1

47K 1.1K 2.1K
                                    


Lauren

Paciencia, paciencia.

Ya las vas a encontrar, sólo camina.

Aunque no creo que sea cierto cuando llevo más de una hora deambulando en una casa que no conozco y con la sensación de que no encontraré a nadie con quien entretenerme el resto de la noche porque dudo que haya alguien que comparta mi sentido de la entretención en este lugar.

Entre más me muevo, más me siento como la persona más insignificante, desapercibida y ridícula. Es como si hubiera una enorme esfera invisible a mí alrededor que impide que las demás personas me vean excepto si es para pedirme, o más bien gritarme, que me mueva para subir las escaleras.

Ni siquiera he podido encontrar el baño para cepillarme los dientes y ya me siento asquerosa. El sabor a alcohol que tengo en la boca me está dando ganas de vomitar y estoy odiándome por ser tan fácil de convencer cuando nunca tuve tan pocas ganas de salir como hoy. Soy tan estúpida que desearía golpearme porque podría estar en cualquier otro lugar menos en esta estúpida fiesta. Hace más de una hora que ya casi no siento los labios al hablar y mi cuerpo se siente más pesado y lento al caminar.

Me llega un olor a marihuana desde una de las habitaciones, honestamente he estado sintiéndolo desde que llegamos y dudo que toda mi ropa no está impregnada después de que mis amigas insistieran en fumar en la calle antes de entrar. Entro a la habitación para comprobar que Sophie no está metiéndose en problemas como la última vez, aunque mentalmente estoy rezando para encontrarla y marchame, pero de nuevo, no tengo suerte.

Lo único que veo al entrar es a tres chicas sobre una cama jugando cartas con dos chicos que me sonríen al verme. Tienen la amabilidad de invitarme a la próxima partida, pero niego rápidamente con la cabeza y vuelvo a salir.

El aire me asfixia, pero ya no es por el humo sino porque hace mucho calor aquí. Bebo de mi cerveza y me limpio el sudor de la frente antes de comprobar que no tengo ninguna llamada perdida. Las notificaciones están vacías y me queda poca batería. Genial.

Vuelvo a llamar a Sophie. Y no sólo a ella sino también a Audrey para aumentar mis probabilidades de que alguna me responda... Olvídenlo. Ninguna de las dos lo hace y comienzo a sentirme impaciente porque estoy aburrida, ebria y perdida.

La música está fuerte, aumenta cuando cierro mis ojos y apoyo mi espalda en la pared. Son las tres de la mañana y quiero irme, pero sé que no puedo dejarlas solas. Por más que no parezcan entusiasmadas en encontrarme, hemos llegado las tres juntas y no me iré a ninguna parte sin saber que se encuentran bien. Suspiro.

— ¡Lauren, pensé que no vendrías! ¿Qué estás haciendo aquí? —Escucho una voz masculina a mi lado derecho. Me giro de inmediato, encontrándome con un chico que reconozco de una de mis clases aunque ahora mismo no recuerde su nombre.

—Eh... —Río un poco incómoda porque en comparación a mí, él se ve entusiasmado con mi presencia—. Hubo un cambio de planes de último momento. El alcohol gratis me convenció de venir. —Le muestro mi botella a medio terminar.

—Pero qué haces aquí sola. A eso me refería. —Aclara, riéndose—. Yo acabo de ver a una de tus amigas por... —se voltea y hace una ligera mueca cuando se da cuenta que nadie lo sigue—, por ahí.

— ¿Las viste? —Le pregunto, alzando un poco la voz por el alivio—. ¿De verdad?

—Sí. Te juro que recién hablé con una de ellas y te estaban buscando. ¿Dónde te habías metido? —Pregunta, ahora más serio.

— ¿Yo? —Suelto—. ¡Las estaba llamando hace dos minutos! ¿Viste a Sophie o...? —Me guiña un ojo, asintiéndome—. ¿Y sabes si Audrey estaba con ella? —Le pregunto, acercándome más a él cuando vuelve a asentir con la cabeza. ¡Por fin! Lo único que faltaba era que hubieran decidido marcharse sin mí—. ¿Me ayudarías a encontrarlas? Por favor. Estuve buscándolas, pero la casa es muy grande y hay muchas gente. Fui a servirme una cerveza y antes de darme cuenta...

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora