Capitulo #76. Asedio (7).

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Como si se hubiera pulsado un interruptor de pausa, los alrededores y las personas presentes estaban en completo silencio.

"¿Oh?, ¿no estaban intentando venderme?", con la voz de Daisy los sujetos que la llevaban recordaron sus intenciones y la acercaron a Torres.

"¿No está muy tranquila?, ¿dónde está la chica tímida de antes? ...", uno de los guardias exteriores que 'retenía' a Daisy pensó, pero al final, la codicia supero las dudas y dejo de cuestionar.

"Esa chica... ¿de dónde viene?, definitivamente no es de por aquí..."

"¿Sera de la capital?, una vez escuche que allí hay increíbles bellezas..."

"No lo sé, ¿si quiera es humana?, es tan hermosa... pero al mismo tiempo desprende una sensación exótica... o ¿extraña? ..."

"Miren el brillo de sus ojos... ¿acaso es una ninfa? ..."

Los residentes presentes que ya habían salido del aturdimiento comenzaron a murmurar entre ellos.

Torres, a pesar de su obvio rostro extasiado el cual no podía disimular, miraba a Daisy con una mirada extraña y confundida.

Daisy lo miro a los ojos sin evadir, aunque por dentro se sentía asqueada al sentir las evidentes miradas acaloradas de los demás sujetos, por fuera ella seguía viéndose tranquila, como si solo fuera una visitante a la que no estaban vendiendo.

"Tu...", Torres murmuró mientras tapaba su boca con la mano.

"¿Acaso... no es de su agrado?", el hombre que llevaba a Daisy dijo temeroso.

Pero entonces, tanto los hombres detrás de Torres como aquellos que llevaban a Daisy se pusieron rígidos.

La saliva que goteaba de su boca, así como los filosos colmillos de Torres estaban medio expuestos entre los espacios de sus dedos entreabiertos.

Sus pupilas se volvieron agudas como las de un felino.

Daisy frunció superficialmente sus cejas.

"¿Se dio cuenta?", pensó ella.

Sin embargó, Torres ya se había movido con gestos rápidos y un tanto salvajes acortando toda la distancia entre Daisy y él antes de que ella comenzara a ponerse nerviosa.

Él tomo un mechón de su cabello olfateando como un perro, y como si no fuera suficiente, se acercó aún más a Daisy dando grandes respiraciones entre su cuello.

"¿Por qué será? ...", murmuró Torres.

Después de reincorporarse y regresar a su mirada normal, Torres sonrió mientras veía con expectación a Daisy.

"JAJA, no entiendo cómo, pero por alguna razón no solo mi lujuria se ha despertado, sino también mis instintos de caza, vaya, ¡realmente quiero devorarte, y en muchos sentidos!", dijo Torres riéndose fuertemente.

Daisy solo pensó que hizo bien en intentar ocultar su olor.

"Como era de esperarse, aún en forma humana este tipo es capaz de oler mi yo roedor", murmuró en sus adentros Daisy.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Where stories live. Discover now