3

16K 838 778
                                    


Camila

Me toma un par de segundos darme cuenta que de verdad decidió dejarme sola eligiendo a otra persona antes que a mí, y no tardo en correr fuera de la habitación para seguirlo por las escaleras mientras ignoro la sensación de malestar que todavía hay en mi garganta.

Nicholas no puede irse. Es lo único que tengo, lo único que quiero. Siento una descarga instantánea de adrenalina en el momento que lo escucho gritar nuevamente el nombre de Lauren y la sangre me recorre todo el cuerpo con violencia.

Empujo a un par de estudiantes antes de tomar el brazo de Nicholas, tirando de él con todas mis fuerzas para obligarlo a mirarme.

— ¡¿A dónde mierda crees que vas?! —Le grito, sintiéndome tan furiosa que podría arder en llamas. Nicholas me observa, inspirando profundamente y con la mandíbula apretada.

Solía atraerme la forma en que se enfurecía cada vez que lo hacía enloquecer, pero deja de parecer atractivo en el momento que me doy cuenta que está así por defenderla a ella, no por mí.

—A un lugar donde no pueda escucharte.

—No. —Niego con la cabeza, sin soltarlo—. ¡No puedes dejarme sola por irte detrás de otra!

—No te atrevas a gritarme...

— ¡Me atrevo! ¡Claro que me atrevo porque es la única forma de hacerte entender lo patético que estás siendo!

—Suéltame ahora mismo —me gruñe, apartando la vista hacia mis manos. Avanza un par de pasos con la clara intención de intimidarme, pero no pienso retroceder. Suspira otra vez, sacudiendo la cabeza—. Camila, no te lo voy a repetir. Suéltame antes de que me obligues a decir cosas que no quiero decir.

— ¿Cómo qué? —Espeto cuando me tiembla la barbilla—. ¿Vas a herirme diciendo que estás cansado de mí? ¿Que no soportas verme a pesar de que anoche estuviste en mi cama? —Le recuerdo.

Nicholas sostiene mis muñecas con fuerza para que deje de apretar mis manos alrededor de su brazo, y aunque no dice nada, obedezco al pensar que quizás sí pueda lograr que se quede conmigo. Sigo sintiéndome a la defensiva, como si en cualquier momento fuera a correr para mantenerme lejos, y trato de no ponerme a llorar cuando se me escapa un suspiro de tristeza.

—No vuelvas a tocarme así, ¿de acuerdo? —me dice en voz baja—. Si quiero caminar, entonces me dejas caminar. No soy tu juguete para que me obligues a estar donde no quiero.

Asiento con la cabeza.

—Está bien, no lo haré si dejas de huir de mí. Prométeme que te vas a quedar conmigo —bajo el tono de mi voz, acercándome para sostener su camiseta con mis manos. Esta vez no lo hago para impedir que se aleje, sino porque quiero que deje de estar tan tenso al tenerme cerca. Me pongo de puntillas para abrazarlo, aunque se resiste—. No voy a besarte, Nicholas. Sé que no estamos juntos y que... que no me debes nada. Sólo te estoy pidiendo que no me dejes sola.

—No es mi problema que no tengas a nadie que te acompañe, Camila.

Me muerdo la lengua para no insultarlo por la ventaja que está aprovechando tener al no ser quien está rogando porque sé que será peor. Aprieto mis labios al respirar.

—Lo sé, pero no quiero estar sola. No hoy. No me hagas sentir peor de lo que ya me siento. Por favor.

—Yo no te hago sentir nada —me discute, negando con la cabeza—. Todos esos celos son porque no aceptas que ya no estamos juntos y que puedo hablar con quien yo quiera. No te debo explicaciones de nada.

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora