Cerca del agua

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Tratar de dar calma a su madre, le había llevado más tiempo de lo esperado a Aemond. Y la reina se había quedado en silencio, solamente porque el té que los maestres habían preparado para ella la hicieron dormir.

-¿A donde crees que vas?- preguntó Aegon, quien observaba como Aemond se preparaba para salir.

-¿Querías que peleará con tus hombres, o no?- soltó Aemond malhumorado mientras terminaba de colocarse su armadura.

-Se que sólo lo haces porque Healena te lo pidió- dijo Aegon mientras miraba la copa de vino que sostenía en una de sus manos- Debo admitir que tengo sentimientos encontrados por nuestra hermana. Aún en su demencia demostró apoyo hacía mí, lo que me hace pensar que quizá decidió quitarse la vida porque sabía que no sería capaz de darme otro hijo digno de tomar mi lugar algún día - dio un trago al vino - Aunque es una perra por haberse llevado consigo a Jaehaera, quizá la niña habría sido mejor mujer que su...-.

-Cierra la boca por una puta vez en tu vida, Aegon. Estás hablando de tu hija como si se tratará de cualquier mujer- Aemond se acercó hecho una furia a Aegon y lo empujó contra el marco de la puerta haciendo que este tirara la copa que tenía en las manos.

-Guarda esas fuerzas para tu pelea con la puta de nuestra hermana y sus bastardos- dijo Aegon entre risas, como si el que Aemond lo hubiera lanzado con tanta fuerza le divirtiera.

-Estás demente, Aegon- Aegon se encogió de hombros.

-Otro día me hubiera molestado por tu rabieta. Pero hoy estoy de buen humor porque al fin sacaré a la puta de Rhaenyra y sus bastardos de nuestra vida.... Y mis dos hermanitos formarán parte en ello- dijo en tono burlón.

-Hago esto porque Healena me lo pidió antes de morir, no por tí- Aegon asintió.

-Pero aún así lo harás. Y pesé a que has sido un traidor antes, tengo fé en tí hoy... Después de todo la razón por la que siempre me traicionabas era por la estúpida hija de Rhaenyra, pero ahora está muerta y sé que la vida de nadie mas en esa familia te importa realmente, al contrario, creo que ansías ir por la cabeza del imbécil que te hace usar ese parche encima de tu horrible rostro- se burló.

Aemond apretó los puños y por un momento quiso moler a golpes a su hermano ahí mismo, pero si quería hacer lo que Healena le había pedido, debía salir ya, aparte de que ya había perdido demasiado tiempo con Alicent.

-Vete a la mierda, idiota- Aemond comenzó a caminar, dejando solo a Aegon, quien al parecer estaba demasiado ebrio, pues las últimas palabras de Aemond lo dejaron riendo por un rato.

[...]

"¿Qué carajos hago aquí?" Se preguntaba así mismo Aemond mientras viajaba en lomos de Vhagar.

De pronto Tessarion apareció en la dirección contraria a la que el iba.

-¡Aemond! ¡Que bueno que has venido!- dijo Daeron quien parecía haber visto un fantasma.

Su piel estaba más pálida de lo usual y parecía asustado.

-¿A donde vas tú? ¿Por qué no estás en la pelea?-.

-¡Tienen más dragones de los que creíamos! Nisiquiera alcanzamos a llegar a Rocadragon cuando cuatro jinetes comenzaron a quemar todo ¡A duras penas pude escapar!-.

-¿Y decidiste abandonar a tus hombres y dejarlos morir?- preguntó Aemond-¿Cómo es que te llaman Daeron "el osado"?-.

-¡Iba a matarme! ¡Ella tiene a Vermithor! ¿Sabes cuan fácil habría sido que me devorará con todo y mi dragón?-.

-¿Quién tuvo el valor de reclamar a Vermithor?-.

-¡Aemma! - La cara de sorpresa de Aemond fue imposible de ocultar.

Fuego y Sangre: Aemma Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora