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Lauren

Despertar cuando escucho que mi celular no deja de sonar debajo de la almohada debería considerarse ilegal. Aún con los ojos cerrados, frunzo el ceño cuando además vibra e intentaría cubrirme porque las sábanas que están casi llegando a mis caderas y tengo frío, pero Camila está enredada en cada manta que tenemos y dudo que pueda quitárselas sin despertarla.

Mi notebook sigue encendido con la pantalla en negro por no terminar de ver una de las películas que insistí en ver antes de dormir, y aunque empujo con cuidado a Camila con mis piernas para pedirle que lo apague porque está sobre su lado de la cama y además me molesta que sea tan desordenada para dormir, lo único que recibo como respuesta son sus gruñidos que se mezclan con frases que no necesito entender para saber que me está mandando a la mierda por molestarla.

El celular sigue insistiendo y no me queda más opción que incorporarme, frotarme los párpados con las manos para abrir los ojos y buscarlo a ciegas mientras bostezo y empiezo a temblar de frío porque la calefacción se debió haber apagado en algún momento y las persianas siguen entreabiertas. Salgo de la cama para ir en puntillas hasta mi mochila y ponerme un suéter negro que traje pensando que saldría tarde de la biblioteca.

No alcanzo a contestar la llamada, y la verdad no sé a quién esperaba que estuviera llamándome cuando son casi las cuatro de la mañana, pero las tres llamadas perdidas que tengo son de Sophie.

Me acerco al celular para leer las notificaciones y no puedo ni desbloquearlo cuando me aparece una nueva llamada. Bostezo rápido antes de contestarle, esperando que esté bien y no haya tenido un problema con Dylan como los que solía tener cuando todavía estaban juntos-juntos, y en cuanto me llevo el celular a la oreja, Sophie susurra mi nombre.

— ¿Lauren? —Me siento en el suelo al oírla y por alguna razón, siento que debo susurrar también porque además la habitación está en silencio excepto por mí. Todavía me siento algo desorientada cuando escucho su voz y me cuesta mantener los ojos abiertos, pero me las arreglo para hablar.

—Hola, ¿qué pasó? —Le pregunto, buscando con la mirada el aire acondicionado para encenderlo—. Es... muy temprano. ¿Estás bien?

— ¿Muy temprano? —Repite mi pregunta—. Es... Depende de cómo lo veas, para mí es tarde. —Hace una pausa y resopla—. ¿Te desperté?  —Por su tono de voz noto que está nerviosa, pero no entiendo nada, así que sólo sigo frotándome los ojos para despertar.

Me llevo las piernas al pecho para entrar en calor cuando me doy cuenta que usar suéter es inútil, esta habitación parece un frigorífico. No sé cómo Camila puede dormir tan profundo si... Ah, no. Sí sé cómo. Robándose todas las mantas para ella sola.

—Um... Sí, en realidad sí. —Le respondo, aclarándome la garganta—. Son como las cuatro de la mañana, Sophie. Normalmente duermo a esta hora como toda persona normal. ¿Estás con Dylan?

—No —me dice, pero luego se corrige—. Es decir, sí. Estoy con él, pero ahora estoy encondida en el baño de su departamento.

— ¿Escondida por qué? —Frunzo el ceño y se me escapa una risa porque para empezar, no tenía idea de que iba a quedarse con él en estos días y por lo general confiesa haberse acostado con él después de una semana como mínimo, es primera vez que me llama si no es para desahogarse por alguna pelea... Oh, pero claro, quizás lo hicieron—. ¿Pasó algo? ¿Discutiste con él?

—No, no —me aclara y suspira—. O sea, no lo sé. Tal vez. Estábamos bien... Muy bien, de hecho, pero no planeábamos hacer nada, ¿sabes? Sólo vine a su departamento porque estaba aburrida en mi casa y una cosa llevó a la otra...

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora