Bailes urbanos

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Sonaba el timbre que indicaba el comienzo de la primera clase, los concursantes estaban listos para sudar con Magalí. Se les hizo una clase eterna, llena de ejercicios, máquinas, algún que otro tirón y sudor. Tras acabar esta, algunos fueron a ducharse y otros a desayunar. Tenían que reponer fuerzas tras todo el ejercicio. La segunda clase sería de imagen y comunicación con Andrea Vilallonga. Todos fueron a la sala del televisor, se sentaron en aquellos sillones con forma de escalera y en cuanto Andrea entró por la puerta, empezó la clase. En ella repasaron la primera gala, mirando cada gesto inadecuado en sus actuaciones y como corregirlos. Pasada la mitad de la hora de la clase, Andrea los decidió sacar a la sala de ensayos, haciendo que se sentaran en círculo. De nuevo iban a seguir con lo que dejaron a medias en la primera clase. Uno salía del círculo y se ponía de pie enfrente del espejo, la profesora le hacía algunas preguntas sobre como se veía, si le gustaba lo que veía, si era así, lo que más le gustaba y sino, lo que menos, después se daba la vuelta y sus compañeros escribían una cualidad de esa persona en una pizarra que traían y comentaban el por qué. Todos los chicos que no llegaron a hacer esta actividad en la primera clase pudieron hacerla en esta. Uno de estos fue Agoney. En una de las preguntas que Andrea le hizo, Agoney respondió que se veía pasota, fiestero... y en ese momento Raoul saltó por detrás con un no muy seco.

-¿Qué dices? -dijo Agoney.

-Que no eres así.

-Bueno, pues esa es tu opinión. -dijo Agoney volviendo a su imagen en el espejo.

Andrea hizo callar a Raoul y siguió hablando con Agoney. Tras algunas preguntas hizo que este se diera la vuelta para que sus compañeros pudieran girar las pizarras. 

Simpático, inseguro, correcto, seguridad, fuerza, guay... fueron algunas de las cualidades que le dijeron a Agoney. -¿Por qué has puesto inseguro? - dijo señalando a Raoul. -Porque muchas veces tiene miedo a decir lo que siente de verdad.

-Raoul, tenías que poner una cualidad sobre lo que pensaste sobre él la primera vez que lo viste. Tu primera impresión. Cámbialo.

Agoney quedó mirando a Raoul. Sus labios articulaban un 'Lo siento' el cuál no fue correspondido. Andrea mandó sentar a Agoney y tras sentarse este se levantó Nerea. La clase no duró mucho más ya que el segundo timbre sonó. Antes de terminar, la profesora les dió a los chicos un regalo, una bolita antiestrés con forma de animalitos. -Mira que mono. -le dijo Aitana a Alfred. Este le enseño el suyo, que era un pollito y comenzó a darle pequeños picotacitos a Aitana en el cuello. Esta reía como una niña pequeña y Alfred acabó abrazándola. 

Tan rápido como acabó la clase de imagen y comunicación comenzaba una de bailes urbanos. No tuvieron tiempo para descansar y se metieron rápido a calentar. Esa clase también se pasó volando. A Ana se la veía más contenta tras haber hablado con Mimi ayer y haber pasado la noche junto a Aitana. Estaba disfrutando del baile, Aitana y Ana bailaban mirándose la una a la otra algunas veces, riéndo y compartiendo el momento. -¿No podemos quitar los pasos estos de por medio? Esque me lio. -decía Aitana mientras reproducía los pasos. -No, ya tenéis algo que ensayar. -dijo la profesora. Siguieron ensayando, aprendieron nuevos pasos como 'Badaway' en el cuál tenian que levantar un pie y posarlo de nuevo en el suelo, como si pulsaran un botón repetidas veces y a la vez mover las caderas al ritmo. Agoney lo hacía perfecto, al igual que Cepeda. -Anda mira, algo que haces bien. -le dijo Aitana riéndo. Cepeda rodó los ojos y se cambió de lado bromeando. Aitana lo siguió y le pidió perdón agarrándose a él como un koala.

Otro movimiento era hacer la ola con el cuerpo, al cuál la mayoría respondieron bien pero otros no tanto. Luis no sabía hacerlo ni de broma y no hablar de Roi o Marina. -Parecemos lagartijas. -dijo Mireya. 

-Sí, desubicadas. -rió Aitana. 

Mimi no podía dejar de mirar como el cuerpo de Ana fluía como una ola de verdad. Sus caderas se movían a la perfección y el movimiento de su culo la hacía recordar como ayer acariciaba su pierna en la cama. 

Había momentos en los que Roi miraba a Ana de reojo o simplemente lo hacía por el reflejo en el espejo. Veía como ella lo ignoraba e intentaba pasárselo bien, aunque veía en ella una mirada perdida, como queríendo irse, ¿había hecho bien en dejar que pase el tiempo? ¿o sabiendo lo que sentía debería haberse arriesgado? No lo tenía claro, pero tampoco podía dejar de mirarla. 

Alfred admiraba a Amaia, aunque ella no era una gran bailarina para él parecía estar echa toda una. Tocaba bailar por parejas la coreografía que habían aprendido, bueno, solo un trozo. Cepeda fue a buscar a Aitana pero esta corrió junto a Amaia, así que siguió hacía delante hasta encontrarse con Ana. Se acercó a ella y le preguntó sí podían bailar juntos, esta le abrazó y le dijo que sí. Mimi se colocó con Ricky, Alfred con Marina, Roi con Thalía, Agoney con Nerea y Raoul con Miriam. 

Cuándo la profesora comenzó a explicar otro trozo que tenían que bailar con su pareja, incluyó twerk. - Buah, yo no hacer eso. -dijo Amaia. -Todo es práctica. -dijo la profesora. La coreografía molaba mucho, así que decidieron seguirla también la próxima semana. 

Comenzó a sonar la canción y las parejas empezaron a bailar. Ana se movía ágilmente como sí hubiera sido bailarina toda la vida, al igual que Mimi, que eran envidiables cada uno de sus movimientos. Ricky bailaba junto a ella con muchísima soltura ya que los dos bailaban genial y se les hacía muy fácil aprenderse las coreos. Las caderas de Ana se movían al son de la música, dirigiendo a Luis, casi tenían la coreo perfecta. Roi veía a sus dos compañeros bailando, moviéndose juntos y no podía evitar que sus celos aflorasen. Pasó de bailar relajado, haciendo el tonto como hacía siempre, a empezar a hacerlo con rabia, algo que empeoraba el baile. -Roi, ¿que te pasa? -decía Thalía. -Nada, nada, perdón. 

Siguieron bailando y cada vez lo hacían mejor. Cepeda no podía evitar bajar la mirada de vez en cuándo, para admirar el cuerpo de Ana, algo a lo que Aitana no quitaba ojo, pero no entendía por qué, acaso se sentía...¿celosa?

QueriendOTDonde viven las historias. Descúbrelo ahora