CAPÍTULO 38.

6.1K 439 76
                                    


Capítulo 38.

El comienzo del caos.


FRIEDRICH.

Maldito mes movido.

Primero se va todo a la mierda entre la relación de Kaela y el princeso. Luego ese idiota aparece y lo golpeo hasta casi noquearlo. Después aparece el segundo idiota con el que comparto sangre —para mi desgracia— e instiga a Kaela cuando le pedí que se alejara de ella una vez.

Lo cual me recuerda que tengo que seguir buscándolo —porque desde hace dos días no lo encuentro— para confrontarlo por lo que pasó con Kaela.

Seguido, que ayer me encontré al princeso en mi galería como la última vez y nos golpeamos rememorando nuestro primer encuentro. Mentiría si dijera que debajo de este maquillaje blanco no se encuentra un hematoma a nivel de mi pómulo. Me enorgullece saber que él se llevó la peor parte. No es tan rudo como Kaela cree, sin embargo, no sentí correcto contárselo. Solo la va a angustiar más.

Y ahora, por último, escucho las palabras de Edik mientras me relata brevemente lo que oyó detrás de la puerta mientras Kaela y Erika estaban encerradas.

Maldita.

Tengo que cortar su rollo y deshacerme de ella cuanto antes.

Retrase su despido mucho más tiempo del que me gustaría. Pero estuve planeando meticulosamente como enfrentarme a ella con la cabeza fría.

Antes de comenzar con todo, fui en busca de Kaela. Pero no la encuentro por ninguna parte. No tengo idea si se está escondiendo o si ya se fue.

Mierda.

Quizás si le mando un mensaje... palmeo mis bolsillos en busca del aparato. Mi ceño se frunce cuando noto que no está en ninguno.

—¿Qué sucede?

—¿Has visto mi celular?

Edik niega y caminamos hacia la oficina. Suspiro cuando lo veo sobre el escritorio. Lo cual es extraño, porque no recuerdo haberlo dejado allí. Pero no le doy importancia, quizás fue cuando me enfrente con la bruja esa minutos antes de encontrarme a Kaela en el pasillo.

Ella creía que podía manipularme pidiéndome que le dé una oportunidad alejando a Kaela del camino.

La maldita sospecha y quiere endulzarme, ¿para qué? No sé. La pobre me subestima demasiado.

No podría culparla. Ni siquiera sabe quien era yo hace años atrás. No cuenta con todas mis habilidades. La pobre cree que solo soy un simple artista millonario que lo único que hace para entretenerse es jugar con pinceles.

Que equivocada esta...

Esas erradas palabras que le soltó a mi Kaela acaban de derramar mi puto vaso.

Respiro hondo y le escribo un mensaje a mi belleza de ojos azules. Necesito saber que esta bien.


¿Sigues aquí?


Kaela: No me sentía muy bien y tuve que irme.


Mis cejas bajan, quizás con un toque de desilusión.

Espero que ahora te encuentres bien. Si necesitas algo, solo llamame.

Cierro los ojos un momento y por mi mente corren imágenes de ella con ese sensual y caliente vestido. Aparecen en primer plano esas curvas cincelando sus costados y sus pechos grandes y firmes de los cuales me obsesioné desde la primera vez que los probé.

El arte de la tentación [En edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora