Déjame sola

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Cepeda rió antes de que Aitana pudiera contestar a nada. -Que es broma, ¿como vas a gustarme?-dijo este apartando a Aitana de encima suyo y dejándola caer en su cama.
Luis sabía perfectamente que esto no era así, amaba a Aitana cada día más y le dolía muchísimo tener que esconder sus sentimientos para no hacerla sentir incómoda de nuevo.
-Pues vaya pena. -respondió ella quedando tumbada en la cama de Cepeda.
Cepeda se quedó mirándola confundido. -¿Vaya pena? -repitió este para él mismo. ¿Qué quería decir Aitana con esa respuesta? Luis estaba confundido.
Aitana ocupaba una sonrisa de oreja a oreja, miraba a Luis mientras acariciaba su barba, algo que le gustaba mucho de él. Este solo quedaba mirando el lunar que tenía Aitana en su nariz, le parecía la cosa más mona del mundo.
-Oye Luis, ¿puedo confesarte algo? -dijo esta cogiendo una mejor postura en la cama.
-Dime. -respondió este tumbándose boca arriba apoyando sus brazos bajo la cabeza.
-Tengo dudas. Muchas, muchas dudas.
-¿Dudas? ¿Sobre qué?
-Sobre ti... quiero decir, sobre tu y yo, es decir, sobre nosotros. -dijo nerviosa.
Cepeda giró la cabeza para cruzar la mirada con Aitana. Esta tenía los ojos brillantes. -Ven aquí anda. -dijo apartando los brazos de detrás de su cabeza para acurrucar a Aitana junto a su pecho.
Esta daba golpecitos en el pecho de Luis mientras intentaba encontrar las palabras adecuadas, pero no las encontró.

-¿Estas segura que quieres dormir aquí? -dijo Alfred metiéndose en la tienda de campaña que estaba en mitad fr la sala de ensayos.
-Si, claro. -dijo Amaia.
-Bueno vale, entro yo primero.
Alfred agarró su almohada y la tiró al fondo de la tienda, después agarró algunas mantar e hizo lo mismo, más tarde se metió él.
Colocó su almohada, se echó encima las mantas y quedó tumbado esperando a que Amaia entrase.
-Alfred coge esto porfa. -le dijo esta desde fuera.
Este se acercó a la puerta de la tienda y allí estaba ella, sonriente, dándole su manta. Alfred nervioso agarró esta y la metió dentro.
Pasados unos minutos Amaia entró a la tienda y tras esto las luces comenzaron a apagarse. Llegaba la hora de dormir en la academia.
-Bueno pues, buenas noches... supongo. -dijo Alfred tumbandose para el lado contrario al que se encontraba Amaia.
-¿Ya? ¿No quieres hablar ni nada?
-¿Tu quieres hablar?
-Si, ¿no? -dijo esta.
-A ver, ¿de que quieres hablar?
-De nosotros.
Alfred se quedó en shock. -¿De nosotros? Bien, eh...
-¿Yo te gusto Alfred? Dime la verdad.
-Ya sabes la respuesta Amaia.
-Quiero oírla de tu boca. Por favor.
-Me gustas mucho Amaia, no sabes cuanto. -dijo este acariciando su mejilla y con voz de bebé.
-Tu también me gustas Alfred. respondió Amaia antes de lanzarse a besarlo.
Los dos se apartaron con expresión de sorpresa y terminaron riendo.
Se acercaron un poco más, hasta quedar Amaia abrazada a Alfred.
-Buenas noches bebé. -dijo Alfred.

