cualquier tipo de atención médica. Obviamente no tiene problema porque soy su hijo y ella su nuera, así que jamás se va a quejar.

—Hey...— Busco la mano de Kaela, la misma en la que porta ese anillo que yo mismo puse en su dedo—, sabes que no es problema.

—Si, pero...

Es interrumpida cuando mi madre entra al consultorio con el informe en sus manos.

—Bueno...— dice desplegando las hojas para leer—. Afortunadamente esta todo en orden— sonríe y ambos suspiramos con alivio—. Pero... ¿No pensaron antes en hacer un test de embarazo para descartar cualquier cosa como la primera vez?— inquiere levantando una ceja con una pequeña sonrisa en sus labios.

Me encojo de hombros mientras siento que la mano de Kaela comenzó a tensarse un poco.

—No queríamos volver a pasar por eso otra vez. Era mejor descartarlo en un análisis de sangre.

—Además de que nos cuidamos muy bien— agrego.

—Bien quiere decir que ella toma pastillas mientras tú entras completamente libre sin ningún profiláctico de por medio.

Frunzo los labios.

—Si eso es lo que pensé— dice con una sonrisa divertida en su rostro—. Bueno, si bien no está teniendo niveles altos de estrés en su cuerpo... si hay algunos cambios químicos que están sucediendo alli adentro.

La mano de Kaela me aprieta con fuerza.

—Kaela, mi niña— la mira solo a ella sin quitar su sonrisa—. Estás embarazada.

Kaela gira bruscamente su cabeza para mirarme y yo hago lo mismo. Ella tiene los ojos llenos de lágrimas y una hermosa sonrisa en su rostro.

Yo por otro lado, la miro sin comprender con exactitud lo que acabo de escuchar.

Todo mi alrededor da vueltas y siento que un malestar se aloja justo en el centro de mi estómago.

Oh, no.

Que no sean ganas de vomitar.

Voy a... voy a ser padre.

Yo, Friedrich Schuhmacher el amargado y solitario pintor que odiaba el ambiente familiar, voy a convertirme en padre.

Siento que estoy en shock.

Kaela acerca su boca a la mia y comienza a besarme. Torpemente le devuelvo cada beso, sintiendo como envuelve sus brazos en mi cuerpo para abrazarme.

—Seremos padres— susurra.

—Seremos padres— repito como un robot.

Mierda.

Finalmente vamos a ser una familia completa.

Solo que.... un pequeño deja vu triste viene a mi cabeza.

Pequeño... ahora si se te dará la oportunidad y nadie lo impedirá. 

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now