Declaración inesperada

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Noemí citó a todos los chicos en el salón. Pasados unos minutos entró junto a Tinet por la puerta. Los dos, muy serios, se sentaron delante de estos en los sillones que ocupaban parte del salón. -Chicos, tenemos una noticia que daros. -comenzaba a decir la directora. 

-Mañana grabamos la gala de Navidad, pero el día que la emitamos vosotros no estareis para verla. 

Los chicos comenzaban a estar confusos, ¿qué quería decir la directora de la academia con aquella afirmación? Agoney decidió preguntar. -¿Por qué no podremos verla? ¿Acaso nos van a quitar la televisión? -dijo este saltando hacía la mesa alterado. 

Tinet y la directora rieron. -Para nada Agoney. -dijo esta vez Tinet. -Hemos pensado que como llevais mucho tiempo encerrados sin ver a vuestras familias, quizá os vendría bien que pasarais el día de navidad con ellos. 

Los concursantes se echaron las manos a la cabeza. -¿En serio? -dijo Ana abriendo la boca muy sorprendida y alegre. -Sí chicos, tenemos ya el transporte para todos, solo teneis que hacer la maleta.

-¿Y nuestras familias lo saben? -dijo Aitana. 

-Sí, algunos de vuestros familiares, de los que vivis en Barcelona, vienen a recogeros aquí mismo. 

-Ay, Noemí, muchisimas gracias. -decía Amaia levantándose para abrazar a la directora. 

Sus compañeros la siguieron y casi tiran a Noemí del sillón donde se encontraba sentada. -Bueno, bueno, venga, id a cenar que mañana os espera un día duro.

Los chicos emocionados comentaban entre ellos todo lo que iban a hacer cuando llegaran a sus casas. No iban a poder coger sus móviles ni mirar ninguna red social, esa era la única regla que les impusieron Noemí y Tinet. Nada de redes sociales, no querían que los chicos se sintieran machacados por las críticas ni nada por el estilo. Aitana, la primera cosa que quería hacer cuando llegara a su casa era ver Stranger things, aquella segunda temporada que no comenzó antes de entrar. Es lo primero que se le vino a la cabeza tras oír que podían salir de la academia pero luego, volviendo a pensarlo mejor, tenía claro que necesitaba hablar con alguien y esperaba que ese alguien le diera una explicación. Cepeda le dijo que no hiciera ninguna tontería, que todo daba igual, que él estaba bien y que no necesitaba que nadie le protegiera de nada, pero a Aitana le daban igual sus palabras, esto no iba a quedar así.

Miriam estuvo hablando con Agoney, este quería ir a ver a Raoul nada más salir, no podía aguantar ni un minuto más sin verlo pero, también estaba aquella otra persona que nunca llegó a irse del todo de sus pensamientos, Ricky. Por lo que parece ser el encuentro que tuvieron en las duchas dejó en Agoney una marca incapaz de borrarse. -Necesito muchísimo abrazarlo, abrazarlo muy fuerte. -le decía a Miriam. 

-Tienes que disfrutar de tu familia Ago, ya tendrás tiempo para ver a R cuándo salgas.

-¿R? ¿Por qué lo llamas así? -rió Agoney.

-Por las cámaras, no sé, además R mola mucho. -sonrió Miriam. 

-A esta hora ya no estarán las cámaras del veinticuatro horas encendidas... tienes razón además, no creo que pueda ir de mi isla a buscarlo, así que, tendré que seguir echándolo de menos. 

-Por ahora. 

Cuándo los chicos ya habían terminado de cenar y las luces de la academia comenzaron a apagarse, todos empezaban a llegar a la habitación. Alfred, que ya estaba metido en la cama de Amaia, decidió pegarse a la pared y mirar algunas de las fotos que tenía allí pegadas Amaia de su familia. Tras unos minutos, Amaia entró en la habitación, se acercó a su cama y vió como Alfred acariciaba una de las fotos. -¿Qué haces? -dijo esta sentándose en la cama, tapándose las piernas con las sábanas.

-Estas muy guapa aquí, ¿estos son tus padres? 

-Sí, ¿a qué son guapos? -sonrió Amaia.

-Eres igual que tu madre. -sonrió Alfred girándose para quedar mirando a Amaia. 

Amaia se tumbó para quedar a la misma altura que Alfred. Este, con su mano izquierda, comenzó a acariciar la mejilla de Amaia. Esta no podía dejar de sonreir sonrojada. -¿Cuándo me los vas a presentar?

-No sé Alfred... si tuvieramos más de un día...

-Puedo ir después de cenar.

-¿Estas loco? ¿Sabes cuánto hay desde aquí a Pamplona?

-No me importa, solo quiero estar contigo.

Alfred agarró la cara de Amaia y después le plantó un beso en los labios. -Buenas noches. - le dijo. Amaia se dió la vuelta y quedó mirando hacia la litera que tenía enfrente. ¿Sería capaz Alfred de presentarse el día de navidad en su casa?

Ana estaba dormida, ya tapada hasta las orejas en su cama, el frío le comía el cuerpo.  Se escuchó un ruido, algo había caido al suelo, pero nadie lo notó, solamente Ana fue capaz de escucharlo. Se sobresaltó de la cama y quedó sentada en ella. 

-Miriam, ¿qué haces? Me asustaste. -susurró Ana.

-Necesito hablar contigo. 

-¿No puede ser mañana? Ya estaba dormida tía...

-No, necesito sacarme esto de encima cuánto antes. 

Ana algo refunfuñona, salió de su cama y siguió a Miriam hasta el comedor. Esta se sentó en una de las mesas y Ana la siguió sentándose en la silla que la acompañaba. Tras acomodarse en la manta que traía desde la habitación, le dijo a Miriam que hablara.

-Mira, voy a ser directa, porque en la vida hay que ser valiente y si no lo digo hoy, ¿cuándo te lo voy a decir? 

-Miriam... 

-Esque a mí nunca me ha pasado nada de esto, siempre he intentando negarlo cuando me preguntaban y ahora llegas tú, con tu actitud, con esa cara y esos labios y ¿qué hago yo?

-... Miri...

-Bueno, que ahora voy yo y como una estúpida, me enamoro. Pero es que pienso, ¿y Pablo? ¿qué ha sido él para mi todo este tiempo? Porque sé que lo quiero, pero es que luego te veo a tí, ensayando, o cantándome uno de esos boleros que tanto te gustan y me pierdo, me pierdo en tí Ana, que se me olvida todo, ¡que no puedo vivir sin ti! Que te veo mal y me muero, que te veo junto a Roi y se me parte el alma, pero me callo, no digo nada porque él también es mi amigo...

Ana no sabía que decir. Solo se quedaba escuchando las palabras de Miriam con la boca abierta, flipando totalmente con la situación.

-Veo como todos los días me sonries y pienso, ¿será que ella también siente algo o solo es una ilusión mía? Y se que no va a ser lo mismo después de esto, se que no vas a poder mirarme de la misma manera pero yo necesitaba decirtelo, necesitaba decirte que me muero por ti y que pase lo que pase yo siempre estaré ahí para tí, haciéndote feliz aunque tu no lo notes e incluso aunque no quieras, porque Ana, yo sé, que sería capaz de hacerte más feliz que nadie.


QueriendOTWhere stories live. Discover now