★ 26

30.1K 2K 100
                                    

Me quito el pelo por enésima vez de delante de la cara, pero vuelve a caer por encima de mis gafas a los pocos segundos.

Odio las rebeliones de mis mechones.

–¿Cuándo va a venir?– pide Carolina, cogiéndome del brazo y mirando la hora en mi reloj.

–¿Te crees que lo sé?– suelto, seca.

Mi madre me ha obligado a llevarme a mi hermana a cenar, pues ella estaba "muy ocupada". Mi padre, cómo no, ha rechazado mi propuesta con la excusa de que tenía mucho sueño, por lo que a los últimos que podía llevarme eran a mi hermana y a mi cuñado. Y mi madre no me ha dejado llevarme a Andrés.

Había pensado unas cuantas veces en llamar a Rebeca para suplir la plaza de Lina, pero no me lo cogió hasta que hube insistido doce veces. Y ni siquiera me lo cogió ella, sino un hombre con la voz muy gruesa y relativamente agotado. Preferí no preguntar, ni siquiera le di tiempo a decir nada más que "diga". Es mejor que lo averigüe yo mañana.

Mi hermana se alisa la camisa blanca medio oculta por su falda de tubo de brillantes plateados y se toquetea su inseparable coleta una y otra vez, con una estúpida sonrisa en su estúpido rostro de estúpida niñata mimada.

Sus ojos apuntan en una dirección paralela a la mía, por lo que me obligo a mí misma a darme la vuelta para encontrarme al hombre de mis pesadillas justo detrás mío abrazando a su padre.

–Dios– suspira mi hermana, demasiado exagerada.

–¿Estás viendo a esos dos?– pregunto, apoyándome en la puerta del coche y cruzándome de brazos, señalando con la cabeza a mi jefe y a su hijo, que a la vez es nuestro empleado.

–No, estoy viendo al perro que pasea esa anciana– murmura, irónica.

–Ya decía yo, veterinaria– río, dando por sentado que no he pillado su ironía en su tono de voz.

–¿Tú eres tonta?

–Señoritas– interrumpe Hugo Schneider, en traje y engominado, sonriéndonos desde cerca. Desde muy cerca.

¿Cuándo ha venido?

–Vamos, camina– le digo a mi hermana, quien, embobada, se ha quedado de piedra babeando por alguien que no es su novio.

Doña perfecta, te he pillado.

–Mi padre ya ha entrado– aclara el chef, acompañándonos al restaurante.

–Me alegro– digo yo, intentando sonar terca.

–Eres una borde– susurra mi hermana.

He conseguido sonar terca.

–Vienen conmigo– informa al maître, entrando en el maravilloso comedor del Simply Soft, quien me mira con espanto, pero luego asiente.

–Tata, ¿no nos presentas?– pregunta mi hermana, siguiendo a Hugo por al lado de mesas llenas de gente.

Le pellizco un brazo cuando dice "Tata".

–Carolina, este es Hugo, el que debería estar trabajando aquí y no en mi hotel.

El chef se gira y me ofrece una sonrisa pícara. ¿Qué coño hace?

–No podía alejarse de mí, por eso me contrató.

–¡Te contrató mi chef!

Él posa un dedo en mis labios para que me calle. Ese contacto me provoca un escalofrío.

Le pego un manotazo y aparta su dedo de mi boca.

–Pero en el fondo tú querías contratarme.

–Deberías estar poniendo tiritas en los platos de todos estos clientes, en lugar de meterte conmigo.

El Chef (2015)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα