Capitulo #90. Robar otra vez.

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Salir a los límites de la ciudad no fue tan difícil, en otras circunstancias hubiera sido una tarea peligrosa, pero con la compañía de Elena ya no era necesario estar tan alerta con las plantas.

En un momento Elena menciono que era mejor rodear cierta área, podía comunicarse con las plantas, pero al igual que en el caso de Daisy con los animales, ella no podía hacer nada si la planta era completamente hostil sin raciocinio alguno.

Daisy agradeció que Elena estuviera con ellos, la vegetación en ciudad Zafiro definitivamente estaba a un nivel diferente, por todo el camino el número de cadáveres en descomposición posicionados en todo tipo de formas extrañas y extravagantes superaban los tres dígitos.

"Abuela Ana ¿ya no está triste?"

Cecilia abrazaba uno de los brazos de Ana mirándola con una expresión de preocupación.

Ana suspiro y puso una sonrisa impotente, "Está bien Cecilia, solo estaré triste un poco, mañana ya no lo estaré", contesto ella.

No era como si pudiera olvidar todo de un día para otro, pero lamentarse o deprimirse no ayudaría en nada.

Ana opto por ser fuerte, ya había tomado una decisión así que no se retractaría o lamentaría el camino que decidió tomar.

"Abuela no te preocupes, ella nunca formo parte de nuestra vida desdé hace casi diez años, que este o no, realmente no hace diferencia alguna", Antonio comento desde arriba de Drakón.

Ana miro a su nieto, al ver la tranquilidad de este, ella solo pudo sentirse con más culpabilidad.

Las acciones de Ibón realmente hicieron que su único hijo la odiara hasta el punto de llegar a la indiferencia.

La indiferencia hacia un individuo era peor que el odio, ya que en el odio por lo menos sentías algo por la persona, pero la indiferencia significaba que la existencia, muerte o vida del otro te daba completamente igual.

Qué una persona no te importe, es porque su presencia o vida no significa nada para ti.

Todos los demás presentes no dijeron nada por las palabras de Antonio, después de todo Ibón se ganó a pulso la aversión de cada uno de ellos.

"Antonio ¿realmente no quieres saber quién es tu padre?", pregunto sin titubear Ana.

Eso era una de las cosas que más la tenían pensando, Ana no tenía el derecho de retener a Antonio si realmente deseaba saberlo.

Antonio miro sorprendido a su abuela.

"¿Necesito saberlo?" contesto él confundido.

"¿Eh?, oh... entonces, ¿realmente no quieres averiguarlo?", dijo Ana un poco avergonzada.

"No es demasiado tarde, solo dilo y podemos regresar para amena... conversar y sacar la información de esa mujer", Daisy intervino.

Antonio sonrió ante las palabras de Daisy para después voltear a ver tranquilamente a su abuela.

"Abuela sé que estas preocupada por mí, pero no es necesario, no negaré que de pequeño siempre quise saberlo, pero ahora ya no me importa, estoy bien así", dijo él.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Where stories live. Discover now