"Por los viejos tiempos"

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Tal como dijo Aemma, Daemon estaba de acuerdo con su decisión de quedarse en King'sLanding, aunque se sintió celoso de que Aemma aceptará que fuera su abuelo y no él quien la comprometiera con alguien.

"Mantén a tus amigos cerca, y a tus enemigos aun más" le dijo a Rhaenyra, quien aunque no estaba de acuerdo con tener a su hija lejos terminó aceptando bajo la condición de que está regresase en cuatro meses a Rocadragon antes de que su madre que se encontraba en cinta nuevamente, diera a luz al nuevo bebé.

El rey no perdió el tiempo y comenzó a enviar cuervos a todo el reino para dar aviso a que recibiría canditados para su nieta.

Aemma era una joven bastante inquieta, por lo que tras las primeras semanas ahí, se había comenzado a aburrir.

No entrenaba nunca pues Sir Criston no la dejaba hacerlo asegurandole que eran órdenes de la reina, tampoco hablaba con nadie más que su abuelo ahí, y eso era solo por poco tiempo en las mañanas cuando iba a su habitación a desayunar con él.

Luego la chica se pasaba el día entero caminando sola por las partes del castillo que le eran permitidas visitar, eso también por ordenes de la reina quién se había molestado cuando encontró a Aemma en el suelo jugando con sus nietos mientras Healena se encontraba bordando en un sillón. La reina pensó que así como se metía de fácil en la habitación de sus nietos, también lo haría en la de Aegon o Aemond.

En cuanto llegaba la hora de cenar, era el momento más incómodo el día, la primera noche quiso tomar lugar junto a Aemond, pero la reina le dijo que ese no era el lugar para la invitada, por lo que la hizo moverse al otro lado de la mesa, quiso entablar una conversación con él, y además de la mirada de desaprobación que la reina le lanzó Aemond apenas le respondió unas tres palabras. Entendió rápido que él no deseaba hablar con ella.

Cada noche era lo mismo, escuchaba a Aegon decir cada estupidez posible, Healena casi siempre estaba en silencio, aunque de vez en cuando murmuraba cosas para ella. El rey preguntaba cosas a Aemma y conversaban un poco, hasta que la reina Alicent y Otto Hightower encontraban como meterse a la conversación, pero lo peor era cruzar miradas en la mesa con Aemond, porque la hacia pensar que este quería hablar, pero en cuanto le servían la comida, él la devoraba a gran velocidad para poder retirarse de la habitación rápido.

Una tarde Aemma salió a volar en su dragón alrededor del reino.

Extrañaba su hogar y a su familia, ahora entendía porque su abuelo se veía tan deprimido siempre. La chica se sintió frustrada porque nisiquiera volar le levantaba el ánimo, pues veía a ambos lados y sus hermanos no estaban ahí para acompañarla.

Ese día se aburrió de solo volar en círculos arriba de la ciudad y decidió ir más lejos. Voló por el campo abierto hasta las montañas que se encontraban a kilometros de la ciudad y ahí dejó que Seasmoke bajará y descansará un rato.

Al estar en la cima de la montaña tenía una buena vista del castillo y más atrás, el mar.

De pronto algo cayó del cielo a sus espaldas con tanta fuerza que la hizo dar un salto. Se dio la vuelta para mirar encontrándose con Vhagar y Aemond bajando de ella.

-Parece que alguien ha encontrado mi lugar de descanso- habló el príncipe que caminaba hacía la chica.

Seasmoke apenas y se movió un poco en cuanto Vhagar aterrizó, seguramente era porque la conocía bien ya que ambos habían pertenecido a los Velaryon, recordó Aemma.

-¿De qué descansas? ¿De tú familia? - le dijo la chica en tono burlesco.

-No me digas que de eso has venido a descansar tú - el chico le sacaba casi una cabeza de altura, y trataba de intimidar a Aemma, aunque claro estaba, que a ella no le afectaba para nada.

-¿Tienes permiso de hablar conmigo aquí, tío? ¿O también saldrás huyendo de mí como lo haces en el castillo? - la chica sonrió al ver que aquello había hecho que Aemond tensará la mandíbula.

-¿Quién dice que huyo de tí? Tal vez solo no me place hablar con mi insoportable sobrina- Aemond también disfrutaba ver a la chica enojarse por sus palabras.

-Te lo creería si no pasaras tanto tiempo mirándome desde lejos - Aemond se acercó más a la chica, quedando separados a solo centímetros, quería hacerla sentir miedo y que le bajará la mirada como hacían todos los demás para no tener que verle la cicatriz en la cara.

-No trates de intimidarme como lo haces con todos los demás en el castillo, no me asustas ni un poco - Aemond levantó una ceja.

-Así que tú también te la pasas mirándome - las mejillas de la chica se tornaron de un color rojizo, causandole bastante gracia a Aemond - ¿Por qué me buscas tanto princesa?¿Qué querías de mí? -.

-Quería tenerte cerca de mí- la respuesta de la chica tomó por sorpresa a Aemond -En el pasado disfrutábamos la compañía del otro y creí que podríamos hacerlo ahora también, supongo que me equivoqué - Aemond sintió culpa al ver la mirada de la chica, ver sus ojos le recordó a la niña que lo acompañaba en la biblioteca todos los días -Ya no importa, voy a dejar que sigas solo tal y como te gusta - la chica quiso alejarse de Aemond y dio unos pasos, pero éste intentó tomarla del brazo y terminaron agarrados de la mano a cierta distancia.

La chispa que Aemond había sentido de niño pareció reactivarse en ese momento, mientras que Aemma sintió algo nuevo encenderde en ella por primera vez en su vida.

-Espera Aemma, no tienes que irte tan pronto- en cuanto vio que la chica bajó la mirada hasta donde las manos de ambos se unian, Aemond sintió pena y la soltó rápido - Suelo venir a este lugar casi siempre que no estoy en el castillo, puedes acompañarme si lo deseas-.

-¿Dejarás de ignorarme tío Aemond? Eso significa desobedecer a tu madre y nunca te he visto hacerlo- lo miró como si estuviera retandolo.

-Hay muchas cosas que no me has visto hacer, princesa- había algo en la manera en que Aemond la llamaba princesa que hacía que Aemma sintiera que su sangre se calentaba y el pulso se le aceleraba - Correré el riesgo, por los viejos tiempos - la chica le sonrió, haciendo que Aemond olvidará por un momento lo enojado que se sentía todo el tiempo.

¿Qué tenía Aemma que lo hacía querer aceptar lo que ella pedía con tan sólo decirle unas cuantas palabras?

¿Qué tenía Aemma que lo hacía querer aceptar lo que ella pedía con tan sólo decirle unas cuantas palabras?

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Fuego y Sangre: Aemma Velaryon Where stories live. Discover now