La biblioteca

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-No estas bien Aemma, te conozco, no me mientas -El príncipe Aemond sabía que aunque Aemma le había asegurado varias veces que se sentía bien y no había sido nada lo que pasó en el patio el día anterior, no era cierto, no estaba bien -Apenas has hablado hoy-.

Siempre que estaban ambos en la biblioteca, Aemond apenas lograba leer algo pues Aemma interrumpía constantemente sus lecturas, lo convencía para que fueran a jugar o simplemente se la pasaban conversando acerca de lo que habían leído, lo mucho que les gustaría volverse jinetes de dragones como los demás, las cosas que les gustaría hacer de grandes. Tenían una buena cantidad de temas para conversar.

Pero ese día Aemma no había dicho nada desde que llegó, se había dedicado únicamente a ver el libro que tenía frente a ella en la mesa y Aemond no podía dejar de mirarla a ella y sus manos que ahora estaban vendadas.

Lo cierto es que ella apenas y había leído una página realmente, no podía sacarse de la mente las palabras de Sir Criston a Sir Harwin, también se sentía triste porque para cuando llegó la noche el día anterior, la mano del rey, quien era el padre de Sir Harwin, lo envió de nuevo a Harrenhall, su hogar natal, puesto que la pelea en el patio avivó los rumores acerca del supuesto amorío que muchos aseguraban tenía con la princesa.

Antes de marcharse Sir Harwin había ido a despedirse de la familia a la habitación de la princesa. Luke estaba hecho un mar de lágrimas y aunque Jace trataba de ser el más fuerte por todos, también estaba triste.

El hombre le dijo a los dos varones que debían cuidar siempre de su madre y hermana. Y a Aemma le dijo que no se detuviera nunca, era una niña fuerte y osada, por eso siempre habrían hombres que tratarían de romper su espíritu.

Después de eso Jace, Aemma y la princesa Rhaenyra lo acompañaron hasta afuera de la habitación donde lo vieron alejarse cada vez más de ellos hasta desaparecer.

Aemma abrazó a su madre con tristeza y entonces Jace dijo algo que hizo que su estómago se revolviera.

-¿Sir Harwin es mi padre? - el color abandonó el rostro de la princesa Rhaenyra y el corazón de Aemma se aceleró.

No podía mentirle a su hijo, y sabía que Aemma no era ninguna tonta tampoco.

-Lo único que importa es que ustedes son Targaryens - no negó ni afirmó lo que Jace había preguntado, y dicho eso la princesa depositó un beso en la frente de su hijo y luego hizo lo mismo con su hija.

Todo lo ocurrido tenía a la princesa Aemma aturdida, era consciente del origen de sus hermanos, pero ¿Qué tal ella? Amaba a cada uno de sus hermanos, pero siempre había sentido que era un poco diferente a ellos, pero lo asociaba a que ella se parecía mas a su madre por ser mujeres. Ahora no estaba segura de nada ¿Sir Harwin también era su padre o ella realmente era hija de Sir Leanor?

Como sea, Aemma se dio cuenta que Aemond no dejaría de preguntarle si en verdad estaba bien.

-Me siento triste Aemond, disculpa si no soy una grata compañía hoy-
- el príncipe sintió pena por ella, sus ojos reflejaban tristeza y algo más que no podía saber que era.

-Nunca dije que no fuera grata tu compañía, solamente no estoy acostumbrado a que estés tanto tiempo en silencio, pero claro que respeto si deseas permanecer así, puedo irme si deseas estar a solas también - ofreció el príncipe, quien aunque en verdad no quería dejarla ahí, tampoco le parecía correcto hacer algo que ella no quisiera.

-No es necesario, contigo disfruto más de estar aquí -ambos se sonrieron uno al otro y la vista del niño se movió hasta el vendaje de las palmas de las manos de ella.

-Siento lo que Aegon hizo, es un bruto- ella asintió.

-Aunque de no ser por eso seguiría en pie la oferta de matrimonio que mi madre hizo-.

En cuanto llegó a oídos de Rhaenyra que uno de los maestres estaba revisando a Aemma, fue a verla y a asegurarse de que estuviera bien.

Cuando los niños le contaron lo sucedido decretó que no casaría a su hija con su medio hermano quien al parecer era un abusivo.

-Debiste ver la cachetada que mi madre le dio a Aegon cuando supo que por él tu madre se retractó - Aemma soltó una risa, y Aemond se sintió complacido por ello.

Ambos niños estaban aliviados porque el compromiso no se concretó.

La Reina no pensaba aceptar ninguna de las dos propuestas de Rhaenyra, pero esperaba rechazarla ella a su tiempo, no que fuera la misma Rhaenyra quien se echará para atrás por los actos inmaduros de su hijo que ya casi era un hombre.

-Mi madre me prometió no volver a ofrecerme en matrimonio sin que yo estuviera de acuerdo, así que valió la pena que el vestido que llevaba ayer se rompiera y mis manos sangraran-- Aemond se preguntó con quién estaría de acuerdo en comprometerse su sobrina.

-Me alegra que algo bueno haya salido de eso, en verdad no te podía imaginar con Aegon-Era verdad, el príncipe seguía sin entender como habían pensado que podría llegar a ser una buena idea unir a Aemma con Aegon, aún sabiendo que su madre no aceptaría nunca las propuestas de su media hermana, Aemond se lamentó que no hubieran pensado en él para comprometerlo con Aemma.

-Lo sé, no sé cómo se le ocurrió a mi madre, no hay persona con la que más me moleste estar que con tu hermano-.

Después de eso siguieron hablando durante un buen rato.

Con tan poca edad ambos se reconfortaban el uno al otro, Aemma dejó de pensar en lo que agobiaba su mente y Aemond dejaba de sentirse tan solo cuando estaba con ella.

Cuando sir Erryk apareció para decirle a la princesa que su madre solicitaba su presencia pronto, los niños se despidieron felices y dijeron que volverían al día siguiente para seguir leyendo juntos.

Ninguno podía imaginarse las cosas que sucederían después.

Fuego y Sangre: Aemma Velaryon Where stories live. Discover now