Roi había agarrado a Ana en volandas para apartarla de Cepeda y Aitana y la había llevado a su cama, que se  encontraba al principio de la habitación. -Es hora de dormir señorita. -dijo dejándola allí tumbada antes de volverse a su cama.
-¿Ya te vas a ir? -dijo esta agarrando su brazo.
-¿Quieres que me quede? -respondió Roi acercándose a Ana y pasando la pierna por encima de esta, hasta quedar por encima de ella en la cama.
-¿Hay que terminar lo que empezaste en el bus no? -dijo ella antes de agarrarle de la camisa y tirar de él para acercarlo a su boca.
Roi no pudo evitar besar esos labios tan suaves que ocupaba Ana.
-Iros a un hotel. -saltó Cepeda desde su cama mientras observaba el panorama.
-Más quisiéramos. -contestó Roi.
Este se apartó de Ana y se dejó caer a su lado en la cama.
-Cuando apaguen las luces, nos vamos a otro sitio. -dijo Roi.
Todos los concursantes comenzaban a ocupar sus camas para dormir y las luces poco a poco se iban apagando hasta quedar casi completamente a oscuras.
Ana, con cuidado, se levantó de su cama, pudiendo ver entre las sombras como Roi le hacía señas indicándole por donde tenía que pasar.
Al salir fuera de la habitación, un poco de luz salía por la zona de la pared. Esto les dejó algo de mejor visión que les permitió llegar hasta su destino, las duchas.
Tuvieron la suerte de que el 24 horas ya había sido desconectado.
-Vamos, entra. -dijo Roi dándole un toque a Ana en el hombre. Esta se había quedado quitándose el micrófono.
-Espera,espera, tienes que coger... ya sabes...
-Si, espera, entra. -susurraba Roi.
Este dejó entrar a Ana y después salió para coger algo a los armarios.
Abrió el suyo, sacó su maleta y empezó a rebuscar en ella.
Pasados cinco minutos, guardó algo en su bolsillo del pantalón y andó rápido hasta las duchas de nuevo.
-Ya estoy. -dijo al entrar. -Dios, mio,  de, mi, vida.
Ana se había quitado la ropa. Estaba desnuda ante la atenta mirada de Roi.
-¿Vas a acercarte o te vas a quedar ahí embobado mirándome? -dijo Ana.
Roi nervioso comenzó a desvestirse apresurado y Ana agarró la precaución que traía guardada Roi en su bolsillo.
-Solo me queda ese. -dijo Roi preocupado.
-Pues habrá que aprovecharlo bien entonces. ¿No crees?
Roi se acercó a Ana y comenzó a besarla apasionadamente. La agarró por las caderas y la subió encima mientras la apoyaba contra la pared.
Ana podía notar el erecto miembro de Roi bajo su entrepierna. Decidió agarrarlo y empezar a masturbarlo. Roi mascullaba pequeños gemidos en el oido de Ana. No quería que los escuchara nadie.
Roi hacía lo mismo con ella tras dejarla de nuevo tocar el suelo.
La espalda de este estaba siendo rasgada por las uñas de Ana, que se dejaba llevar por el placer que sentía en ese instante.
Roi volvió a agarrar a Ana, esta vez dejándola apoyada en la pared de una de las duchas.
-Levanta esta pierna. -dijo señalandola.
Ana le hacía caso sin decir ni una palabra. Roi se colocó la protección en su miembro y se dispuso a introducirlo dentro de ella.
Las manos de Ana estaban apoyadas en la pared, al igual que su cara. Roi intentaba ser lo más cuidadoso posible, no quería hacerle daño a Ana. Nunca lo haría. Lo único que deseaba en ese momento era estar con ella, y no iba a dejar que nadie estropeara ese momento.

-Ey, Aiti, Aitana...
-¿Sí? -decía esta con los ojos entrecerrados por el sueño.
-¿Realmente crees que te gusto?-le susurró Cepeda.
-¿Todavía estas pensando en eso?
-¿Crees que es fácil olvidarse de algo así?
-Tienes razón, mira Luis... - susurraba Aitana mientras los cubría a los dos con la sábana para que nadie pudiera oirlos.
- Siento algo por ti, nose el qué, pero algo siento. La cosa, esque también siento algo por Vicente y no voy a dejarlo, porque lo quiero.
-¿Por qué siempre tienes que hablarme de él? -dijo Cepeda dándose la vuelta.
-Luis, joder, es mi novio, entiéndelo.
-¿Entonces yo que mierda soy para ti?
-No lo sé, Luis, no me agobies por favor. -dijo esta antes de salir de la cama de Cepeda y correr a uno de los baños.
Cepeda salió de su cama y fue a buscarla.
-Aitana losiento, sal por favor. Háblame de él las veces que quieras. Por favor. Sal.
-No, déjame sola. Vete, por favor.



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