Estupor

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Después de un largo día de trabajo con sus canciones los chicos pudieron tomarse por fin un descanso y tomar la cena, esta noche había hamburguesas de garbanzos y ensalada, de postre había natillas de chocolate.

Cepeda estaba ensayando con su guitarra en la sala del ordenador, cuándo cantaba el primer estribillo, Aitana entró por a puerta, este clavó su mirada en ella. Ella estaba muy dolorida por el trato que tuvo con Cepeda ayer y venía a disculparse. Aitana se acercó hacía donde estaba Luis y habló.

-Luis, siento mucho como te traté ayer, me dolió bastante lo que me dijiste, pero en parte tenías razón, no te merecías nada de lo que te dije, perdóname.

El silencio ocupaba la habitación tras su apología. Luis le envió una mirada llena de desdén, no abrió la boca, se dio la vuelta y siguió tocando la guitarra. Aitana un poco decepcionada notó enseguida que Cepeda no quería su presencia en la habitación ahora mismo. Dió un suspiro y se dio la media vuelta. Dando pasos lentos salía de la habitación.Una parte suya aún tenía esperanzas de que este contestara. -Lo que tu veas. - dijo secante sin ni siquiera mirarla.

Aitana se dio la vuelta buscando su mirada pero no hubo respuesta. Miró a la nada y salió de la habitación. Las ganas de llorar se le acumularon en la garganta. ¿Por qué se sentía así por Cepeda? ¿Por qué tenía ganas de llorar?

Amaia, que se encontraba en la sala de ensayos, vió salir a Aitana de aquella habitación. Esta estaba parada frente a la puerta, mirando por el cristal a Cepeda, que se encontraba metido en su música y no hacía caso de la presencia de Aitana. 

Decidió acercarse a su amiga. -Aiti, ¿estás bien? -le dijo agarrando sus hombros. Amaia no encontraba respuesta por parte de esta. Le cogió la cara, la cuál se encontraba mirando hacía el suelo y se la levantó con cuidado. Al mirar a los ojos de su amiga, vió que estaban brillantes y rojizos, a punto de explotar en llanto. -¡Ay! No llores. -decía Amaia abrazándola.

Al fundirse en este abrazo, Amaia miraba por encima del hombro de Aitana, y veía a Cepeda, que estaba ahora mirándolas. Le hizo un gesto, que dejaba claro que Aitana se encontraba llorando, y Cepeda subió los hombros a modo de dejadez. ¿Por qué estaba así con Aitana? Estaba muy confundida. Decidió llevarse a su amiga al comedor y hacerle un té de jengibre y miel. -¿Me vas a contar que te pasa?

Aitana movía la cucharilla que se encontraba en su vaso de una lado a otro, sin pronunciar respuesta. Amaia cada vez estaba más impaciente. Se sentó en la silla que estaba al lado de la de su amiga y la cogió de las manos. -Venga, sabes que puedes confiar en mi...

-¿Por qué Luis está así conmigo? ¿Por qué es tan borde? Yo solo fui a pedirle perdón y me trató como una mierda. -decía Aitana agarrando un pañuelo de su bolsillo.

- No lo sé Aiti, él te quiere mucho, no creo que le pase nada contigo, estará así por la nominación.

-¿Que pasó? -dijo Ana, que acababa de entrar en el comedor y al ver a Aitana llorando, decidió acercarse. 

-Cepeda... -contestó Amaia. 

-¿Quién iba a ser si no?- dijo Ana tomando asiento encima de la mesa cerca de sus compañeras. -¿Que hizo ahora?

-No lo sé. Ví salir a Aitana de donde estaba él a los pocos segundos de entrar y... bueno, la encontré a punto de derrumbarse.

Ana abrazó a Aitana y le dió un beso en la mejilla. -Será mejor que nos vayamos a la habitación si queremos hablar de esto. 

Las chicas agarraron sus bebidas correspondientes y salieron del comedor para ir a la habitación, allí no había nadie así que pudieron hablar del tema. Ana no podía creer lo que Aitana le estaba contando. Ella creía que Cepeda iba a hacer todo lo contrario de lo que en realidad hizo. -¿Pero realmente te gusta Cepeda? ¿Y, Vicente? -decía Ana confundida.

-No lo sé. - contestó Aitana entre sollozos.

-Vas a tener que decidirte por uno, no puedes estar jugando con los dos y mucho menos con tus propios sentimientos. -decía Ana, cuál madre preocupada.

Aitana cogía su taza muy firmemente, miraba fijamente al suelo. Sabía que lo que Ana acababa de decir era verdad. Quería a Vicente, lo quería de verdad, pero Cepeda se había convertido en una debilidad muy fuerte. En ese momento pensaba en todo lo que estaba pasando, en su carrera, en su posición en el concurso, en Vicente y por supuesto, en Cepeda.

En ese momento entró Roi en la habitación, quería llevarse a Ana para ensayar. Esta no se negó y tras besar a Aitana de nuevo en la mejilla, agarró la mano de este para irse con él. 

Fueron a la sala del piano, allí sonaba la canción mientras ellos cantaban sobre ella. Se miraban fijamente cada vez que recitaban una frase de la canción, para ellos no era una simple canción, cada frase definía una parte de su relación. La intensidad iba creciendo en el ambiente, ya no solo estaban cantando, se miraban el uno al otro y se comían con los ojos, cada vez más cerca, cada vez más inestables.

Cuándo estaban solo a unos pocos centímetros de separación, empezaron a notar el calor del cuerpo del otro. Roi no se pudo resistir más, la figura de Ana le hacía entrar aún más en calor. En ese momento la canción se nubló para Roi y su mano, con exaltación, llegó a tocar las partes de Ana, un ardor recorría todo su cuerpo, quería dejar de cantar y llevarse a Ana a otro lugar, quería hacerla suya.

Ana que era consciente de la presencia de las cámaras, apartó su mano con estupor. -¿Qué haces? -dijo exaltada. -Aquí no. -dijo titubeante.

Roi, tras haber vuelto en sí, siguió cantando un poco avergonzado, como si no hubiera pasado nada, pero la verdad, es que todo había quedado grabado.

QueriendOTWo Geschichten leben. Entdecke jetzt