Hermanos

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Mientras que en King'sLanding los verdes se destruían entre ellos mismos, la familia que habitaba en Rocadragon intentaba recuperarse de las pérdidas que habían sufrido en tan poco tiempo.

De todos los hijos de Rhaenyra, Jace era el mas duro consigo mismo y el que mas trataba de mantenerse fuerte por los demás. Desde su llegada había intentado actuar como siempre, queriendo demostrarle a todos que aunque habían perdido a Baela, debían mantener la cordura por la guerra que querían ganar.

Aunque Aemma había encontrado una forma de despejar su mente con ayuda de su esposo, el enojo seguía dentro de ella y cualquier cosa podía irritarla rápido.

A la mañana siguiente de su encuentro con Rickon, mientras caminaba por los pasillos del castillo en busca de Luke para tratar de convencerlo de volver a entrenar, alcanzó a escuchar una conversación que las damas de compañía tenían entre ellas.

-No me importa que hayan estado juntos, es su esposo- escuchó decirle Elyse a alguien.

-Te mientes a tí misma, pero yo sé que estás muriendo de celos-.

-¿Les parece que esta bien chismear en los pasillos del castillo? Callense de una vez y lleven esto a los aposentos de los príncipes y princesas- escuchó que dijo una tercera voz.

-Como sea, Elyse no tiene porque sentir celos. La princesa Aemma disfruta más la compañía de los que tienen cabellos plateados como ella, pronto se aburrirá de su esposo y Elyse podrá ofrecerle sus servicios nuevamente-.

-¡Elen!- regañó la tercera voz-Callate de una vez, estás hablando de tu princesa-.

-No me mires así, Nalia. Tú viste al niño también, era un auténtico Targaryen, no un Stark. Debió ser un alivio para todos que naciera muerto, de lo contrario sería de lo único que se hablaría-.

Eso había sido suficiente para que Aemma se dejará ver por las tres mujeres, quienes al verla parecieron haber perdido todo el color en el rostro.

-¿Qué sucede señoritas? Se han quedado calladas de pronto-.

-¿Necesita algo, princesa?- preguntó Elyse nerviosa.

Los ojos de Aemma se clavaron en la segunda chica, Elen, quien bajó la mirada sintiéndose intimidada.

-¿Por qué no me miras Elen? Hace un momento cuando estabas hablando sobre mí y mi hijo no parecías tímida- dijo mientras se acercaba mas a ella.

-Mi princesa... yo no...- Aemma le lanzó un puñetazo haciéndola callar de inmediato.

-¡Yo soy su princesa! ¡Merezco su respeto!- dicho eso volvió a estampar su puño contra la cara de la chica y no resultandole suficiente, se abalanzó sobre ella provocando que cayera al suelo.

Aemma no se detuvo ahí y siguió descargando su enojo con la chica hasta que alguien la tomó de la cintura y la levantó a la fuerza.

-¿Qué demonios sucede aquí?- preguntó Jace mientras veía a su hermana ser retenida por un guardia mientras que la otra chica seguía en el suelo, con la cara ensangrentada y el cuerpo lleno de golpes, estaba casi inconsciente y probablemente con la nariz rota.

-Saquenla de aquí y llevenla con un maestre- dijo Jace a las otras dos chicas que solo miraban aterrorizadas la escena.

-¡Sueltenme!, ¡Dejenme matarla!- dijo Aemma tratando de soltarse del agarre del guardia - La mataré a golpes y luego alimentaré a Seasmoke con ella- Elen fue sacada de ahí con ayuda de otro de los guardias y las mujeres.

Y una vez que estuvieron lo suficientemente lejos, ordenó al guardia dejarlo solo con su hermana

-¡Debiste dejar que la matará!¡Se lo merecía!¡Nadie tiene derecho a hablar de mi familia, menos de mi hijo!-.

Fuego y Sangre: Aemma Velaryon Where stories live. Discover now