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Lauren

— ¿Puedo saber dónde estás ahora?

Me volteo cuando escucho a Josette a mis espaldas, y aunque llevo varias horas viéndola después de que su cumpleaños comenzara en la casa de Aiden, sigue impresionándome lo diferente que se ve vestida de esa monja tan diabólica que todos reconocen menos yo. No soy muy aficionada a las películas de terror, por cierto, así que en realidad no le sorprende. Se tomó la molestia de enseñarme la fotografía de la película antes de que le preguntara.

— ¿Um? —Pregunto, parpadeando hacia ella—. ¿Dónde estoy de qué?

Josette se ríe y se pone a mi lado, sin dejar de mirarme.

—Quería saber en qué estabas pensando, o dónde estabas en tu cabeza. —murmura, apretando sus labios antes de seguir—. ¿Tenías algo que hacer y por eso luces como si tuvieras que salir corriendo?

—No —niego—. Estaba pensando en... Nada, supongo. Sólo miraba el bar. Pandora's es bastante colorido, ¿no crees? Como que nos vemos fuera de lugar con esta temática de Halloween.

—Mmm. —Asiente lentamente con la cabeza y aunque extraño que se vean sus pecas y su pelo color miel, también es bonita con la cara pálida y ese traje sacado de lo más profundo de la tienda de segunda mano en la que lo compró—. No has respondido mis mensajes desde que estuve en tu departamento. ¿Puedo saber por qué?

Me encojo de hombros y pretendo seguir mirando un punto inexistente en el bar, aunque reconozco la tensión que anticipa el tema al que intenta llegar. Josette nunca puede esconderme nada, no sólo porque es transparente hasta límites que a veces desearía no llegar para no saber cuándo estoy hiriéndola, pero también porque sabe cuánto odio que no me digan las cosas y lo respeta. Lo respeta tanto que me abruma porque es todo lo que siempre quise.

Es honesta, es frontal y no le gusta dejar las discusiones a medias. Odia no tener el panorama completo, no saber cada cosa que pienso y tener que asumirlas por su cuenta. Es muy parecida a mí en ese sentido, y en todos los que pueda imaginarme, pero nunca supe por qué jamás me sentí satisfecha con ella si viéndolo así, era todo lo que siempre estuve buscando.

—He estado muy ocupada —le digo con la verdad—. Tengo muchas cosas en la cabeza.

— ¿Qué cosas?

—Bueno... Felicity va mucho al departamento, así que estoy acostumbrándome a esta especie nueva de rutina que implementamos cada jueves y viernes que va a quedarse. Ella es muy amable, me gusta tenerla, pero es un cambio al fin y al cabo, y supongo que todos tenemos que acostumbrarnos. Mi papá también está muy tenso, ¿sabes? Es difícil para él dar este paso, sobre todo después de guardar algunas fotos de mi mamá en su habitación para no verlas en cada rincón de la casa. —Murmuro, mirándola también—. Y sigo estudiando.

—Ah, cierto. —Aparta la vista y enarca las cejas—. Cierto que todo lo solucionas encerrándote a estudiar. —Primero lo tomo como una broma porque mi mecanismo de defensa muchas veces es estresarme por la universidad hasta que mis otros problemas sean insignificantes en comparación, pero Josette se mantiene seria, así que la diversión no me dura tanto.

— ¿Qué?

—No respondes mis mensajes desde que estuve en tu departamento —repite.

—Lo sé. —Frunzo un poco el ceño y me volteo para mirarla con más atención—. Ya te escuché y no es primera vez que pasamos algunos días sin hablar. ¿Acaso estás molesta?

—No —responde—. Sólo me llama la atención que hayas dejado de responderme justo después de verla y quise hablar contigo al respecto, pero al otro día estuviste ocupada y tampoco contestaste mis llamadas. A eso me refiero.

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora