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Lauren

—Ay, lo que me faltaba —dice Camila al ver a Josette en la puerta, rodando los ojos y dándose la vuelta para volver al sofá sin siquiera invitarla a pasar—. Hoy sí que estás solicitada, Lauren.

Suena fastidiada, pero en el fondo sé que lo disfruta cuando me mira con atención y yo la miro de vuelta como la estúpida que soy. Sé que no deben pasar más de diez segundos en los que Camila se voltea después de abrirle la puerta y quedamos de frente, pero es tiempo suficiente para que se me contraiga el estómago porque me siento... presionada. ¡Histérica!

Creo firmemente que nunca me acostumbré del todo a estar cerca de Camila, o más bien a sentir lo que siento cuando la tengo cerca, y ahora no es la excepción. Es decir, por supuesto que puedo convivir en la misma sala, pero cuando nos vemos es diferente. Todo se siente diferente.

Ya basta, Lauren. Basta, basta, basta. Han pasado años. No meses, años. Es hora de superarlo.

Parpadeo como si estuviera despertando del impacto de ver que Josette llegó en el peor momento posible y camino rápido hacia la puerta para ser yo quien la invite a entrar, aunque no soy la única que tiene la atención puesta en Camila porque Josette está con la mirada fija en ella cuando le da la espalda.

Sé además que la sola existencia de Camila la hace sentir insegura, y como alguien que ya estuvo en su posición muchas veces cuando siquiera escuchaba el nombre de Nicholas, no es mi intención que todo eso se intensifique. Lo que menos quiero es herir más a Josette.

— ¡Josette! Que... Que sorpresa. —Digo, confundida de verdad—. ¿Qué estás haciendo aquí? —Le pregunto, llamando su atención mientras me acomodo el pelo detrás de las orejas—. Tan temprano, quiero decir. ¿Pasó algo?

Bueno, no es la mejor forma de empezar una conversación que tiene como objetivo romper el hielo, pero algo es algo. No pienso exigirme mucho porque ahora que lo pienso, mi departamento siempre es el lugar donde queda en evidencia sobre lo fácil que es ponerme nerviosa. Ni siquiera puedo pensar en una buena excusa o en una manera de actuar con naturalidad con ella porque Camila está escuchándonos y siempre que que está viéndome se me olvida hasta cómo hablar.

— ¿Por qué te sorprende tanto? —Me responde Josette, frunciendo el ceño mientras se acomoda la mochila negra en su hombro izquierdo; está usando una camiseta amarillo pastel debajo de una jardinera azul oscuro que le llega más arriba de las rodillas, y ojalá su rostro fuera tan amable y alegre como lo es su forma de vestir—. Sabías que iba a venir, Lauren. Tú misma me dijiste que viniera a esta hora.

Oh, cierto. ¡Cierto!

Eso lo hace mil veces peor porque recuerdo que quiero terminar con ella. Me siento mala, muy mala.

—A las siete, según recuerdo. —Trato de ganar un poco de tiempo y no porque me esté arrepintiendo, sino porque no quiero tener esta conversación cuando es obvio que pensará que todo lo que voy a decirle es porque acabo de ver a Camila. Arghhh. No quiero complicar más las cosas, me estoy estresando. Josette es muy susceptible con todo ese tema, y el hecho de entenderla es lo que me lleva a ser muy clara con ella. No quiero que malinterprete nada y luego se sienta como yo me sentí.

—Ya son las siete, Lauren. —Miro el reloj a mis espaldas y en efecto, tiene razón.

—Oh, lo siento. ¡Lo siento! Se me pasó muy rápido el día y no... no te esperaba ahora. —murmuro, tratando de sonreír—. O sea, te esperaba pero pensé que era más temprano. —Sacudo la cabeza.

—Sí, veo que estás ocupada. —Susurra, sin mirarme sino que fijándose en Camila y Kat.

—Bueno, es que pasó una emergencia, y... —Me detengo cuando noto que enarca sus cejas—. Olvídalo, mejor después te explico.

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora