Capitulo #110. Altercado (2).

1.7K 354 38
                                    

Grandes lonas ondeaban en el viento, un soldado que vigilaba una de las principales entradas a la capital y una de las pocas puertas bien administradas miro furtivamente a varios individuos cercanos.

"Tsk, con esa determinación bien podrían intentar ayudar con la seguridad pública", murmuro él.

"Ignórales, quién sabe que tantos privilegios les están dando, ¿crees que trabajarían así por nada?" uno de los compañeros del soldado contestó en voz baja.

Cuando inició el apocalipsis todo se volvió un completo caos, antes de que el gobierno se redujera a su lamentable estado actual, rápidamente se intentó tomar cartas sobre el asunto.

Sin embargo, nadie podía dar una respuesta de qué sucedía y por qué repentinamente toda la tecnología dejó de funcionar.

Científicos, investigadores, biólogos, e incluso astrónomos, nadie sabía decir con precisión que ocurría y cuando la luz del sol regresaría.

Lo peor de todo fue que los animales cambiaron a verdaderas bestias salvajes, desde animales domésticos hasta aquellos pertenecientes a zoológicos, circos y parques recreativos.

Para mala suerte de la capital, está tenía de todo además de una gran población.

Aún si existían reportes de animales inofensivos, no era imposible imaginarse como resultaron las cosas en cuanto a las muertes humanas.

Con las masacres, los enemigos cuya fuerza era aterradora y la anarquía que poco a poco se apoderaba de la población restante, el gobierno muy apenas pudo resistir.

Y esto provocó que las fuerzas externas pertenecientes a individuos que formaron rápidamente facciones independientes ganarán más fuerza y voz hasta el punto de poder influir en la población drásticamente.

Al final, el gobierno se vio obligado a no poder hacer nada contra estás facciones, e incluso, para poder sobrevivir tuvo que aliarse en algunos aspectos con estás para poder ejercer orden o proteger el territorio.

Actualmente la capital estaba completamente bardeada, un territorio inmenso era imposible de proteger, por lo que se tomó como centro el palacio presidencial y desde allí se generó una muralla sumamente improvisada y frágil que encerraba alrededor de diez hectáreas, en ese lugar los supervivientes se mantenían a salvó de los animales sedientos de sangre que rondaban constantemente por todos lados.

El plan a futuro era que conforme se tuviera el control suficiente y se llegará a una estabilidad, poco a poco el área protegida se iría expandiendo, hasta que se pudiera abarcar por completo el enorme territorio de la ciudad capital.

Por ello, había solo cuatro puertas de acceso a la capital, una en cada punto cardinal, esto no solo para facilitar a los militares la protección de la capital, sino además, para tener un conteo e información de los supervivientes de otras ciudades y mantener un registro de la población actual dentro.

Gracias a qué el gobierno intentaba por todos los medios mantener el orden dentro de las puertas, se tuvieron que promulgar algunas reglas un tanto extremas pero necesarias para el orden público.

Una de ellas, es que las puertas solo se abren en cierto horario, y además, puedes pelear y destruir todo lo que quieras afuera de dichas puertas, pero una vez que entres, está prohibido matar o intentar agredir.

Si no puedes erradicar el veneno, dilúyelo para que no mate automáticamente.

Cómo no se puede hacer nada con aquellos individuos poderosos por el momento, déjalos mientras no destruyan dentro de las murallas.

De allí, que si quieres matar a alguien, o un individuo es altamente buscado, si no quieres ser multado y hacerlo sin interrupciones, solo puedes matarlo o golpearlo antes de que esté pase las puertas.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Where stories live. Discover now