Fuego y Sangre: Aemma Velaryon

La última cena

Toda la familia se encontraba alrededor de la enorme mesa esperando que el rey hiciera su aparición.

El rey Viserys se sentó enmedio, teniendo a un lado a su esposa y en el otro a su hija Rhaenyra. El hombre que apenas podía mantenerse de pie solo dio unas palabras a su familia, agradeciendo por estar ahí con él.

Aemma supo que el momento se acercaba y miró a Aemond quien estaba a su lado en la mesa.

-Antes de que traigan toda la comida dejaré que mi nieta de una noticia respecto a su compromiso - el rey miró con una débil sonrisa a la chica y Aemma tomó aire para luego ponerse de pie.

Todos en la mesa centraron su atención en ella.

-Así es familia, esta mañana le hice saber al rey mi decisión y ahora deseo compartirla con ustedes- la chica miró a Aemond, esté se puso de pie y tomó su mano -Aemond y yo sentimos amor por el otro y hemos decidido unirnos en matrimonio tan pronto sea posible, mi abuelo nos ha dado su bendición esta mañana-.

Todos en la mesa se habían quedado boquiabiertos a excepción del rey y Otto Hightower.

Hubo silencio incómodo durante unos segundos hasta que la dulce Healena comenzó a aplaudir, haciendo que los demás se unieran al aplauso, con excepción de algunos claro.

-Sé que no a todos les agradará la idea de nuestro matrimonio por las diferencias que nuestras familias han tenido por años, y me consta que han sido enormes - habló Aemond señalando el parche en su cara. Aemond sintió la mirada de Aemma y bajó un momento la mirada para hacer contacto visual con ella acariciar su mejilla con delicadeza- Y aún con todas esas diferencias presentes, yo daría mi vida por Aemma, porque la amo -.

Las palabras de Aemond incluso lograron conmover a la reina, nunca había escuchado a su hijo expresarse así, siempre le había parecido tan insensible con todo que creía que no era capaz de sentir amor por nadie mas que él, pero ahora viéndolo tratar con tanta delicadeza a la chica se daba cuenta de lo romántico y sentimental que podía ser.

Rhaenyra por su parte primero miró a la reina que ya había cambiado su semblante de enojo, luego miró a su hija y se sintió llena de nostalgia, Daemon la tomó de la mano por debajo de la mesa y con eso entendió perfectamente como se sentía Aemma. ¿Y quién era ella para oponerse a lo que su hija sentía por su tío?

-Un brindis por la princesa Aemma y el príncipe Aemond- Rhaenyra levantó su copa y todos brindaron por ellos, incluso la reina brindó mirando directamente a Rhaenyra con una pequeña sonrisa - Una boda siempre crea alianzas entre familias, me parece que ya es tiempo de celebrarnos los unos a los otros. Empezaré yo haciendo un brindis por la reina Alicent, quien siempre ha sido una buena esposa, ella ha cuidado más que nadie a mi padre y por ello siempre estaré agradecida - Alicent le agradeció a su hijastra por sus palabras y se puso de pie para dar un brindis también.

-Brindó por la princesa Rhaenyra, que será una gran reina un día - las mujeres se sonrieron y aplaudieron, y después de ellas fue Daemon quien brindó por Sir Otto y viceversa.

Aegon se la había pasado molestando a Jace todo el tiempo pues estaban uno a la par del otro, le dijo a Baela, quien como prometida se encontraba siempre al lado de Jace, que lamentaba "la decepción que seguro se llevaría cuando se tuviera que acostar conJace", le dijo que si un día quería saber lo que era estar satisfecha él con gusto la ayudaría. Eso enfureció tanto a Jace que golpeó ambos manos en puño sobre la mesa, Rhaenyra le lanzó una mirada a su hijo advirtiéndole que se controlará.

-Yo quiero brindar por los conpromisos de Aemma, Rhaena y Baela, estar casada no es tan malo, la mayoría del tiempo te ignora, excepto algunas noches cuando está demasiado borracho - Healena no lo había dicho con mala intención, era lo que le había tocado vivir a ella, aún así todos en la mesa se rieron y Aegon se sintió avergonzado.