El pescador y su hija

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King's Landing

—¿Quién es este hombre?—preguntó Alicent llegando a donde sus hijos y padre la habían citado.

Sir Criston y otro guardia sostenían a la fuerza al hombre lleno de golpes que parecía apenas poder sostenerse de pie.

—Este hombre es Gregor Pyke, no es nada mas que un pescador de quinta... Y un buen aliado de Aemond, al parecer— habló Daeron dirigiéndose a su madre.

—No...— se apresuró a negar Alicent—No puede ser verdad...—.

—Ninguno puede negar el conportamiento extraño de Aemond estos últimos meses— dijo Otto.

—Hace días encontré a Aemond espiando una conversación de mi abuelo y a Aegon. En dicha conversación hablaron sobre como atacarían Rocadragon por medio de los espías que habitaban ahí. Curiosamente Aemond desapareció después de eso y un par de días después, una de las  mujeres que aparentemente servía a Rhaenyra aparece queriendo hablar con Aegon diciendo que apenas había logrado escapar  y para informarle sobre la masacre que se llevó a cabo a manos de Aemma Velaryon y la captura de nuestro hermano—.

—¿No te parece muy extraño?—.

—Aemond no nos traicionaría así— trató de defender Alicent—Y no entiendo como encaja este hombre en todo esto. Además se suponía que no se atacaría a Rhaenyra ¿Estaban planeando un ataque a mis espaldas?—.

—¡Concentrate en lo importante, madre!—regañó Aegon—Admito que creí que se trataba de algún romance con una puta, pero después de su supuesta captura en las tierras de Rhaenyra y la coincidencia en la masacre después de eso. Tuvimos que indagar más a fondo— Aegon miró al hombre con desprecio— Resulta que tras haber enviado a Daeron y Sir Criston ha investigar, han terminado conociendo a este hombre, a Aemond le ha estado pagado por meses por sus servicios—.

—¿Qué servicios?—preguntó Otto inquieto.

—Eso es lo que se niega a decirnos. Dijo que no hablaría más a menos que tu estuvieras presente—.

—¿Yo por qué?—le preguntó Alicent al hombre.

—Usted es madre, majestad... Mi hija, mi hija ha sido secuestrada conmigo, no me dejan verla, debe prometerme que si hablo ella podrá irse de aquí—.

—No estás en derecho de pedirle nada a mi madre — le dijo Aegon— Dijiste que hablarías si la traíamos, ahora dinos lo que has hecho para Aemond— el hombre miraba suplicante a Alicent.

Daeron le dio un puñetazo en el rostro al hombre entonces, y de inmediato la nariz de este comenzó a sangrar sin parar.

—¡Basta!— gritó Alicent impidiendo que Daeron lo golpeara nuevamente—¿Donde está la hija de este hombre?—.

Aegon hizo una señal y Sir Arryk salió para un par de minutos después regresar con una jovencita de complexión bastante delgada, atada de brazos.

—¡Padre!— la chica comenzó a llorar en cuanto vio el rostro mancillado de su padre.

—¡Se lo suplico, majestad! ¡Dejela irse! ¡Ella es inocente! Asesineme a mí, pero liberen a mi niña, apenas cumplió quince años hace un par de lunas—.

Aegon tomó a la chica a la fuerza y la sostuvo pegada frente a él, obligando a que esta mirará a su padre.

—Aegon...—trató de detenerlo Alicent.

—Tiene una hija muy linda, Señor Pyke. Sería una pena que un rostro tan joven y lindo quedará desfigurado— Aegon sacó una daga de su cinturón y la colocó en la mandíbula de la chica para luego deslizarla lentamente.

Fuego y Sangre: Aemma Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora