20

13.4K 743 1.3K
                                    




Camila

Estaría mintiendo si dijera que no me gusta ver lo que provoco en los hombres cuando coqueteo. Me gusta esa sonrisa que ponen cuando entienden que no me avergüenza decir lo que quiero y cómo lo quiero.

Ahora mismo, me gusta que sea tan fácil convencer a un chico que ni siquiera conozco que lama mi cuello antes de beber su tequila. Muy apenas recuerdo su nombre. Creo que era Thomas, o... Empezaba con T. No me acuerdo y la verdad es que no importa. Lo único que interesa es el hecho de que está enviándome esa mirada, esa sonrisa, y sé sin necesidad de palabras que podría terminar en su cama si así yo lo quisiera.

Me gusta que ellos también provoquen cosas en mí y por eso soy muy selectiva cuando me decido por alguien. Y el hecho de que crean que no soy capaz, como Nicholas o Hook, aumenta mis ganas de sentirme desafiada al acercarme a alguien que creen fuera de mi alcance.

Me encanta sentirme atractiva.

No. Me encanta saber que soy atractiva tanto para mí como para los demás.

Pero más me gusta cómo Nicholas se lleva a Lauren cuando nota lo que estoy haciendo porque no soporta verme con otra persona. Y me gusta también que ella no pueda dejar de mirarme porque no lo hice pensando en ella directamente, sino en él, pero que su reacción confirme que está confundida conmigo me hace sentir como ganadora.

Ignoro el destello de celos que tengo cuando Lauren y Nicholas se toman de las manos y sonrío hacia ella una última vez antes de volver a poner mi atención en Theo. O Thomas. Como sea. Él está esperando que haga lo mismo en su cuello al entregarme el limón con el vaso de tequila, pero fingiendo ser demasiado lenta para entender sus indirectas, me llevo el limón a la boca y luego me disculpo con la mirada.

— ¿Era tu novio? —Me pregunta cuando termino de hacer una mueca por la sal. No soy fanática de este tipo de tragos y se me nota.

— ¿Quién? —Él parece ver que no entiendo su pregunta porque apoya uno de sus codos en la barra y enarca sus cejas.

—El tipo que estaba con la otra chica —me dice—. El que no dejaba de verte.

Ruedo los ojos.

—Ah. No, no lo era.

— ¿Pero lo conoces?

Suspiro aburrida.

— ¿Por qué?

—Porque se veía como si quisiera asesinarme por ponerte la mano encima.

Me río.

—Digamos que... Algo así —le digo, arreglándome el pelo para ahora sí verlo mejor. Es bastante guapo, y aunque los rubios no sean especialmente mi tipo, verme interesada es motivo suficiente para que Nicholas esté retorciéndose de celos como me gusta—. ¿Y tú? ¿Alguna novia que quiera asesinarme por dejar que me pusieras las manos encima?

— ¿Recién ahora me lo preguntas? —Se ríe.

—No te lo pregunto para saber si puedo tener algo contigo —le aclaro—, sino para saber si vales la pena o no después de dejar claras tus intenciones conmigo.

— ¿Mis intenciones? —Se pone un poco más serio sin perder el brillo divertido con el que me mira—. ¿No llevamos ni media hora hablando y ya sabes lo que quiero?

—No es muy difícil suponerlo, no vamos a hacernos los tontos —murmuro, ladeando la cabeza—. Si aceptaste tomarte un trago conmigo es porque llamé tu atención.

—Sí, pero-...

—Y que tu primer tema de conversación fuera la increíble fiesta que tendrás con tus amigos después del bar es porque te gustaría invitarme —continúo—. O al menos lo estás considerando según el interés que veas de mí hacia ti. Estás esperando por el momento en que puedas preguntármelo, ¿o me equivoco? —Pregunto con sarcasmo.

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora