La primer batalla de la princesa

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—¿Para qué querías verme? — preguntó Aemma mientras Daemon yacía sentado tras una mesa.

—Al fin apareces, necesitaba decirte algo—.

—Primero quiero decir que no me arrepiento de haberla golpeado, insultó a mi familia y me insultó a mí. Le habría cortado la lengua con gusto si Jace no se hubiera metido—Daemon levantó una ceja.

—¿Crees que te mandé a llamar por lo que le hiciste a esa chica?— Aemma asintió y Daemon rió—He perdido la cuenta de los hombres que he golpeado y asesinado solamente porque no me gustaba la manera en la que me miraban. Si le has destrozado la nariz y le has roto varias costillas, algo habrá hecho para merecerlo—.

—¿Mi madre está de acuerdo contigo?—.

—Tu la conoces tanto como yo, ¿Qué crees tú?—.

—Que está furiosa—.

—Así es—.

—Pero yo no lo hice...— antes de que Aemma siguiera hablando, Daemon la interrumpió.

—Como sea, no te llamé por eso—.

—¿No? ¿Y por qué ha sido entonces?—.

—Quiero que vengas conmigo  a Harrenhal y que pelees a mi lado en Molino Quemado—.

—¿Qué sucede en Harrenhal? Creí que tenías el lugar en tu poder—.

—He recibido un cuervo informandome que Lord Samwell Blackwood ha muerto en manos de Ser Amos Bracken. La hermana de lord Samwell, lady Alyssane, logró escapar y pidió refugio en el castillo de Harrenhal. Y todo eso pasó gracias al imbécil de Aegon que ha enviado los Bracken a saquear el hogar de los Blackwood por mostrar apoyo a tu madre—.

—¿Yo? Pero si jamás he estado en batalla, nisiquiera he tenido una pelea real en toda mi vida ¿Por qué no van Rickon y Jace contigo?—.

—Claro que Rickon nos acompañará, lo necesito a él en tierra liderando al grupo de hombres del Norte que se albergan en Harrenhal— Daemon se cruzó de brazos y se recargo hacía atrás en su silla— Y sobre Jace, es un buen guerrero si, pero es el heredero de tu madre y tiene otras obligaciones. Él ha demostrado ser bueno haciendo tratados con las otras casas. Pero tú mi querida Aemma, tu estás hecha para pelear, no trates de negarlo—.

—¿Qué pasa con mi madre? ¿Crees que permita que vaya a pelear?—.

—Te dejará ir, ya le había sugerido que te dejará acompañarme, le dije que pelear podría ayudar a sacar un poco de ese enojo que sientes. Y estoy seguro que con lo que pasó ayer será más que suficiente para que me de la razón y acepte—.

—No lo sé, Daemon  ¿Crees que estoy lista para salir a pelear?—.

—No habría pensado en llevarte si dudara aunque sea un poco de tus habilidades. Pero si no te sientes capaz o no quieres hacerlo, dímelo ahora y aceptaré tu respuesta—.

Mientras Aemma trataba de decidir en su mente, Daemon esperaba impaciente la respuesta de su hijastra.

—Te acompañaré— habló finalmente y Daemon sonrió ampliamente.

—Perfecto. Nos iremos al amanecer, díselo a tu esposo por mí, yo hablaré con tu madre —.

[...]

—¿Estás segura de que esto es lo que quieres hacer? —.

—¿Qué cosa? ¿Seguir cogiendo contigo o unirme a la batalla con Daemon?— preguntó burlona Aemma mientras Rickon acariciaba su espalda desnuda tras haber estado juntos nuevamente.

Fuego y Sangre: Aemma Velaryon Onde histórias criam vida. Descubra agora