62

9.5K 817 1K
                                    




— ¿Quieres hablar de tu mamá?

Dejo de ver los detalles de la mesa para alzar la vista y encontrarme con esa cara que justo cuando empieza a caerme bien, lo arruina. Frunzo un poco el ceño y aprieto los labios, aunque lejos de hacer que se arrepienta de preguntarme sobre mi mamá, ella coloca sus manos sobre la mesa, paciente. Termino rodando los ojos.

— ¿De quién? —Finjo no haberla escuchado mencionar a la peor persona que pisó la tierra.

—Me escuchaste, Camila.

—Sí, pero esperaba que te hubieras expresado mal. —Me cruzo de brazos—. ¿Por qué te pagaría para hablar de ella?

—Porque la última vez lo hicimos, y me quedé con la sensación de que te sirvió bastante. Tenías muchas cosas que decir para tan poco tiempo que duró la sesión, así que se me ocurrió, ¿no quieres que repasemos los puntos que mencionaste?

Resoplo, apartando la mirada de nuevo porque aunque ésta es mi décima sesión desde que empecé a venir a la psicóloga, comenzar siempre me cuesta. Ni siquiera recuerdo por qué terminamos hablando de ella, pero aunque creí que la persona más nombrada sería Nicholas, en realidad es mi mamá. No hay ninguna sesión en la que no la haya nombrado y en la que no haya terminado odiándola más que antes.

—No sé. —Murmuro, encogiéndome de hombros—. Sí tú quieres.

Bree me sonríe.

—No, aquí haremos lo que tú quieres. Si no quieres hablar, entonces podemos hacer otra cosa. ¿Cómo te has sentido estas dos semanas?

—Como la mierda. —Decido ser sincera, pero luego recuerdo que no es contexto para responderle de esa forma a alguien que intenta ayudarme y que ni es mi amiga, así que añado—. Disculpa, quise decir que me he sentido muy mal y que todo en mi vida está igual de horrible, igual que la última vez. Y la anterior a esa.

—Mmm. ¿Nada que destacar?

—Nada positivo, no.

—Entonces fuera de lo positivo, háblame de cosas que te ocurrieron, sin catalogarlas como buenas o malas. ¿Nada cambió desde que nos vimos?

—No mucho. —Aprieto mis labios y suspiro—. Sólo que el miércoles se cumplieron siete meses desde la última vez que hablé con Lauren. —Menciono, y de inmediato se me forma un nudo en la garganta—. Pero eso sí lo podemos catalogar como algo malo, así que no estoy segura de que responda tu pregunta.

—Ah, entiendo. —Se nota que a veces le incomoda poner las manos sobre la mesa porque hace semanas sugirió que habláramos frente a frente estando cada una en sofá diferente, pero yo me negué porque me siento mejor si hay algo entre nosotras—. Imagino que fue un día difícil para ti.

—Ojalá sólo fuera difícil —le digo—. Fue asqueroso. Horrible.

— ¿Y no hiciste algo para distraerte?

—Dijiste que distraerme era malo.

—No dije eso —niega con la cabeza—. Sólo te mencioné que a veces es mejor sentir las cosas, pero si fue tu manera de afrontarlo, es válido también. ¿Saliste a algún lugar?

Niego con la cabeza, aunque en realidad...

—No, no ese mismo día. —Respondo—. Pero al otro día sí, salí con alguien.

— ¿En serio?

No digo nada por unos segundos, pero creo que es un avance. Es decir, no me sentí lo suficientemente bien como para olvidar a Lauren y sentirme mejor, pero tampoco se sintió tan mal. Hasta podría decir que por esas horas dejé de sentirme tan miserable, aunque al día siguiente me sintiera tan culpable por lo que había hecho que por milésima vez tuve que apagar el teléfono para no llamarla.

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora