Camina

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Las clases de hoy habían llegado a su fin y llegó la hora de cenar. Todos fueron a por su plato, hoy tocaba cenar sopa con fideos y algo de pescado blanco. Sentados ya en las mesas, los chicos mantenían una conversación sobre todo lo aprendido ese día, el pase de micros y demás. -En todas las ediciones de OT ha habido como una canción que representaba esa edición ¿no? -dijo Juan Antonio. 

-Creo que sí, podríamos hacer nosotros una también, molaría. -respondió Alfred. 

Algunos de su misma mesa hicieron gestos de aprobación y entusiasmo. Estaban de acuerdo con Alfred, querían tener una canción grupal propia, que marcara su edición y su paso por la academia. -¿Empezamos cuándo terminemos la cena? - dijo Alfred. Todos afirmaron. 

Algunos ya estaban dandole vueltas a la letra. -¿Sobre que podríamos hacerlo? -preguntó Mimi. -Sobre nuestro paso en la academía, ¿no? Sería lo más especial, sobre nosotros y lo que sentimos al estar aquí. A mí eso me gustaría, podría escuchar la canción en unos años y que me recordara todo esto. -dijo Amaia. -Buah, que horror, olvidadlo. -volvió a decir avergonzada. 

-Que dices tía, eso es genial. -decía Mireya tras sorber algo de sopa. 

-Eres genial Amaia... -decía Alfred mientras acariciaba su hombro.

Ella no pudo evitar sonrojarse y apartar la mirada de Alfred. Este chico cada vez le atraia más. Ese gesto la dejó avergonzaba durante toda la cena, pero no quería separarse de Alfred, ni dejar de escucharle hablar sobre su música o sobre la canción que estaba componiendo o simplemente sobre la broma que le gastó a Agoney hace un momento. 

En la otra mesa se podía notar la tensión en el aire. Aitana estaba sentada junto a Ana sin decir nada. Ana no paraba de mirar hacía la otra mesa, donde estaba sentada Mimi. Las dudas y pensamientos daban vueltas en su cabeza. -Que guapa está.-pensó. -Pero Ana, ¿qué dices? para. -se dijo así misma.

-¿Has dicho algo? -le dijo Aitana.

-No nada, solo pensé en voz alta.

Ana avergonzada bebió algo de agua y se levantó para coger una mandarina. 

-Tío,  no se como se pudo creer esa tontería. Era evidente que la canción era para ella. -dijo Roi en voz baja a Cepeda.

-Yo que sé Roi, es lo primero que se me ocurrió, además también era verdad lo que le dije. Osea que... -dijo Cepeda levantando los hombros.

Todos acabaron de cenar y mientras unos fregaban los platos, los demás iban a coger algunas libretas, lápices y las guitarras para empezar a componer ese himno. 

Reunidos ya todos en el salón, se sentaron en el sofá y empezaron a soltar ideas. Tras media hora, ya tenían el principio algo cuadrado. - Quiero ver tu mirada al vuelo... -cantó Aitana. 

-Nena, quiero verte emprender el vuelo. -ideó Mimi.

-No no, eso por estructura, no. -le respondió Alfred.

Por cada frase intentaban cuadrarla con la melodía pero ninguna les encajaba, esto estaba empezando a ser un desastre. -¿Por qué tiene que ser quiero y no puede ser otra cosa? -dijo Amaia. - Porque les moló- dijo Miriam señalando a Agoney y Alfred.

-Quiero ver emprender el vuelo, quiero ver emprender tu vuelo, quiero ver alzar, alzarte... -decía Mimi.

Miriam intentaba cantar esas frases pero seguían sin convercer a todos.

-Quiero ver, el vuelo emprendido en mi ser.- cantaba Aitana.

Las luces del salón se apagaron, eso significada la hora de dormir, pero los chicos no querían irse todavía sin acabar la canción, así que decidieron seguir aunque fuera a oscuras. 

-Venga chicos, vamos a grabar las dos primeras estrofas con el puente y el estribillo y nos vamos a dormir. -dijo Ricky.

- ...Y te encuentro en medio de esta eterna despedida, Camina, da un paso al frente y respira, este es el regalo de la vida, nada nos puede frenar. Siente que la música nunca termina, junta tus manos con las mías, nunca dejemos de soñar... na na nanana na na na nana....

-Huelo el éxito -río Alfred. 

De pie detrás del sofá hablaban Agoney y Aitana. -Entonces, ¿estas con Raoul? - Agoney lo miró y no pudo evitar sonreir. -No, es decir, no sé, nos estamos conociendo. - respondió. -Bueno, todo poco a poco. -le sonrió Aitana. Se abrazaron y Agoney fue a sentarse al lado de Raoul de nuevo.

Siguieron cuadrando la letra durante más de media hora, hasta que decidieron ir a dormir y consultarlo con la almohada. Por la mañana a veces las cosas se ven con más claridad. Cuándo era medianoche y los chicos ya dormían, algo hizo que Roi se despertara. Era Ana. - Roi, ¿puedo dormir contigo esta noche? No me encuentro muy bien y no quiero dormir sola. -le dijo Ana con la voz desgarrada, casi a punto de llorar. - Claro. -dijo levantando la sábana para que entrara. -Si quieres pongo una almohada enmedio o algo. -dijo Roi mientras cogía la almohada que tenía en su cabeza. -No seas tonto. -dijo Ana mientras se acercaba a Roi. 

No podía creerse nada. Estaba en shock, tenía a Ana durmiendo junto a él y encima lo estaba abrazando. Hoy iba a ser una de las mejores noches para Roi. De repente Ana, empezó a llorar. -¿Quieres hablar?- le susurró Roi. -Solo abrázame. -respondió. Roi la abrazaba mientras pasaba su mano suavemente por su cabeza. Poco a poco notaba como Ana se calmaba y se iba quedando dormida. No podía evitar esbozar una sonrisa al verla a su lado, pero decidió que era mejor que Roi se fuera a la cama de Ana, no quería que nadie pensara nada más allá y cuándo fue a levantarse Ana le cogió del brazo. -¿ Adonde vas? No me dejes sola por favor. 

Roi volvió a tumbarse a su lado. -Nunca. -susurró.

QueriendOTWhere stories live. Discover now