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Lauren

El reloj casi no avanza.

Aunque al mismo tiempo pareciera que entre más lo miro, más corre a toda velocidad.

Los días que siguen son como un sueño en el que veo constantemente lo mala que soy siguiendo mis propios consejos. O lo mala que fui, en realidad, porque creo estar aprendiendo. O al menos tener la intención. No estoy segura.

Porque a ver, ¿quién siempre decía que odiaba las mentiras? Yo.

¿Y quién insistía en hablar los problemas aunque fuera incómodo porque es la única manera de resolverlos? Exacto. Yo.

¿Pero quién no ha hecho nada de eso?

También yo.

Resoplo, apoyando mi barbilla en mi mano mientras aparto la vista. La idea de tener cosas pendientes con Camila nunca se me cruzó por la cabeza, no al menos como algo que necesitara resolver, y no lo pensé hasta esa noche en la que nos encontramos en Pandora's y mientras yo me giré para mirarla, ella entró al bar.

¿Por qué me giré para verla, en primer lugar? ¿Y por qué no lo hizo ella? Es decir, por supuesto que sé por qué no lo hizo, porque tal vez fui yo quien decidió dejarla e hizo su trabajo al superarme. Yo también la superé a ella, quiero aclarar, así que eso no es lo que me inquieta, sino... Necesito entender por qué yo me giré y ella no.

Pero la razón actual, si es que tiene sentido. ¿Quería que me viera? ¿O sólo lo hice para comprobar que se quedaría mirando el auto hasta que desapareciera?

Honestamente, no sé qué esperaba. No he querido hablarlo con nadie porque no quiero que se malinterprete y piensen que estoy celosa de que Camila esté bien y yo no. Porque no es el caso, lo juro. Estoy muy contenta de que esté tan... feliz y tranquila. Cuando pensé que ahora sí sonreía de verdad fue un pensamiento fugaz que me hizo estar orgullosa porque a pesar de que pensé que estando conmigo podría reparar todos los pedazos que habían roto, me doy cuenta que necesitaba estar sola. Necesitaba este tiempo... Sin mí.

Y está bien. Quiero decir, está más que bien. El resentimiento que guardé por meses hacia Camila jamás se convirtió en ganas de que continuara estancada en lo que la hizo volver a Nicholas para empezar, porque puede que en ese momento, hace tres años atrás, no pudiera entenderlo, pero ahora sí. Ahora entiendo que aunque nada justifica haberme mentido, comprendo por qué hizo lo que hizo, y que no tenía nada que ver con lo que sentía por mí.

Pero también hay algo más, y es que todas estas noches me he dado cuenta que la principal razón de no hablarlo con nadie no significa que me haya negado a enfrentar un corazón roto como todos piensan, sino que siempre fui una persona que necesitaba respuestas. Que necesita entender todo, y la única persona que podía darme respuestas... Era ella.

No quise hablarlo con nadie porque nadie era Camila, y eso me llevaba a sobrepensar demasiado en que conversarlo con mis amigas no serviría de nada. Ahora me doy cuenta que pudo haber ayudado, al menos un poco, porque una interacción que podría ser tan simple como vernos en un bar terminaron aquí, conmigo pensando que Camila no se dio vuelta porque a diferencia de mí, ella encontró esas respuestas en otra parte.

Sobrepensar. Sobrepensar.

No sé si esa palabra existe, pero es justo lo que hago desde siempre. Desde que tengo memoria.

Un rollo de papel me cae en la cara y levanto la vista cuando me encuentro con Sophie y Mason.

— ¿Cuál era la posibilidad de que uno de tus amigos empezara a coquetear con la mejor amiga de tu ex? —Me pregunta Sophie, ajustándose su bolso de cuero blanco mientras mira mal a Mason—. Ninguna, porque existen códigos que lo prohíben. —Enfatiza, cruzándose de brazos.

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora