24

9.9K 585 393
                                    




Lauren

— ¿A dónde vas tan arreglada? —Mi papá cierra el libro que ha estado leyendo desde que llegó del trabajo esta mañana y se quita los anteojos para mirarme mejor, curioso—. Pensé que pediríamos pizza para la cena, pero veo que vas a salir.

Bajo la vista hacia mi ropa y sólo tengo unos jeans negros rasgados, una camiseta de una banda que jamás escuché en mi vida y una chaqueta de mezclilla que compré en una tienda de segunda mano. Me siento todo lo opuesto a arreglada.

— ¿Arreglada? —Frunzo el ceño—. Estoy igual que siempre.

Luzco como cualquier otro día porque como Camila ya se había ido de mi casa cuando desperté esta mañana, aproveché para llamar a Nicholas y preguntarle si podíamos vernos esta tarde.

Pensó que se trataba sobre el trabajo de ciencias que aún no presentamos y me sentí un poquito mal cuando hizo bromas al respecto sobre estudiar después de una fiesta, pero me mantuve firme en la decisión de terminar todo lo que tenemos antes de que avance porque si quiero hacer las cosas bien, tengo que ser clara con él.

Quizás no tanto para decirle las verdaderas razones de no querer seguir saliendo después de sólo dos citas, pero sí lo suficiente para que no malinterprete mi desinterés y piense que sólo estaba jugando con él. ¡O peor! Que lo tome como una prueba de fuego o algo así e insista en invitarme a salir cuando hablemos en la universidad.

No, no. Por más precipitado que pueda parecerle, tengo que hablar con él. Y tiene que ser hoy. Debió ser antes de besar a Camila y hacer lo que hicimos en el baño, pero bueno. Supongo que nunca es tarde.

Él se ríe.

—Estar igual que siempre significaría que estuvieras en pijama, desordenada y sucia.

— ¡Oye! ¿Cómo que sucia? —Lo miro enojada—. Soy limpia, jamás huelo mal.

—Eso no es verdad —me acusa—. Pero hablando en serio, ¿tendrás una cita y acabo de enterarme?

Me cruzo de brazos.

— ¿Por qué asumes que me arreglo sólo para una cita?

—Cierto, no dije nada. Eres una mujer empoderada que no necesita ningún hombre para arreglarse. —Levanta sus manos y vuelve a concentrarse en el libro, aunque lo conozco y sé que quiere saber a dónde planeo salir.

Ruedo los ojos.

—No se trata de eso —le digo, sentándome frente a él—. Es que no estoy arreglada, es sólo que estás tan acostumbrado a verme encerrada en mi habitación en camisetas grandes por tener que estudiar que te sorprende verme así. Fueron días oscuros que espero hayan terminado —dramatizo—. Por fin puedo vestirme como una persona normal.

—Pero no estás así vestida para quedarte en el departamento a comer pizza conmigo —me dice, volviendo a mirarme—. Siempre dices que te gusta estar cómoda en el departamento, lo que se resume a buzos que parecen de esos para dormir.

— ¿Cuál es tu punto? —Lo interrumpo cuando reconozco ese tono burlón.

—Que supongo que sí vas a salir.

—Sí, supones bien, pero no a una cita. —Vuelvo a reír—. Tengo que aclarar algunas cosas con un compañero de la universidad y como el otro día me invitó a su casa porque vive solo o... bueno, casi solo, lo llamé para...

— ¿Un compañero? —Eso llama su interés—. Oh... Haz silencio, escucha. ¿Qué es eso, Lauren? ¿Lo escuchas? ¿Son campanas de boda? —Entiendo lo que hace y lo empujo con suavidad para que se detenga. Imitarme es su nueva manera de hacerme entender lo irritante que soy cuando trato de animarlo a salir con sus amigas.

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora