Capitulo #12. Buena chica.

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Daisy no mentiria al decir que estaba bien, en realidad estaba muy cansada, pero no podía detenerse hasta llevar a los tres sirvientes hasta Derek, una vez que lo hiciera su tarea estaría completa, por lo que cuando Ana pregunto, Daisy asintió rápidamente y movió sus adoloridas patas hacía la entrada de la mansión, el hecho de que esta vez John, Antonio y Ana no dudaran de ella y la siguieran, la hizo un poco feliz.

“Bueno es lo menos que merezco después de jugarme el pellejo en esa pelea”

Sin duda, si ellos hubieran seguido dudando de ella Daisy se sentiría deprimida.

Obviamente estaba ignorando que ver a una pequeña ardilla degollar a un feroz halcón de tres metros era algo aterrador, y que era un milagro que esos tres no se volvieran más cautelosos después de presenciar dicha escena.

Entrando por la puerta principal, lo primero que les dio la bienvenida a los tres sirvientes fue la impactante vista de un montón de cadáveres, ya casi a punto de desaparecer después de ser devorados por larvas, de lo que parecían ser abejas gigantes.

Antonio sin darse cuenta expreso lo que estaba pensando con un rostro sorprendido, “¿Esto también es obra de Daisy?”

John y Ana no dijeron nada pero sus pensamientos eran los mismos.

Entonces la regordeta ardilla que iba unos cuantos pasos al frente se detuvo, como si estuviera tratando de alardear, se paro erigiendo su cola con orgullo, “¡Chii chii!” (Claro ¿te diste cuenta?, no negare que soy asombrosa).

Al ver la adorable apariencia de la vanidosa ardilla, los tres sirvientes quisieron reír, por suerte Daisy estaba de su lado y seguía siendo la misma ardilla que conocían, y una vez que recordaron la impactante batalla de hace unos momentos, ninguno de los tres sintió que fuera extraño que Daisy pudiera derrotar a una gran cantidad de abejas gigantes.

Siguiendo de nuevo el camino, Daisy guio a las tres personas hasta el sótano, pero una vez que bajaron las escaleras, las orejas de Daisy se levantaron, y soltando un montón de chillidos de felicidad, corrió como un cohete hacía un enorme closet de apariencia común.

“¡Derek!, ¡Derek!” Daisy estaba repleta de alegría, al bajar capto el sonido de la respiración común de Derek, lo que significaba que el acababa de despertar.

La ardilla paso rápidamente las puertas del closet, abriéndolas con la contraseña que Derek le enseño, corrió hacía el lugar donde recordó que estaba Derek dormido, pero esta vez no la recibió el cuerpo inerte y sin conciencia de su dueño, sino unas cálidas manos que tomaron su regordete cuerpo con ternura y la abrazaron.

“Daisy” una magnética y masculina voz, un poco ronca, pero llena de cariño llego a las orejas de Daisy, Derek estaba sentado en medio de todas las almohadas, era obvio que no había pasado mucho desde que despertó.

Al estar en las cómodas y seguras manos de Derek, el cuerpo de Daisy que ya estaba adolorido se desplomo, acurrucándose y cerrando los parpados soltó unos pequeños chillidos de reproche.

“¿Por qué dormiste tanto?, mira lo adolorida que estoy por cuidarte”.

Derek solo sonrió como si pudiera entender los agravios de la ardilla, acariciando el lomo de Daisy evitando los rasguños de su cuerpo, Derek habló con un tono orgulloso.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Where stories live. Discover now