Esto se queda entre nosotras

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Las 5 de la mañana y Ana aún no podía dormir. -¿Qué acabo de hacer?¿Dónde me he metido? -se decía a si misma mientras  se abrazaba a sus piernas, arañando estas por el agobio.

Miriam dormía a sus pies. No podía mirarla a la cara. Acababa de acostarse con ella, no podía asimilarlo. Se sentía tan mal que no paraba de darle vueltas a la cabeza a todo lo que eso conllevaría. Pasaban las horas y ella seguía allí, pegada a la pared y escondida entre sus piernas, esperando el momento en que vinieran a buscarlas.

Las 7 de la mañana y la alarma en el móvil de Miriam sonó. Esta abrió los ojos y se incorporó quedando frente a Ana. -Buenos días. -dijo Miriam con una sonrisa acercándose para besarla. 

Esta se apartó y Miriam pudo observar los ojos de Ana, estaban rojos y aún acristalados. -¿Estas bien?

-He cometido un error, esto no debería haber pasado. ¿Qué le digo a Roi ahora? Por favor, Roi no, Roi no puede saber esto, no quiero que me deje... lo quiero muchísimo...-repetía una y otra vez Ana tras tumbarse de lado en la cama.

Miriam también se encontraba confundida, ¿por qué se acostó con ella entonces? ¿no la quería? Todo estaba tan mal ahora mismo, pero ella siempre puso la felicidad de Ana antes que la suya propia así que tomó una decisión. -No tiene por qué saber nada. -terminó por decir Miriam algo seria.

-¿Qué? -dijo Ana entre sollozos.

-No se lo digas, aquí no ha pasado nada y yasta. Se queda entre nosotras.

-Miriam pero tu...

-No te preocupes por mi, estoy bien.

-Gracias. -dijo Ana saltando para abrazar a Miriam.

Esta la achuchó entre sus brazos mientras intentaba no emocionarse, todo era tan bonito anoche que parecía un sueño, pero realmente parece que va a seguir siendo eso, solo un maldito sueño imposible. 

Las dos chicas tras calmarse se levantaron para hacer la maleta y vestirse. -¿Voy bien? -dijo Ana mirándose al espejo. -Estas preciosa. -dijo Miriam mientras le daba un beso en el hombro. Después las dos chicas se acercaron a la cocina para coger algo de desayunar. Sobre las 8 de la mañana, llegaron para recogerlas. Las dos se subieron al coche y pusieron rumbo a la academia. Debido al tráfico y que tenían que hacer unas paradas, no llegarían a la academia hasta llegadas las 7 de la tarde.

Cepeda estaba tomando un bol de cereales cuándo miró el reloj. -Mierda. -dijo comiendo más deprisa. Cuándo terminó fue a la habitación y vió a Roi aún en la cama. 

-¡Roi!¡Roi! -decía mientras lo zarandeaba.

-Cinco minutos más... -dijo este dándose la vuelta en la cama.

-Tío, que son las 8, tenemos que irnos, el coche estará abajo.

-¿¡Qué!? -dijo Roi dando un salto de la cama al suelo y levantándose para vestirse lo más rápido posible.

Cepeda ya tenía su maleta en la puerta y esperaba a  Roi fumándose un cigarro. Este ni si quiera  había hecho la maleta aún. -¿Por qué no me has despertado antes?

-Es que estabas tan mono durmiendo... qué decidí dejarte ahí.

-Que idiota eres.- dijo mientras corría hacía el baño para agarrar algunas cosas.

Tras unos minutos, llamaron al telefonillo. -¿Señor Roi Mendez? Vamos con retraso.

-Todavía nos queda un poco. -contestó Cepeda en su lugar.

-Cinco minutos por favor.

Roi llegó a la puerta donde se encontraba Cepeda. -Ya estoy.

-Tío estas sudando.

-Normal coño, menuda carrera me he metido, venga, vamonos.

Los dos chicos se subieron al coche y tras una pequeña bronca del conductor, pusieron rumbo a Barcelona.


-Cariño, ya no queda nada, esfuerzate mucho y sigue así como lo estas haciendo, eres una estrella. Te quiero. -dijo Cosme a su hija.

-Yo también te quiero papá. -contestó Aitana antes de meterse en el coche.

-Dale un beso a Luis de nuestra parte. -rió su madre.

-Lo haré. -sonrió Aitana.

La ventanilla del coche se subió y Aitana bajó la mirada hacia sus piernas. No había dormido mucho esa noche pensando en todo lo ocurrido con Vicente. -¿Habré hecho lo correcto? -pensó. 

Aitana tuvo que hacer también varias paradas para firmar algunos papeles referentes a su paso por el concurso y también llegó tarde a la academia. Al llegar allí, solo había algunos concursantes, entre ellos Amaia. 

Esta corrió a abrazarla. -Aitana...

-Amaia...

-Te he echado mucho de menos. 

-Y yo a ti.

-Y solo ha sido un día... -dijo Agoney entrando al comedor.

-Agoney... -gritaron las dos chicas corriendo a abrazar al canario.

-¿Qué tal? -dijo este cuándo se separaron las chicas.

-Muy bien. -respondió Amaia con una sonrisa de oreja a oreja. -Ha sido genial.

-Bien. -dijo Aitana.

-¿Y ese bien? ¿No has visto a Vicente o qué? 

-Bueno...es complicado.

-Si no quieres hablar de eso no pasa nada. -dijo Amaia mientras le acariciaba el hombro.

-No, si está todo bien. -sonrió Aitana.

-¿De verdad? -dijo Agoney.

-Claro.

Pero el canario sabía que algo pasaba, que su amiga realmente no estaba bien, esa sonrisa no era verdadera, así que decidió lanzarse a abrazarla. Tras esto, notó como Aitana apretaba las manos en su espalda, sabía que ella necesitaba ese abrazo, quizás incluso muchos más, por ello estuvo un gran rato entre sus brazos, hasta que otra personas llegó a la academia.

-¡Alfred! -dijo Amaia corriendo para abrazarlo. 


Cepeda y Roi ya habían llegado a la academia, habían pasado muchas horas, su hora de llegada fue a las 8 de la tarde y junto a su coche, se paró otro, del cual salieron Ana y Miriam. -¡Roi!- dijo Ana mientras corría a abrazarlo.

Este la recibió en sus brazos y le besó la cabeza. Cepeda se acercó a Miriam y la abrazó. -¿Qué tal? -le dijo Miriam.

-Bien, algo mejor. 

-Desde que hablamos ayer estuve preocupada por ti, ¿vas a hacerlo?

-Sí, pero no ahora, no es el momento.

-¿Hacer el qué? -dijo Roi acercándose con Ana aún pegado a él.

-Declararme.

QueriendOTWhere stories live. Discover now