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El movimiento abrupto de las sábanas termina de despertarme cuando la tarde empieza a oscurecer, y no soy muy consciente de todo el ruido que hay en la habitación hasta que abro bien los ojos. Tengo que frotarme los párpados para quitarme el cansancio de encima y acomodarme la camiseta cuando me incorporo en la cama.

Ok, déjame ver. Estoy en la residencia, en mi cama, me duele la cabeza porque anoche tuve la gran idea de seguir a Lauren como una psicópata celosa, hoy vino a mi casa, medio discutimos y luego... Ah. Ya me acordé.

— ¿Qué estás haciendo? —Susurro con la voz adormilada.

Lauren se quita el pelo de la cara cuando termina de doblar su suéter con una mano y suelta un suspiro, sin mirarme.

—Lo siento —murmura—. No encontraba... Em... —Me muestra su sujetador y apoyándome en mis codos, la miro con una sonrisa ladeada que termina por sonrojarla por todo lo que hicimos antes de quedarnos dormidas—. Sí, esto. No quería despertarte.

— ¿Ya te vas? —Trato de no demostrar que estoy irritada frente al hecho de que ya se marcha, pero bueno, no voy a quejarme cuando estuvo conmigo durante horas. Es sólo mi instinto posesivo y egoísta que quiere que se quede hasta que prometa que no va a volver a dejarme, algo que todos sabemos no va a pasar. Al menos no pronto.

Lauren asiente con la cabeza al ponerse el sujetador y el suéter, y se agacha para seguir buscando sus cosas, sólo entonces me doy cuenta de que la habitación huele a vainilla y hay una toalla usada a los pies de mi cama.

— ¿Te duchaste? —Le pregunto.

—Sí, me costó encontrar las duchas, pero aquí todos son muy amables y no iba a irme toda sucia.

Bostezo y miro la hora.

—Nos duchamos antes de dormir, Lauren. Hace como dos horas.

—Lo sé, pero luego... —Se queda callada, y entonces recuerdo que hicimos algo más antes de dormir; no fue mucho, pero considerando que no podíamos mantener las manos lejos de la otra estando en la misma cama, entiendo que haya querido hacerlo otra vez.

—Ah... —digo y se me escapa una risa—. Entiendo.

—Sí. Además, desperté hace un rato y tenía tiempo, así que tomé... Um, tomé tu toalla, si no te molesta. —Me responde, resoplando cuando sólo encuentra mi ropa en el suelo de ese lado de la habitación—. ¿Dónde dejaste mi pantalón?

Hago un mohín con la boca y elevo la vista hacia el techo con un dedo en la barbilla como si estuviera pensando, decidida a mostrarle mi buen humor con este cambio de actitud que planee hace menos de veinticuatro horas.

No miento cuando digo que estar con Lauren no disminuyó el ardor que tengo en el pecho por imaginarla con otra chica, ni siquiera pudo calmar la mitad de los celos que con sólo acordarme de todo lo que hizo me vuelven loca, pero planes son planes, y si tanto quiero resultados diferentes a los que he tenido, tengo que aferrarme a la estrategia.

—Te podría ayudar a encontrarlos si me acordara en qué momento te lo quité. —Murmuro, ladeando la cabeza—. ¿Fue cuando te senté en el escritorio y me arrodillé, o cuando me dijiste que...

—Antes —responde, avergonzada y algo molesta porque su huida no está siendo tan secreta como esperaba—. Fue antes de eso.

—Mmmm. —Bajo la vista hacia sus piernas para ponerla más nerviosa y Lauren toma mi falda para lanzármela a la cara—. Auch.

—Deja de ponerme esos ojos.

Finjo estar confundida.

— ¿Cuáles ojos?

más de ti [camren]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora