Capitulo #66. Secuestro (1).

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El humo todavía no se disipaba por completo, un fuego a punto de extinguirse engullía unas quemadas y marchitas enredaderas y tallos.

A un lado del desastre ya culminado estaba Alfred mirando fijamente las pequeñas llamas, “Sin duda es una increíble habilidad”, murmuro él para después voltear hacia el dueño y responsable del aterrador fuego.

“¿Se encuentra mejor?”, Rodrigo estaba apoyando a un señor de mediana edad que  estaba cubierto de heridas y moretones.

“Gracias… gracias”, decía en voz baja el sujeto mientras recuperaba fuerzas.

“Esta bien, no se preocupe, ya esta a salvo”, contesto Rodrigo con una sonrisa amable.

El señor sonrió débilmente a Rodrigo, su mirada se poso por unos segundos en las casi extintas llamas que lo salvaron y después de meditar, hablo con dudas hacía él.

“Disculpa joven, ¿esa es tu habilidad?”.

Rodrigo mostro confusión en su rostro, pero rápidamente dio una sonrisa y contesto, “Si, estas en lo correcto”.

Él hombre ignorando su cuerpo débil se arrodillo frente a Rodrigo, “¡¡Por favor, joven!!, ¡¡ayúdame a salvar a mi esposa!!, ¡te lo ruego!, ¡necesito a alguien fuerte para salvarla de esos bastardos!”

Rodrigo y su grupo se sorprendieron por las palabras ansiosas y desesperadas del señor, el cuerpo del hombre temblaba en el piso sin atreverse a mirar a los chicos a los que les hacía la inesperada solicitud.

La mano de Rodrigo se poso en la espalda del hombre, “¿Puede contarnos que le sucede?”, hablo él cálidamente hacía el sujeto.

Los ojos del hombre se llenaron de lagrimas.

………….

“¿Enserio eso esta sucediendo en la ciudad?”, la mirada incrédula de Rebeca se poso en el pobre hombre que les acababa de contar la cruda realidad en ciudad Zafiro.

El hombre bajo la mirada con tristeza mientras asentía.

Ciudad Zafiro tenía un pequeño refugio improvisado bajo el mando del hijo de un militar que vivía en la ciudad, sin embargo, lo que debía ser un espacio para la seguridad, se convirtió en una dictadura.

Joel Valdez junto con sus hombres aprovechando su fuerza poco a poco comenzaron a amenazar a los ciudadanos supervivientes, tomando de los demás lo que quisieran y utilizando la fuerza bruta para suprimir a los que se negaran, él refugio se volvió el cuartel de unos degenerados a los cueles no les importaba para nada las vidas ajenas.

La esposa de Pedro, él señor que le estaba pidiendo ayuda a Rodrigo, había sido llevada a la fuerza hacía el ‘edificio principal’ el lugar en donde Joel vive y se divierte como un rey, ya que este se había interesado en ella.

“Escuche algunos rumores de que en ciudad Mónica había una mujer loca que montaba un dragón, aún si era un suicidio quería intentar pedir su ayuda, sin embargo, viendo su fuerza, ¡creo que es posible derrotar la tiranía de Joel!”, hablo el hombre con lagrimas en sus ojos.

“¿Una mujer loca?”, Isaí dijo con confusión, ellos venían de la parte sur de la ciudad, un lugar donde los supervivientes no pasaban de tres dígitos, sin embargo, no exploraron las otras partes que mostraban signos de vida, salieron lo más rápido que pudieron apenas salió el sol, por lo que no era de extrañar que no conocieran a alguien así.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Where stories live. Discover now