Capitulo #68. Secuestro (3).

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Después de que la reunión terminara, Derek se encontraba sentado mirando como Daisy intentaba tomar unas extrañas frutas que según los pobladores eran seguras de conseguir, esperando que Ana y Antonio estuvieran listos para finalmente tomar la decisión de partir.

Él no los apresuraría, y solo estaría allí tranquilamente sentado hasta que ellos se acercaran.

Hugo y John se encontraban reforzando las pobres chozas de las personas, aceptaron ayudar a cambio de información, ellos tenían experiencia sobreviviendo en la intemperie por lo que sabían como hacerlo, por otro lado, Cesar se encontraba dando consultas gratis a las personas con la ayuda de Cecilia la cual traía un botiquín.

Con la madriguera y el supermercado de Daisy que casi era igual a un centro comercial, ahora no había ningún problema con ser un poco amables con las provisiones.

Ellos aceptaron ser generosos de más al notar como la gente no era molesta en querer pegárseles y era sincera al contarles todo lo que sabían sobre las plantas, los peligros y las cosas valiosas que podían encontrar cerca.

Da sinceridad por sinceridad, si no afecta no hay problema en ser generoso.

“Entonces, ¿enserio no quieren quedarse conmigo para ir al refugio que les dije”, Ibón pregunto una vez más lo mismo a Ana y Antonio.

“Ibón… estar lejos de ti me preocupa, pero tampoco puedo dejar de lado al joven maestro, sabes que él es como otro nieto para mi, si tu no quieres venir con nosotros e ir a aquel refugio lo aceptare, solo prométeme que te mantendrás sana y segura”, hablo Ana después de meditar sus pensamientos por un buen tiempo.

Ibón había rechazado la sutil sugerencia de Derek de viajar con ellos, la cual hizo cuando se saludaron formalmente al terminar la reunión con los pobladores supervivientes.

El hecho de que Derek invitara a Ibón, una mujer que causo una gran cantidad de disturbios e incluso se gano mucho desagrado en los empleados de la familia por su actitud, demostraba que a él no le importaba tener un ‘molesto equipaje de más’ si eso era por Ana y Antonio.

Eso ambos, abuela y nieto, lo sabían, lo que solo incrementaba su cariño y lealtad hacia Derek.

Ibón giro sus ojos, “Bien parece que quieren más a ese chico que a su propia hija y madre, ¡ja!, bueno, de ti mamá siempre lo supe y he vivido con ese dolor siempre, pero tu Antonio enserio me decepcionaste” hablo ella sarcásticamente.

Antonio frunció sus cejas con enojo y antes de que su abuela lo detuviera contesto en un tono calmado pero frio, “bueno, si hablamos de querer y cariño eso es obvio, el joven maestro a pasado más tiempo junto a mi que tu durante toda mi vida, me ha dado muchos regalos, me felicita cuando hago cosas buenas, e incluso hizo que adornaran la mansión y cortaran un pastel personalizado cuando pase el examen de preparatoria, en ese entonces, ¿en donde estabas?, ah sí, apostando el dinero que le robaste a la abuela sin su consentimiento”.

La cara de ibón se fue poniendo más y más roja con cada palabra de Antonio, a pesar de saber que ella no era una persona que soportara sus verdades, Antonio no se detuvo allí e ignorando la mirada de su abuela el continuo.

“Y en el caso de la abuela, es más comprensible ¿no crees?, quiero decir, un lado es problemático y se comporta como un mocoso a sus treintas culpándola histéricamente de todo lo malo que le sucede exprimiendo sin vergüenza cada centavo que gana, mientras que, por otra parte, esta alguien tranquilo que la respeta, se preocupa por ella y que definitivamente la apoyara y cuidara cuando lo necesite sin pedir nada a cambio”

Soy una Ardilla en el Apocalipsis Where stories live. Discover now