16

14.8K 758 1.7K
                                    


Lauren

No puedo concentrarme. Juro que no puedo, y nunca me había pasado esto de estar tan distraída cuando todavía me faltan algunos exámenes para por fin sentirme libre.

Llevo más de una hora en la biblioteca, sin comer, con mucho sueño, y con la cabeza en cualquier otra parte menos en las ilustraciones de anatomía respiratoria que debería estar memorizando en lugar de divagar en los rayos de sol que vagamente comienzan a iluminar la mesa en la que estoy, quemándome levemente la piel de los dedos cuando los dejo inmóviles por mucho tiempo. Porque para variar, decidí un lugar cerca de la ventana donde puedo distraerme mucho más.

Trago saliva y me muerdo el labio inferior, nerviosa. Mis piernas no dejan de moverse y, nuevamente, enciendo la pantalla de mi teléfono para ver si tengo algún mensaje. Pero nada. No hay nada.

Me siento un poco inquieta después de negarme a estudiar en la biblioteca con Audrey porque sigo pensando en el "imagina cómo podría hacerte gemir" de Camila y en las cosas que imagino desde entonces, cosas que no hacen las amigas. ¡Y ni somos amigas! Lo que lo hace mil veces peor y me dan ganas de esconderme tres años.

Cierro mi libro y suspiro, garabateando el borde de la página donde escribí mi resumen con dibujos circulares que me mantienen distraída. Me gusta el silencio de la biblioteca, pero ahora es como si no pudiera soportarlo porque nunca había estado en una situación así. Mi vida hasta ahora era bastante aburrida como para haber estado confundida con dos personas al mismo tiempo, y menos con una chica.

No paro de preguntarme por qué no puedo sacarme a Camila de la cabeza y mi voz interior no para de repetirme que quizás sea porque es claro que me siento atraída hacia ella. Y me cuesta entender qué es lo que me atrae si Camila me ignora el noventa por ciento del tiempo. Ya no le envío mensajes, pero ella tampoco muestra interés en escribirme primero y ahí es cuando pienso en por qué me coquetea cada vez que nos vemos.

—Pero mira nada más quién está aquí. —Me volteo cuando escucho una voz detrás de mí y podría jurar que se me revuelve el estómago al ver que Nicholas sonríe mientras se sienta en una silla vacía junto a mí. Tenía que aparecer... justo ahora.

Varias personas se giran en su dirección para pedirle que se quede en silencio y él sólo guiña un ojo con toda su atención en mí.

—Tanto tiempo sin verte, Lauren. —Baja la voz—. ¿Cómo estás? Ayer no te vi en clases y hasta pensé que estabas escapando de mí. —Bromea.

— ¿Yo? —Él asiente con la cabeza, aunque no esperaba que me respondiera—. Nunca escaparía de alguien, ¿me imaginas siendo tan cobarde? —Le digo porque es la verdad y para seguirle la broma. En realidad no falté a clases sólo por evitar encontrarme con él, sino para quedarme un rato a solas sin Sophie o Audrey.

— ¿Hoy tampoco irás? —Me pregunta.

—No lo sé. Tengo muchas cosas que hacer porque estoy atrasada y prefiero ponerme al día. —Nicholas toma una de las hojas en las que estaba escribiendo y entrecierra un poco los ojos al leer. La culpabilidad aumenta cuando se ofrece a ayudarme—. No, no. Gracias, pero no es necesario...

—Lauren —me detiene, esbozando una sonrisa leve—. Llévate mis apuntes, los fotocopias y después los lees. Te ahorrarás mucho tiempo.

— ¿De verdad? —Suspiro aliviada cuando asiente con la cabeza y reprimo mis ganas de abrazarlo porque sería muy incómodo—. ¡Gracias! Acabas de salvar mi fin de semana.

—De nada —responde—. Aunque también deberías ponerte al día conmigo. No he sabido mucho de ti y después de invitarte a mi departamento, pensé que querrías ir conmigo a un bar. Todavía te debo esa parte del plan, ¿te acuerdas?

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora