Funeral Velaryon

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Habían pasado apenas dos días desde que Sir Harwin y su padre habían muerto en un sospechoso incendio mientras viajaban de regreso a Harrenhall, cuando se anunció la muerte de Laena Velaryon, hermana de Sir Leanor y esposa de Daemon Targaryen.

Todos los Targaryens y Velaryons que habitaban en el castillo viajaron hacía Driftmark, de donde eran Laenor y Laena.

Se llevó a cabo un funeral con las tradiciones de los Velaryon, arrojando la tumba de la princesa Laena al mar.

La princesa Rhaenys, madre de Sir Leanor y abuela de Aemma estaba destrozada, aún así ponía de su parte para consolar a las dos hijas de Laena y el principe Daemon.

Había bastante tensión en el lugar, pues la reina no le quitaba la vista de encima a la princesa Rhaenyra, quería ver como se comportaba con su tío Daemon, del cual se rumoreaba había sido su amante en su juventud.

Cuando el funeral terminó, los adultos conversaban entre ellos y los niños estaban dispersos por el lugar.

El pequeño Luke conversaba con su abuelo Corlys Velaryon, quien le dijo que él sería su sucesor, el señor de las mareas, Luke le expresó que no quería nada pues significaba que su abuelo estaría muerto.

Jace por otro lado se mantuvo sentado solo y en silencio durante un rato, estaba triste, no por Laena, sino mas bien por Sir Harwin, su verdadero padre. Rhaenyra se acercó a él y el niño le dijo que deberían estar en Harrenhall en el funeral de Sir Harwin, la princesa lo abrazó con pena y le recordó que su familia eran los Velaryons, debían estar con ellos y reconforlarlos.

Después de eso Jace se quedó unos minutos más sentado cáliz bajo, cuando levantó el rostro se encontró con Aemond mirándolo, el príncipe platinado sintió pena por el castaño y por un momento quiso acercarse a él, pero su orgullo no se lo permitió, así que miró en otra dirección.
Jace se puso de pie y fue hacia donde estaban sus primas con su hermana, como si pudiera leer su mente para saber que él también estaba sufriendo un duelo en silencio, Rhaela, una de las niñas de Daemon, tomó la mano de Jace con cariño.

Aemma también estaba triste, pero sus dos hermanos ya mostraban demasiada tristeza, uno de los tres tenía que esforzarse para poder darle fuerzas a los demás, cuando vio que tanto Jace y Luke ya no estaban solos, se movió hacía el balcón del lugar, donde podía ver el inmenso mar debajo de ella.

Ahí finalmente soltó unas cuantas lágrimas, pues sabía que ahí nadie la vería. Aunque el pequeño Aemond no tardó en seguirla y cuando se paro a su lado se dio cuenta que la niña lloraba.

-Lamento tus pérdidas Aemma, sé que la princesa Laena era muy cercana a tu familia, especialmente a tu madre- Aemma asintió con pena y se apresuró a limpiarse el rostro- También siento lo de Sir Harwin, ¿le tenías bastante aprecio verdad? - Aemma sintió un fuerte dolor en el pecho.

"Probablemente él era mi padre, y de no ser su hija parecía quererme como tal" quiso decir Aemma en verdad, pero aunque confiaba en Aemond no podía decirle tal cosa.

-Fue el único que quiso enseñarme a pelear con una espada, nunca hizo caso a los que no dejaban de decir que no era correcto, fue un gran hombre- la princesa soltó un suspiro y Aemond se sintió mal al ver los ojos hinchados de la niña y su nariz roja, acercó su mano a las de la princesa que estaban descansando en el balcón e hizo lo mismo que Baela con Jace.

A unos cuantos metros de ellos estaba Rhaenyra viendo la escena, y más lejos estaba la reina también observando, ambas damas se miraron la una a la otra por unos segundos y luego desviaron la vista hacía los niños de nuevo.

Ver a Aemma y Aemond tan cercanos entre ellos, les hizo recordar a ambas la amistad que alguna vez ellas tuvieron.

Por un momento Rhaenyra pensó que no importaban las diferencias entre su familia y la de Alicent. Esos lazos que empezaban a crearse entre sus hijos mantendrían a la familia unida, por lo que la paz seguiría en el reino.

Aemond y Aemma tenían un momento de paz hasta que Aegon se metió enmedio de ellos sosteniendo una copa de vino.

-Ustedes son la pareja perfecta - Aegon abrazó a su hermano por la espalda para molestarlo - Ambos sin un dragón que montar, podrían crear su propio escudo familiar, un cerdo con alas, incluso podrían poner uno pequeño en la cuna de sus hijos-.

-Parece que estás de mal humor Aegon, de lo contrario no tendrías que molestar a los demás para sentirte bien- Aegon bufó y empujó a su hermano, detestaba que su sobrina no se molestara de la misma manera que lo hacían Jace, Luke y su hermano, ella no se quedaba callada ni perdía la compostura, y detestaba aún más que Aemma tuviera razón de las cosas, Aegon no estaba para nada contento.
-¿Qué te aqueja? ¿Se ha terminado todo el vino ya? - A Aemond por otro lado le gustaba que Aemma siempre se defendiera, y no solo a ella, defendía a sus hermanos a capa y espada, también lo defendía a él de Aegon, incluso de sus hermanos cuando eran ellos quienes se burlaban de él o lo trataban mal.

-Está molesto porque mi madre ha hecho oficial el compromiso de él y nuestra hermana, Healena- Aegon le dio un golpe en el hombro a su hermano por contarlo.

-Solo mirala, es tan rara - los tres miraron a la esquina donde se encontraba Healena, sentada en el suelo murmurandole cosas a la enorme araña que tenía en sus manos.

Aemma sintió pena por su tía, ella le agradaba bastante, habían aprendido a bordar y coser juntas, Healena era mayor que Aemond, bastante tímida, pero también muy dulce. Aemma le proponía que jugarán antes de volverse la fiel compañera de Aemond, pero Healena siempre la rechazaba pues parecía vivir feliz en su pequeño mundo con los insectos.
Ella y Aegon eran tan diferentes entre sí así como lo era Aemma.

-No deseo escuchar tus quejas, con su permiso - La chica se movió dejando a los dos príncipes vestidos de verde teniendo una conversación acerca del deber a cumplir de Aegon y regresó a donde estaban su hermano y primas.

Fuego y Sangre: Aemma Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora