Capitulo #74. Asedio (5).

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"¿Oye Topo, es toda la mercancía nueva?", un hombre de apariencia relajada que traía una mujer en brazos habló.

"Así es señor Torres, estoy seguro de que el jefe estará contento", Joaquín, el otro sujeto que había secuestrado a Ana contestó.

"Si eso dices, antes que tu llegaron otros tres grupos, el jefe estaba un poco molesto ya que ninguna de las personas traídas lo habían convencido por completo", Torres la mano derecha de Joel dijo mirando fijamente a la única persona que Joaquín traía.

Ana la cual ya estaba consiente, estaba siendo retenida por Joaquín mientras su cabeza estaba gacha.

Ana todavía se sentía un poco débil, su rostro estaba hinchado con una mezcla entre rojo, morado y negro, uno de sus ojos estaba cerrado debido al dolor y sin que ella se viera sabía que definitivamente este estaba morado e inflamado.

"¿Y que hace esta mujer aquí?", Torres hablo al notar a Ibón que venía detrás.

"Oh, esta vez fue ella la que localizó a esta mujer, contando las veces pasadas, con esto ya cumplió las cuotas y puede rogarle de nuevo al jefe", Joaquín dijo.

"Veo", Torres dijo superficialmente.

Al notar la mirada sobre ella, Ibón se sonrojo un poco mostrando la apariencia de una colegiala avergonzada.

"Detente, estás vieja, es desagradable verte así", Torres chasqueo la lengua con desagrado, la mujer que lo abrazaba a su lado comenzó a reír sin disimulo.

Ibón se quedó rígida por unos segundos para después reincorporarse como si nada hubiera pasado.

Volteo hacia Ana esperando que ella le dijera unas palabras a Torres en su defensa, después de todo, acababan de denigrar a su hija, pero para su descontento Ana ni siquiera había levantado la cabeza.

Ibón sintió una sensación extraña, desde que su madre despertó nunca la volvió a ver, como si ella no estuviera presente o no existiera.

Sintiendo una inexplicable sensación de crisis, Ibón se calmó pensado que era imposible que Ana la abandonara, al fin de cuentas, ella era su hija y Ana le debía mucho, dentro de poco la perdonaría como todas las anteriores veces que se enojó con ella por cosas sin sentido e injustas que no comprendía".

En eso la puerta de la oficina de Valdez se abrió, un hombre alto de casi dos metros con una capucha cubriendo casi todo salió, su brazo que era lo único que quedaba a la vista era grueso y musculoso, pero tenía demasiado pelo.

Por detrás de él, dos tipos salieron junto con tres personas amarradas, un hombre y dos mujeres, los cuales se mostraban sumamente asustados.

"Oh, espera", Torres detuvo a los dos compinches y comenzó a mirar de arriba a abajo a las dos mujeres asustadas, al notar la apariencia promedio de ambas, les hizo señas de que continuaran su camino.

"Recuerden que las mujeres hermosas y jóvenes tienen prioridad conmigo antes que nada", Torres recordó una vez más a los sujetos.

Los hombres asintieron rápidamente, ellos no eran tontos, después de ver lo que sucedió con aquel tipo que mintió y quiso apartar a una mujer bonita sin ser vista por Torres primero les dejo un gran ejemplo de lo que sucedería si desobedecen las órdenes.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Where stories live. Discover now