Vhagar

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Los adultos se encontraban en el salón principal del castillo de Driftmark mientras los niños habían sido enviados a las habitaciones.

Aemma acompañaba a Baela y Rhaena, las hijas de Daemon.

Parecía ser una noche bastante calmada, o eso parecía hasta que se escuchó un fuerte rugido proveniente de afuera.

Baela se acercó a la ventana y vio a Vhagar, la dragona de su difunta madre, emprender vuelo con alguien en en su espalda.

Vhagar no pasaba desapercibida nunca, era la dragona más grande y de las más viejas en Westeros, también era un dragón de guerra, perteneció a Visenya, una de las esposas y hermana de Aegon el conquistador.

-Alguien está montando a Vhagar - les dijo a las otras dos niñas.

Aemma pensó que debían informar a Jace, las tres niñas se pusieron los zapatos y corrieron a la habitación donde descansaban Jace y Luke.

Los cinco niños salieron a hurtadillas del castillo y fueron a averiguar quien había tomado a la dragona.

Mientras caminaban por el oscuro pasillo hasta las afueras del castillo se encontraron con Aemond que parecía ir llegando.

Aemma lo supo de inmediato.

¿Quién era al que siempre sacaban de los pozos de dragones cubierto de cenizas porque intentaba conseguir su propio dragón? ¿Y quién más tendría tantas agallas como él?

-Has reclamado a Vhagar - le dijo Aemma.

-Así es, ella me ha elegido como su jinete, ahora me pertenece - a Baela y Rhaena nos les gustó aquello.

Aemma trató de no tomar partido en el asunto y dejó que sus primas fueran las que hablaran.
-Vhagar fue el dragón de mi madre, y ahora sería el de mi hermana - le dijo Baela, y es que el huevo de Rhaela nunca eclosionó al igual que el de Aemma, por lo que tampoco tenía un dragón.

-Pues debió reclamarla antes- se defendió Aemond.

-Te la has robado- acusó Rhaena.

Aemond se enfureció pues sabía lo que le había costado conseguir que la dragona lo obedeciera, había arriesgado su vida por ello.

Además todos sabían que los dragones no eligen a cualquiera como jinete.

-No se la robé a nadie, tu madre ha muerto. Aemma, tu eres mi única amiga y la única que juega en mi equipo, eres la más inteligente de todos aquí, diles que mi reclamo fue justo - Aemma tenía una batalla interna consigo misma, por una parte sabía que seguramente Aemond había demostrado ser digno de Vaghar, pero también pensaba que era justo que Rhaena la reclamará, y si no lo había hecho ya era porque su madre acababa de fallecer.

-No deseo meterme en el asunto- Aemond se sintió dolido porque Aemma no lo había defendido como siempre lo hacía.

-Tu Jacaerys, eres el mayor después de mí, debe de haber algo de madurez en tí, diles que no le he robado a nadie- Aunque no le agradaba demasiado su sobrino por lo mucho que lo molestaba junto con Aegon, el platinado creyó que podría ayudarlo aunque sea por una vez, o que a lo mucho le dijera lo mismo que Aemma.

-La dragona no te pertenece- habló Jace haciendo que Aemond se enfureciera más.

-Dejen de molestarme o se las daré de comer a mi dragona - Baela, quien era parecida a Aemma en su forma de ser, se enfureció tanto con el comentario de Aemond que corrió hacia donde él estaba y lo golpeó en la cara.

El niño no lo pensó dos veces y empujó a la niña con tanta fuerza que cayó al suelo.

Aemma corrió a ayudar a Baela a ponerse de pie, en todo eso Jace se metió en la pelea y comenzaron a intercambiarse golpes con Aemond.

Aemond había perdido el control, la rabia se había apoderado de su cuerpo, tal vez porque ninguno de los presentes había querido estar de su lado.

Fue tanta la rabia de Aemond que tomó una piedra del suelo para golpear a Jace, Luke se metió para ayudar a Jace, Aemond le pegó tan fuerte en la nariz que era seguro que se la había roto.

Aemma tuvo que meterse y agarrar por la espalda a Aemond en ese momento, él cegado por el enojo no se fijó que era ella y creyendo que se trataba de Jace levantó la mano donde tenía la piedra y la golpeó en la cabeza haciéndola tambalearse por lo desorientada que la dejó el golpe.

Rhaena y Baela gritaron horrorizadas y corrieron a agarrar a Aemma.

Aemond se dio cuenta de a quien había golpeado y palideció, incluso dejó caer la piedra.

Tal vez la pelea hubiera terminado en ese momento si Luke no hubiera aprovechado que Aemond estaba distraído para empujarlo.

Eso reavivó el enojo de Aemond y en cuanto se puso de pie y tomó del cuello al niño con la nariz rota.

-¿Deseas morir al igual que tu padre? -.

-Mi padre está vivo- dijo casi llorando el pequeño Luke.

-¿No lo sabe verdad?- Aemond miró a Jace.

-¡Ya ha sido suficiente Aemond! - le dijo Aemma.

-Esto no es contigo Aemma, tú no eres como tus hermanos... Estúpidos bastardos Strong- esa fue la gota que rebalsó el vaso para Jace, había tocado su punto débil, y enfurecido el castaño sacó la pequeña daga que llevaba en el cinturón y fue hacía Aemond.

Aemma le dijo a Rhaena que corriera a buscar a los guardias, pues sabía que la pelea solo empeoraría a partir de ahí.

Aemond soltó a Luke para defenderse de Jace, logró esquivar el ataque de Jace, y en cuanto tuvo la oportunidad lo golpeó a puño cerrado.

En un intento por cubrirse de los golpes Jace dejó caer la daga, pero ni con ambas manos libres pudo salvarse de la fuerza que tenía Aemond en ese momento.

Jace cayó al suelo y Aemond tuvo tiempo de recoger la piedra que había soltado antes.

Parecía que Aemond en verdad deseaba matar a Jace.

-Ahora tú y tú pequeño hermano aprenderán a respetarme y a no meterse conmigo- levantó la piedra y cuando iba a estrellarla sin piedad en la cara de Jace, esté le lanzó arena en los ojos, cegandolo por poco tiempo.

En ese momento Luke de tan solo seis años que había tomado la daga de su hermano del suelo, hizo lo que cualquiera en su posición hubiera hecho, en cuanto sintió que Aemond iba a atacarlo de nuevo, se defendió con la daga y lo hirió en el rostro, justo en un ojo.

Aemond cayó al suelo boca abajo mientras gritaba y se retorcía del dolor.

Aún cuando él había sido el primero en ponerse fuerte con los golpes y en provocar a Jace llamándolos bastardos, Aemma no pudo resistirlo y fue hacía donde él.

-Tranquilizate por favor, te lo suplico- acarició la espalda del niño quien se sobresaltó al sentir el tacto de la pequeña.

No es que quisiera rechazarla, es que estaba aterrorizado.

Entonces alguien tomó a Aemma y la cargó.

Eran los guardias que habían llegado demasiado tarde al lugar

Fuego y Sangre: Aemma Velaryon Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin