Capitulo #29. Mundo difícil.

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En medio de la carretera Derek y su grupo se encontraban estacionados aun lado de una gasolinera abandonada.

El clima, tal como Daisy dijo, cambio drásticamente por la noche, de una temperatura cálida semi fresca, paso a una temperatura fría intensa de un momento para otro. El cielo estaba repleto de nubes grises cargadas, posiblemente nevaría en cualquier momento.

Debido a la helada repentina, hace dos noche Derek le pidió a John que se estacionara cada cierto tiempo para descansar, aun si la temperatura dentro de la camioneta era más cálida que en el exterior, las manos y pies de John ya estaban sumamente fríos, al ser el conductor la mayor parte del tiempo era el que menos descansaba y ser expuesto de esa manera no era bueno.

Era importante llegar a la capital, pero Derek no sacrificaría la salud de John, así que se tomarían su tiempo para descansar cada ciertas horas y de paso cambiar de conductor alternando entre John y el.

Actualmente, después de comprobar que no había presencias peligrosas se estacionaron en la gasolinera para pasar la noche, y como ya era de día, era hora de partir.

Dentro de la gasolinera mientras John buscaba cosas útiles, Daisy entraba tranquilamente a los baños, seguía manteniendo la misma capa de lana blanca amarrada a su cuello, aun si Daisy podía soportar temperaturas muy frías, la capa era cómoda por lo que no se la quito.

Al entrar al abandonado baño, el cual muy apenas se iluminaba por unos cuantos rayos de luz que caían por sus pequeñas ventanas, había una enorme telaraña en una de sus esquinas, allí de lo que parecía ser un nido, una fea y aterradora araña de más de 30 cm se asomaba, mirando con sus más de ocho pares de ojos a Daisy fijamente.

Gracias a la experiencia con Leila, Daisy comenzó a tratar de comunicarse con los animales antes de iniciar una pelea, en caso de que los animales la entendieran, se ahorraría un montón de problemas.

Por desgracia la araña no era inteligente, era uno de esos animales que quedo completamente segado por sus instintos y el deseo de cazar, así que al final, Daisy ni siquiera pudo chillar un poco antes de que la araña comenzara a atacarla.

Por alguna razón Daisy sintió que la araña, aun con su constante malicia hacia ella, no la veía como una presa, sino como un enemigo, otro depredador al que tendría que derrotar para mostrar su jerarquía en el territorio.

Ignorando esa extraña sensación, Daisy acepto el reto y peleo con la araña, después de todo, no era el primer animal que la veía así, incluso otros se escondían de ella como si fuera un tipo de monstruo.

Al final, el resultado de la pelea fue obvio, Daisy gano por completo al atravesar a la araña, esta quedo tirada en el piso mientras un liquido color verde salía de sus entrañas desprendiendo un feo olor.

La araña era ágil y rápida, además tenía un veneno peligroso, pero Daisy era todavía más rápida y ágil que ella, por no decir que aprendió que los pelos de su cola, los cuales pueden endurecerse como pinchos y agujas, cuando ella lo quisiera, podrían desprenderse con un barrido de su cola provocando una ola de aire llena de mini cuchillos.

"Doy gracias por haber peleado anteriormente con las abejas", Daisy sabía que tuvo suerte, posiblemente al ser los primeros días, las abejas aun no se acostumbraban por completo a sus nuevos cuerpos, y por lo tanto, no sabían usar sus habilidades a su máximo esplendor, de lo contrario, con esa increíble y ridícula velocidad serían un enemigo incluso más peligroso que el halcón o Leila.

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Donde viven las historias. Descúbrelo ahora