22

18.2K 792 2K
                                    




Lauren

Convencer a Camila de quedarse conmigo dentro del baño fue bastante fácil. Pero convencerla de que se quedara a dormir en mi departamento al recordarle que mi papá trabaja durante la noche fue todavía más fácil, lo que me tomó por sorpresa pero me gustó lo suficiente como para no hacer preguntas sobre lo extraño que sería tenerla durmiendo conmigo. En mi cama.

Tuve que decirle a Nicholas que no tenía ganas de seguir una fiesta a la que nunca estuve invitada en primer lugar, y si bien lo entendió sin siquiera poner mala cara, sí se puso serio cuando le pedí que nos juntáramos dentro de unos días a desayunar. Es claro que nadie desayuna en una cita, así que pienso que mi mensaje de querer hablar un par de cosas está tan claro como el hecho de que no quiero seguir viéndolo porque a pesar de que ir a su departamento me entusiasmaba, prefiero estar aquí. Con Camila.

Ahora mismo no estoy segura de cuánto tiempo hemos estado sin decir nada a oscuras en mi habitación, pero ya está poniéndome ansiosa sólo estar escuchando el sonido de su respiración. Miro el reloj que está en la pared cerca de mi armario y son casi las cuatro de la mañana, lo que al menos nos deja otras cinco horas antes de que amanezca y decida marcharse.

Camila mueve sus piernas en una clara señal de que continúa despierta y por más que no sepa muy bien lo que todo esto significa porque sigo un poco ebria, no voy a quejarme de no tener respuestas claras por ahora. No cuando me gusta mucho tenerla en mi habitación y conversar con ella.

Bueno, decir conversar es aventurarme demasiado porque no muestra señales de querer escucharme; de hecho, no parece querer hacer nada más que mantener los ojos cerrados, pero eso no impide que ceda a mi necesidad de hablar cuando estoy nerviosa e intente desesperadamente iniciar una conversación:

— ¿Te conté que cuando mi mamá supo que estaba embarazada de mí quería nombrarme Lucy?

Me remuevo sobre la cama para quitarme las sábanas de las piernas por el calor de mi habitación y mantengo mis manos debajo de mi mejilla cuando me coloco de costado, viéndola. Camila abre sólo uno de sus ojos para mirarme y después de haber estado en silencio durante más de media hora, se da por vencida.

—No —me responde en voz baja, sin girarse y con la atención puesta en la ventana a mis espaldas—. No lo sabía.

—Muy pocas personas lo saben.

— ¿Y harás que yo sea una de ellas?

—Sólo si quieres escuchar la historia —le digo. Ha estado un poco ausente desde que me escuchó confesar que le diría a Nicholas que no quería verlo más, y aunque en un comienzo pensé que era porque la estaba presionando a hacer lo mismo, a dejarlo atrás, me di cuenta que, en realidad, es porque dijo haber fumado un poco antes de besarnos. O al menos es lo que puedo suponer porque no ha querido hablar mucho desde entonces.

—Quiero —murmura, abriendo ambos ojos—. ¿Por qué ese nombre? —Se interesa en la conversación.

Es verdad que poca gente lo sabe porque los detalles que conozco de mi mamá los guardo como lo que son: Los únicos rastros que tengo de ella. Sobre todo si se trata de lo que planeaba al saber que estaba embarazada de mí.

—Porque le gustaban mucho las constelaciones y el espacio —le respondo.

— ¿Sí? —Se acomoda para escucharme mejor y es todo lo que necesito para seguir hablando.

—Sí. Tenía un telescopio que sigue en casa de mis abuelos y, según lo que me contaron, pasaba noches enteras en vela por descubrir sus propias constelaciones para que le pertenecieran. Nunca descubrió una para ella, lo que es obvio, pero había una que en particular era su favorita. Su nombre es Centauro y es una de las más brillantes de la Vía Láctea, ¿la conoces?

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora