CAPÍTULO 59.

5.4K 373 35
                                    


Capítulo 59.

Silencio...

KAELA.

—Nunca te había visto tan enamorada como lo estás ahora.

Expresa Ludovica, por fin a solas. Ya que Friedrich se ha ido con Edik a comprar algunas cosas.

—Hasta aceptaste mudarte con él cuando jamás lo habías hecho con Isaac.

Me mantengo observando a mi amiga, mientras la escucho parlotear sobre mi relación con Friedrich.

—Eres más risueña. — dice y suspira—. ¿Te hace feliz?

Inmediatamente sonrio sin siquiera pensar la respuesta.

—Más que eso— susurro, canalizando todo lo que me hace sentir—. Hasta nos imagino toda una vida juntos. — No dejo de sonreír— ¿Puedes creerlo? Ni siquiera con Isaac me había detenido a pensar en mi futuro de ese modo. Nunca pensé en querer algún día mi propia familia.

Esto era algo que me asustaba y sorprendía de maneras iguales. Lo hable con Antonia y le comente como Friedrich me hace sentir. Ella me dio el punto bueno por eso.

Siempre tuve miedo de arrastrar a un nuevo ser a este mundo tan atroz que persigue a mi familia. A parte de mis aspiraciones en cuanto a mi amor por el arte, cada vez que pensaba en mi futuro, este me parecía tan incierto. No tengo idea de que puede pasar conmigo o con mi hermano. Llegué a creer que sería un castigo condenar a una nueva vida a este mundo. Pero hoy estoy dispuesta a arriesgar todo.

—Amiga, me pone muy feliz verte feliz— dice con total sinceridad—. El que hayas podido dar vuelta la página y empezar de cero dejando atrás todo aquello que te lastimaba para volver a renacer— busca mi mano sobre la mesa y me la aprieta fuertemente—. Me llena el corazón saber que pudiste recuperarte durante todos estos meses. Es maravilloso tenerte de vuelta.

En cuanto a Friedrich que se ha vuelto meloso y más amargado en partes iguales y Ludovica que de repente suelta este breve discurso, creo que voy a llorar de tantas emociones.

—Te amo— le suelto con cariño. Ella sabe que la amo, sin embargo no soy de repetir esas palabras todo el tiempo, a no ser que sea alguien directo de mi familia, pero Ludovica merece que se lo recalque de vez en cuando.

Ella me sonríe

—Y yo a ti.

Me levanto de mi silla y salto sobre ella para abrazarla. Por un momento la tomo por sorpresa hasta que sale de su aturdimiento y me sigue el juego. Me siento en sus piernas y aprieto sus mejillas regordetas con brutalidad que la exagerada chilla pero no me aparta. Antes de todo y cuando éramos más jovenes, solíamos jugar de esta manera.

Ella devuelve el apretón un poco mas bruto que el mio.

—Auch... ¡Yo no te he apretado tan fuerte!

—Lo siento, es que tus mejillas están mas regordetas que antes, aprovecho toda la carne para apretar— dice, también aprieta una parte mis caderas—. Oye, no te olvides de nuestro pequeño viaje, eh— recuerda.

Con Lou había planeado un viaje al otro lado del país tanto para descansar, como para hacer algo relacionado a su familia y ex novio. No sé con detalles aun lo que debemos hacer, pero hace semanas me pidió que la acompañara. Obviamente acepté.

Cuando le comente sobre el viaje a Friedrich, él intento negarme a que vaya, no porque me lo prohíba, sino por el tema de la seguridad, pero logre convencerlo de que nada sucederá. Después se ofreció a ir conmigo, pero se lo impedi. Es una salida de chicas, así que le dije que llevaría a dos guardaespaldas. Ellos no estarán con nosotras, pero si nos observarán en todo momento.

El arte de la tentación [En edición]Where stories live. Discover now