CAPÍTULO 31.

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Capítulo 31.

¡Cumpleaños feliz!


FRIEDRICH.

-¿Qué vas a pedir, hijo?- escucho la voz de mi madre.

No me tomo la molestia de revisar el menú, simplemente pido lo primero que se me viene a la cabeza.

-Spaghetti con salsa boloñesa- le digo a la camarera que se paró justo frente a mi para anotar lo que ordene.

Una vez que todos hayamos ordenado nuestros respectivos platos, la camarera se retira. Yo me fundo en mi silencio interno bloqueando todo mi alrededor buscando un poco de tranquilidad en este establecimiento repleto de personas.

-Hijo, cariño- escucho otra vez a mi madre y rompo mi burbuja de tranquilidad para prestarle atención-. Sonríe un poco, es tu cumpleaños.

-Madre ¿Escuchas lo que estás pidiendo?- habla Mark-. Pedirle a Friedrich que sonría es como pretender que el calentamiento global se acabe si evitas tirar un papelito a la calle.

-Mark tiene razón- concuerda Edgard.

-De hecho, no...- intento decir, así es como justamente se empieza a cuidar el medio ambiente.

-O que la paz mundial se concrete por un tratado que no respetaran- agrega Ulrich.

Ruedo los ojos. Mi madre me obligó a venir a un restaurante con la familia y mis dos tíos para celebrar mi cumpleaños. Medio que no me negué mucho, porque es el primer cumpleaños que pasan conmigo después de tres años, así que me parecía justo aceptar, al menos por ella.

Solo que el único detalle es que no me gusta celebrarlo. Literalmente están festejando un año más desde el día que se trajeron a la vida en este maldito mundo tan atroz.

Si, muy negativo, lo sé.

También tengo entendido que Edik me invito a la noche a un bar y no sé bien porqué, pero acepte sin muchas vueltas

-¿Por qué no trajiste a tu novia, Mark?

-Sí, Mark ¿Por qué?- inquieren los gemelos al mismo tiempo.

Es espeluznante.

-Porque es un almuerzo familiar.

-¿Y qué? ¿Ella no es de la familia? Recuerdo que la trajiste para la cena de navidad sin problema alguno.

-Me hubiera gustado ver eso- comenta Gerard.

Mark suspira hondo y nos ignora.

En mi bolsillo siento la vibración de mi teléfono y de mala gana lo saco para leer el mensaje que me ha llegado. En la pantalla leo el nombre de quien me lo envió.

Rubia: Feliz cumpleaños, ten un bonito día <3

La verdad no me gusta que me feliciten ni que digan esas dos palabras. Pero en este momento no siento el típico fastidio que me da cuando alguien me desea un feliz cumpleaños.

Tecleo un gracias y antes de enviarlo, me detengo para ver una foto que me acaba de enviar. La abro. Es una selfie de su rostro y sus labios fruncidos tirando un beso.

Bajo la imagen, ella escribió "Te envió muchos besitos"

Parpadeo muchas veces.

Es muy hermosa, incluso en primer plano. Sus labios, su piel, sus ojos, sus lunares, absolutamente todo en ella desborda perfección.

-No. Puede. Ser- escucho a lo lejos.

-¿Qué?- levanto la cabeza confundido.

-Le sonreíste a la pantalla- dice mi madre asombrada.

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now