Capitulo #69. Secuestro (4).

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Unos minutos antes de que Derek, Daisy y Cecilia llegaran ...

Ibon guio a Ana y Antonio hasta su destartalada y pequeña cabaña, esta estaba en pésimas condiciones, al mirarla Ana se sintió angustiada, no era de extrañar que la siempre despampanante y arreglada Ibon ahora pareciera una vagabunda sin hogar.

"Ibon... ¿no quieres que arreglemos tu choza antes de irnos?", Ana no pudo evitar decir.

Ana no mentiría consigo misma, muchas veces sintió los arrebatos de cortar la relación con su hija, pero al final, jamás pudo.

Ibon seguía siendo la pequeña la cual se parecía a su difunto esposo y gran amigo, la bebe que crio con amor y el motivo por el cual ella siguió esforzándose a pesar de ser una madre soltera sola en un pequeño pueblo demasiado tradicional.

No importaba que tantas cosas y problemas provocara, Ana podría enojarse, decepcionarse e incluso maldecir a Ibon, pero al final, nunca podría abandonarla por completo.

Ella era su única hija.

La razón por la que Ana no insistió en que Ibon los acompañara era porque reconocía que a pesar de que ella cambio un poco su actitud, en realidad, en el fondo seguía siendo la misma.

No importaba si nunca lo había admitido, Ana sabía perfectamente que Ibon no era alguien para confiar.

Era una persona que podía robar hasta el anillo de bodas de su madre, empeñar el reloj de su difunto padre y mentir sin escrúpulos solo para su propio beneficio.

Llevarla solo provocaría problemas a los demás, al final, el que se sentiría más lastimado y con culpa no sería ella, sino Antonio.

Ana tomo la decisión como abuela, su hija ya tenía 37 años y era toda una adulta, pero su nieto a penas 15, era un adolescente al cual todavía le faltaba para ser un adulto y poder defenderse completamente.

Un chico que además seguía siendo normal sin ninguna habilidad sobrenatural.

Por primera vez, Ana decidió ser egoísta y solo pensar en el futuro de Antonio.

Por eso no rogo a su hija como en otras ocasiones para que cambiara de actitud ni mucho menos pregunto si quería ir con ellos.

Como abuela, Ana aseguraría un lugar cómodo y seguro para Antonio, un entorno en donde él pudiera sobrevivir y crecer, y ella sabía perfectamente que en ese lugar Ibon no era necesaria.

Ibon, una mujer que encerraba a su pequeño niño menor de cinco años en un sucio y feo departamento, a veces incluso por días, solo para irse con hombres, demostró desde hace mucho lo 'responsable' que era, y, sobre todo, el gran compromiso que tenía por el bienestar de Antonio.

Desde que Ibon abandono al pequeño Antonio de apenas cinco años por considerarlo un estorbo en su cacería de hombres ricos, ella ya no debería llamarse a sí misma madre.

Por eso, aún si era doloroso, Ana decidió dejar vivir a su hija bajo su propia responsabilidad.

'Vive como quieras, podre ayudarte un poco, pero no interferirás en el futuro de Antonio', eso era lo que ella pensaba.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Where stories live. Discover now