14

13.9K 769 1.4K
                                    




Camila

Pasan varios segundos en los que Lauren no me responde, pero sé que me escucha. Y aún con la espalda apoyada en la puerta, cruza sus piernas mientras aparta la mirada hacia sus pies, esbozando una sonrisa débil porque aunque no lo admita pronto -o nunca-, le gusta tenerme aquí. Basta con sólo verla para saberlo.

Dejo mi chaqueta sobre el sofá y decido quedarme de pie, en silencio.

—Hoy sólo vamos a estudiar para tu examen, Camila. —Me dice por fin. Camina en mi dirección y aunque por un momento creo que se detendrá frente a mí, se quita los zapatos para subirse al sofá. Asiento con la cabeza cuando alza la cabeza para mirarme, esperando que continúe porque siento que todavía no termina—. Y sin las rondas de preguntas con vodka, entonces terminaremos antes y podrás volver temprano a tu casa. Porque sólo viniste a eso, ¿verdad?

—Claro que sólo vamos a estudiar —le respondo, como si fuera algo obvio—, ¿qué otras cosas pensaste que haríamos?

—No es lo que piense, sino lo que me das a entender —me aclara—, porque me da la sensación de que no eres tan valiente como para decírmelo directamente. Prefieres confundirme.

¿Me está acusando de no ser valiente? ¿A , que he dado todos los primeros pasos posibles?

—Creo he sido bastante directa y si viniera aquí para intentar algo contigo, te lo diría, así como estoy segura de que lo harías tú también.

—Dijiste que usaríamos mis manos —me recuerda en lugar de responderme—. Esa es una declaración bastante sugerente, Camila.

—Las manos tienen muchos usos, Lauren, no solamente para el sexo. ¿Te estabas imaginando que nos acostaríamos? —Me burlo de ella.

—Ay, ¡no estaba hablando de sexo! —Se apresura a responder, rodando sus ojos. Me lanza un cojín y por más que trate de esquivarlo, me golpea el estómago. Lo tomo y lo lanzo con más fuerza, aunque es más rápida y lo detiene con sus brazos—. La única que piensa siempre en sexo eres tú ¡y luego me culpas! —Exclama, haciendo que me detenga cuando voy a lanzárselo por segunda vez.

—Entonces ¿a qué te referías? ¿A cocinar? ¿A hacernos mascarillas o pintarnos las uñas?

—Sólo digo que lo que dijiste suena un poco... —Chasquea la lengua—. Bueno, ya sabes, como lo que haces cada vez que vienes a mi casa.

Finjo mirarla con expresión desentendida.

— ¿Y qué es lo que hago cuando vengo a tu casa, si se puede saber? —Sé que va a responderme y se podría decir que eso es lo que menos me molesta de ella, que nunca se guarda nada. Nunca se va con rodeos.

Lauren se lame los labios, distraída, y luego me mira.

—Provocarme. —Me dice.

Murmuro, pensativa, acercándome hasta el sofá.

— ¿Yo te provoco o a ti te provocan las cosas que hago?

— ¿Acaso hay alguna diferencia entra una cosa y la otra? —Me pregunta, enderezándose cuando me siento junto a ella. Asiento con la cabeza, quitándome un mechón de pelo de la cara antes de contestarle.

Me recuesto en el sofá y tras quitarme los zapatos igual que ella, apoyo mis pies en sus piernas.

—Si yo soy quien te provoca, entonces estás asumiendo que lo hago intencionalmente, aunque si tú eres la que se siente provocada al verme, no tengo mucho que hacer más que decirte que aprendas a vivir con eso porque no es mi culpa. —Le digo.

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora