CAPÍTULO 42.

5.8K 426 76
                                    


Capítulo 42.

Morir no es el peor castigo.


FRIEDRICH.

Rojo, verde, azul, negro.

De todos esos colores veo.

Furia, náuseas, angustia y muerte.

Eso es lo que siento cada vez que recuerdo el rostro enrojecido de Kaela de tanto llorar. Ella no llora, nunca lo hace. Al menos hasta hoy.

Debí haber llegado antes, debí estar allí.

Tendría que haber supuesto que el pedazo de mierda que se encuentra amarrado en frente mío no me iba a hacer caso.

Imagino sus sucias manos por su cuerpo mientras ella grita con miedo y las lágrimas se deslizan por sus mejillas.

Gruño y me lanzo contra el cuerpo de Luca golpeándolo mientras me mira con esos ojos azules. Ni siquiera se mosquea.

—Friedrich...— Las manos de Mark se enredan en mis hombros deteniéndome, pero lucho contra su fuerza y sigo arremetiendo mis puños contra el rostro del Schuhmacher que recibe cada golpe—, detente.

No lo escucho.

—¡¿Te arrepientes?!— grito.

Sonríe macabramente mostrando su dentadura llena de sangre.

Tose un poco.

—De lo único de lo que me arrepiento es de no haber disfrutado un poco más de ese coño húmedo y listo para mi.

Me lanzo de nuevo hacia él golpeando una y otra vez su rostro.

—¡Friedrich!— Me separa con fuerza Mark— Aún no— susurra.

Mi pecho sube y baja violentamente mientras observo a Lucas intentando quedarse en la consciencia respira hondo unas cuantas veces.

Quiero matarlo.

—¿Tanto te preocupas por esa puta?— Escupe saliva y sangre.

Intenta librarse de los nudos de sus extremidades, pero no puede, sin embargo, no se rinde.

—¿Quién demonios me ató tan fuerte?

Ella. Esta tal cual como ella lo dejó cuando la encontré arrodillada sobre él. Sus nudos son perfectos, y me sorprende que hayan salido tan bien durante su ataque de desesperación. Mi belleza de ojos azules es fuerte.

—La que te rompió un jarrón en la cabeza.

—Maldita perra— susurra.

—Cuidado...— advierte Mark—, porque la próxima no lo voy a detener.

Suspira y fija su vista magullada en mi.

—¿En serio estas dispuesto a ensuciarte las manos por ella?

Si.

Con sangre, con pintura, con lo que sea.

—Ahora, Luca...— Camino por toda la oscura habitación, solo hay un pequeño foco que nos alumbra—, ¿qué pretendías al acercarte a ella cuando te advertí que no lo hicieras?

Se encoge de hombros.

—Quería probar del coño del que estás tan obsesionado.

Respiro hondo intentando controlarme.

1.

2.

3.

—¿Recuerdas lo que te dije si te acercabas a ella?, ¿eh?, ¿recuerdas cuando dije que te iba a matar si lo hacías?

El arte de la tentación [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora