Mi dulce Aemma

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Daemon pudo separar a su hijastro mayor y su sobrino gracias a Rickon.

El príncipe estaba de malhumor gracias a las riñas de los jóvenes, y ambos hijos de Rhaenyra sabían que no era buena idea llevarle la contraría a Daemon cuando este había perdido la paciencia, por lo que ninguno de los dos castaños protestó cuando su padrastro los envió a sus habitaciones.

Lord Corlys vio la manera en que Daemon miraba a Aemond, por lo que invitó a Rickon a acompañarlo a salir del comedor, dejando a los dos platinados solos.

-Cuando dije se fueran a sus habitaciones te lo decía a ti también-.

-No soy un niño. No puedes darme órdenes y esperar que las siga enseguida como las bestias de Rhaenyra - Daemon levantó una ceja.

-Sigues siendo impulsivo y de mal carácter ¿Qué crees que hubiera pasado sí hubieras estrellado la cabeza de Luke contra la mesa con más fuerza? ¿Cómo crees que hubiese reaccionado Aemma si hubieras matado a su hermano frente a sus ojos? -.

-Ella misma me habría asesinado-.

-Seguramente- se mofó Daemon - Mejor vete a dormir ya, sobrino. Te espera un viaje al amanecer-.

-No pienso pasar la noche aquí después de lo sucedido, solo iré por mis cosas y regresaré a King'sLanding ya-.

-¿Seguro?-.

-Ya he causado muchos problemas, pasar la noche aquí significa arriesgarse a que uno de los hijos de Rhaenyra o yo aparezca sin vida al amanecer. Además es lo mejor para Aemma-.

-Parece que si has madurado aunque sea un poco después de todo- Daemon le dio unas palmadas en la espalda - Los vuelos nocturnos son buenos para aclarar la mente y descargar tus emociones reprimidas, solo procura que Vaghar no queme algo de mucho valor-.

-Gracias por tus palabras- dijo Aemond comenzando a caminar, y antes de salir del comedor se detuvo a mirar a Daemon una vez más -Cuida de los tuyos, tío. Te deseo suerte en la guerra por venir-.

[...]

Aemma acababa de salir del castillo cuando su madre apareció detrás de ella.

Trató de evitar la mirada de su madre, pero fue inevitable que la viera llorando.

-¿Podrías esperar a mañana para decirme que no debí actuar de esa manera? No deseo discutir contigo en este momento - dijo la chica mientras se limpiaba las lágrimas que habían mojado sus mejillas.

-No he venido a discutir ni a hablar de lo que acaba de pasar adentro- respondió Rhaenyra mientras enrollaba su brazo con el de Aemma y caminaba junto a ella -Solo quiero asegurarme de que te encuentres bien, has salido del comedor a punto de estallar por la cólera -.

-Solo me ha superado el enojo al ver a Jace actuar como un imbécil, estos días he estado más irritada, no es para sorprenderse que reaccione mal a algo-.

-No entiendes lo que sucede, ¿Verdad, mi niña?- Aemma miró con confusión a su madre, quien acarició la mejilla de Aemma en un intento por hacerla sentir reconfortada.

Rhaenyra estaba a punto de decir algo más cuándo ambas mujeres vieron a Aemond saliendo del castillo.

-¿A donde vas?- preguntó Rhaenyra haciendo que el príncipe se detuviera y se diera vuelta para verlas.

-De regreso con mi familia, fue un error haber aceptado tu invitación a quedarme -.

-Lo que pasó no estuvo bien, pero no tienes que irte de esta manera -.

-Ya lo he decidido- El príncipe se quitó algo del cinturón y se comenzó a acercar a ellas.

-Esto es para tí - extendió el brazo dándole a Aemma la daga que su abuelo le había obsequiado meses atrás.

Fuego y Sangre: Aemma Velaryon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora